
Un migrante venezolano es el comediante del momento en Chile. Todas las entradas de la gira de Esteban Düch (Maracaibo, 33 años) por nueve ciudades del país austral se han agotado, al menos, hasta finales de marzo. Y el éxito fue algo repentino o, como dice él, un “efecto colateral” del drama vivido por otro humorista compatriota suyo, el caraqueño George Harris, que fue abucheado en el Festival de Viña del Mar al inicio de su rutina el 24 de febrero.
Por Maolis Castro | EL PAÍS
Mientras se instalaba el debate de si el rechazo a la presentación de Harris obedeció a la xenofobia o a una rutina que no convenció al público predominantemente chileno, los chistes de Düch –grabados meses atrás– se hacían virales en redes sociales. Incursionó en la comedia en la pandemia, luego de quedar desempleado como contador auditor, la carrera que estudió en la Universidad de Zulia y de la que se sentía desencantado. Fue en el Bar Comedy, un popular local del municipio de Providencia, donde conoció a humoristas chilenos y tras ver sus rutinas entendió el humor de ese país. “Mi comedia no viene de las referencias venezolanas propiamente, viene de mi propia experiencia como migrante y de ver a comediantes de distintos países, entre ellos Chile”.
Düch emigró cuando tenía 24 años, apenas cuando terminó sus estudios universitarios. No quiso esperar a la entrega de su título, pues la crisis económica en Venezuela se había profundizado. Primero viajó a Miami, en Estados Unidos, y a los dos meses se fue de aquella ciudad porque pensó que nunca podía surgir. Veía cómo todos sus amigos y conocidos venezolanos solo se dedicaban a empleos de baja calificación, sin poder ejercer sus profesiones. Y, luego de escuchar recomendaciones, se decidió por Chile, sin tener amigos ni familiares en este país sudamericano, porque daba mayores facilidades a los migrantes. Fue en 2014, y la Nación a la que llegó ha cambiado su rostro y también su trato con la inmigración. “Mi comedia se basa en la chilenización de los migrantes venezolanos. Es inevitable que el extranjero que lleva muchos años en un país que es ajeno empiece a ocupar modismos, gustos por los alimentos y costumbres de la Nación que te acoge. Y muchos migrantes se sienten identificados con esas situaciones y ríen, pero también los chilenos, que de alguna u otra manera ya tienen un vínculo con los migrantes. Ellos también ríen, porque a los chilenos les encanta ver cómo un extranjero adopta su cultura. Pero también detestan cuando alguien de afuera viene a imponer lo suyo. Si tú lo ofreces como un regalo, como una ofrenda, sí; pero si tú lo quieres imponer, no, jamás”, dice en una conversación en un centro comercial del municipio santiaguino de Independencia, mientras uno que otro transeúnte se le acerca al reconocerlo para saludarlo.
Trabajó en lo que llama los “típicos empleos de los migrantes” que recién arriban a un país: lavó vajillas, hizo sushi en un bar, fue encargado de barra y repartidor de comida rápida. Y de este último hace mofa en algunos de sus chistes, aunque recuerda que fue recibió comentarios xenofóbicos en esa época de clientas. Cuando trabajó en el bar Comedy, llevando las redes sociales en 2021, le dijo a un productor que quería acompañar como telonero a uno de los humoristas chilenos. “Amigo, quiero hacer stand up, ya tengo unos minutos de rutina escritos. ¿Me puedo subir a telonear?”, le consultó, y la respuesta fue “claro… que no. ¡Estás loco! ¿Cómo vas a presentarte acá si nunca has hecho comedia?”. Lo recuerda entre risas, aunque dice que fue doloroso en un principio. Luego se presentó en otros espacios y empezó a exponer sus chistes en redes sociales, como TikTok e Instagram, donde han ganado popularidad. Hoy, su novia, una médico venezolana, dice que “Esteban ya no para casi en Santiago, está de gira por todo Chile”.
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