Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 23 de marzo de 2025

Así se desbarrancó la Plataforma Unitaria Democrática


En el momento más desafiante para la oposición democrática la Plataforma Unitaria agoniza. Así se dieron las cosas

unidad

Nació con el objetivo de convertirse en el “centro de gravedad” de la política opositora, el núcleo donde se definirían la estrategia y las acciones para conquistar la esquiva transición, pero la Plataforma Unitaria Democrática ha devenido en una especie de cascarón vacío, incapaz de dar respuestas a la peor crisis política de estos 25 años.

La renuncia de Omar Barboza a la secretaría ejecutiva confirma la deriva de la coalición. En su carta de despedida, Barboza admite que “no ha sido posible crear las condiciones políticas para enfrentar esta difícil situación unidos”. Reconoce, además, que en esta etapa, quizá la más desafiante en este cuarto de siglo de resistencia frente al chavismo, su rol se ha limitado a “temas administrativos intrascendentes”.

El veterano dirigente zuliano revela que los debates se postergan indefinidamente no solo por las diferencias entre las diez organizaciones que conforman la Plataforma Unitaria, sino por algo aún más grave: la desconfianza. “El temor a las filtraciones limita la posibilidad de debates sinceros sobre los temas de fondo”, confiesa en su retirada.

Voto y diálogo

En buena medida, la alianza ha sido engullida por el liderazgo de María Corina Machado. Sin necesidad de formar parte de la Plataforma Unitaria, la fundadora de Vente Venezuela comenzó a marcarle el ritmo durante el proceso que desembocó en las primarias del 22 de octubre de 2023.

La coalición hizo todo lo posible para convencer a María Corina de que participara en las internas. Accedió a sus peticiones, incluido el rechazo a la intervención del Consejo Nacional Electoral en las votaciones, y descartó la propuesta de marginar a los inhabilitados, con el argumento de que aplicar ese veto sería lo mismo que cohonestar los abusos del oficialismo.

María Corina se midió y alcanzó un triunfo avasallante, que también se interpretó como una derrota aplastante de la dirigencia tradicional de la oposición. Completada la tarea de las primarias de forma exitosa, no faltó quien pensara que quizá había llegado el momento de que la Plataforma bajara la persiana; no obstante, la mayoría reivindicó la necesidad de mantener a la instancia en pie de lucha.

La existencia de la coalición estaba justificada. El artículo 8 de su reglamento, referido a sus funciones, señala como su principal competencia “diseñar y aprobar las estrategias políticas (…) así como la ejecución de las mismas”. Es decir, su fin no se reducía a la escogencia de un abanderado para los comicios presidenciales del 28 de julio.

De hecho, además de avanzar en los temas electorales, la Plataforma recorría el empedrado camino de la negociación con el gobierno de Nicolás Maduro en el marco del frustrado “proceso de México”. Fue la delegación que representaba a la alianza la que firmó el famoso “Acuerdo de Barbados”, que contribuyó con la celebración de las primarias.

Se entendía, entonces, que la Plataforma Unitaria debía continuar como el “centro de la toma de decisiones”, de donde emanarían las líneas a ejecutar en áreas como voto, organización y diálogo. Apuntando a “mantener una política amplia de articulación y estructuración con nuevos actores en función del rescate de la democracia y la conquista del poder, de forma pacífica y electoral en el marco de la Constitución”, tal cual como reza su reglamento.

Giro total

Sin embargo, en la práctica, María Corina asumió la conducción de la oposición. Al constituir el Comando con Venezuela, la lideresa advirtió que no habría repartición de cuotas entre los partidos y la Plataforma Unitariase fue apagando. La candidata y su equipo más cercano eran ahora el eje clave que sostenía la política de la oposición.

Ella fue quien resolvió la escogencia de su reemplazo y puso el nombre de Corina Yoris. Vetada la profesora, se armó un zafarrancho. El gobernador Manuel Rosales se lanzó, argumentando que así protegía la ruta electoral. María Corina lo repudió de plano y la candidatura terminó en manos del diplomático Edmundo González Urrutia.

El plan de María Corina prosperó con el aval de la mayoría de la Plataforma Unitaria. De los diez partidos, siete (Primero Justicia, Voluntad Popular, Causa R, Convergencia, Encuentro Ciudadano, Copei y Proyecto Venezuela) han jugado cuadro cerrado con ella. Solo se le han resistido tres: Un Nuevo Tiempo (UNT), Movimiento por Venezuela (MPV) y, en menor medida, Acción Democrática (AD).

En este balance favorable a María Corina ha sido clave la posición asumida por Primero Justicia, partido que todos los días amanece al borde de la ruptura. Aunque las partes enfrentadas se atribuyen la mayoría de la organización, lo cierto es que la representación de PJ ante la Plataforma Unitaria respalda las posiciones de María Corina, facilitando así que ella conserve el control de la alianza.

Todos a una

Luego del cataclismo del 28 de julio, se cuentan con los dedos de una mano -y sobran dedos- las reuniones de la Plataforma con María Corina y González Urrutia. Una se dio en septiembre tras el exilio del candidato, que aprovechó el encuentro para comentar brevemente las circunstancias que lo llevaron a salir rumbo a Madrid.

El último intercambió se registró en diciembre de 2024. Los partidos le recomendaron a González Urrutia evitar generar grandes expectativas sobre su posible regreso. Consultado sobre el particular, el antiguo embajador aclaró que no tenía ningún “plan” para retornar a Caracas, mas defendió la escalada de su discurso como una forma de aumentar la presión sobre el gobierno de Maduro.

Después de la decepción del 9 de enero y la toma de posesión del 10, ni María Corina ni Edmundo han vuelto a conversar con los delegados de la Plataforma Unitaria. No se ha hecho un mínimo balance de lo ocurrido.

El 27 de enero, María Corina publicó sus “siete principios para la libertad”. El quinto expresa: “No aceptamos ni avalamos ninguna elección antes de hacer respetar los resultados del 28 de julio”. Los miembros de la Plataforma Unitaria se enteraron de esta proclama como el resto de los ciudadanos: revisando las redes sociales. Esas pautas jamás se debatieron en el seno de la coalición a la que -hay que recordarlo- Vente Venezuela no pertenece de forma oficial.

Al final, la mayoría de la alianza ha seguido el rumbo trazado por Machado. Unos con más entusiasmo que otros. Juan Pablo Guanipa (PJ) y Andrés Velásquez (Causa R) llegando al extremo de proponer la exclusión de quienes contraríen los preceptos de María Corina. Mientras desde la otra acera, UNT y MPV responden que se mantienen fieles a los postulados de la Plataforma, que plantean el “rescate de la democracia (…) de forma pacífica y electoral en el marco de la Constitución”.

Otra vuelta

Disminuida y sin una hoja de ruta, la alianza va saltando de comunicado en comunicado. Para eso está quedando. “Solo logramos el acuerdo de tratar con respeto las diferentes opiniones”, confesó Barboza en su misiva. Están de acuerdo en que no están de acuerdo.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD, quizá el ensayo unitario más exitoso intentado por la oposición) sufrió un trance similar. Sacudida por las contradicciones internas, primero “cedió” su espacio a la directiva de la Asamblea Nacional elegida en 2015, para después extinguirse definitivamente tras la abstención de 2018. En medio de la dispersión, se abrió paso el “gobierno interino” bajo la figura de Juan Guaidó y se potenció el G4 (PJ, AD, UNT y VP).

El fracaso de aquel experimento y la necesidad de crear un espacio de articulación entre las fuerzas democráticas, obligó a la fundación de la Plataforma Unitaria. Precisamente se buscaba desmontar la hegemonía de los cuatro partidos “grandes”, sentando las bases de una instancia más plural, que se abriera al país.

Aquí se está pasando del G4 al G1. Siendo la unidad opositora principalmente electoral, la no participación siempre termina abonando al camino de la división. Nadie ha dado por muerta a la Plataforma, pero -según lo expuesto por Barboza- la coalición apenas respira.

Experta en darse repetidamente con la misma piedra, la oposición vuelve a enfrentar un viejo reto: la necesidad de (re)construir su propia institucionalidad. Espinoso asunto que seguramente tendrán que abordar después de las próximas elecciones. O como cantan Carlos Vives y Marc Anthony: “Cuando nos volvamos a encontrar”.

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