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Tormenta política en Colombia.
El presidente Gustavo Petro solicitó este domingo la renuncia protocolaria de «ministras, ministros y directores de departamentos administrativos», pocos días después de un inédito Consejo de Ministros televisado, lleno de reproches, regaños y discusiones, donde se evidenció una fractura en su gobierno que ahora hace aguas.
«Habrá algunos cambios en el gabinete para lograr mayor cumplimiento en el programa ordenado por el pueblo», anunció Petro en X, cuando ya varios funcionarios clave habían dimitido en la última semana, antes de su llamado.
Entre ellos, la respetada ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien el domingo en la mañana hizo pública su renuncia, uniéndose así a titulares de otras carteras como las del ministro de Culturas, Juan David Correa, y la del director del Departamento Administrativo de la Presidencia y amigo cercano de Petro, Jorge Rojas.
La oleada desembocó en Petro pidiendo renuncias protocolarias en la tarde del domingo.
Su solicitud fue atendida por la canciller Laura Sarabia, la mujer que por mucho tiempo fue su mano derecha.
También por la ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez, a cargo de una reforma laboral pendiente de aprobación en el Congreso.
Más renuncias se sucedieron desde entonces, como las de los ministros de Interior, Minas y Energía, Educación o Defensa. Algunos de ellos, de forma irrevocable y no protocolaria como pidió el presidente.
Desde que Petro llegó al poder en agosto de 2022, varias crisis de gabinete se saldaron con reordenaciones ministeriales. Hasta la fecha ya hubo más de 50 nombramientos diferentes.
Su gobierno, el primero de izquierdas en presidir Colombia, vino cargado de promesas para transformar el país, marcado por décadas de políticas conservadoras, conflicto armado, violencia, desigualdades y frecuentes escándalos de corrupción.
Pero a casi un año de nuevas elecciones, la mayoría de reformas no se concretan.
Y viejos fantasmas que datan de su época de alcalde de Bogotá, como las constantes rencillas con aliados y rivales o los cuestionamientos a su capacidad para ejecutar, resuenan en la opinión pública colombiana.
Es un arranque de 2025 desafiante para Petro y Colombia.
En lo que va de año, el país vio cómo se suspendieron los diálogos de paz con el ELN, la guerrilla en activo más grande del país, por una crisis humanitaria y de violencia en la región nororiental del Catatumbo.
Días después, presenció cómo una disputa entre Petro y el presidente estadounidense, Donald Trump, casi acaba en una guerra comercial entre ambos países.
Ahora se suma esta enésima crisis política del petrismo que en BBC Mundo te explicamos con cuatro razones.
1. El detonante Benedetti
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Que en 2025 se venía una nueva reordenación ministerial era más que un secreto a voces.
El propio ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, lo anunció en diciembre.
«Todos sabemos que al término de una legislatura y comienzo de la otra, y más este año que es un año electoral (…) se vienen las renuncias», dijo entonces Cristo, quien anunció su salida este lunes.
Sin embargo, esta oleada de dimisiones se precipitó con el nombramiento de Armando Benedetti como nuevo jefe de despacho de Petro el pasado 4 de febrero.
Este último es una figura esencial para entender el triunfo electoral de Petro en 2022 y también muchas de las contradicciones y polémicas que desde entonces acompañan al presidente.
Benedetti lleva más de 30 años en política, navegando por gobiernos disímiles como el de Juan Manuel Santos o el de Álvaro Uribe.
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Se le describe como un personaje más interesado en el poder que la ideología. Un ejemplo claro de la vieja política tradicional colombiana tan criticada por la izquierda.
Ha sido señalado, sin condena, en casos de corrupción. También pesan sobre él denuncias de agresiones machistas.
Tanto el exministro de Culturas como la exministra de Ambiente habían manifestado que no podían trabajar con él por las denuncias de violencia machista en su contra.
Benedetti, mano derecha de Petro durante la campaña, certificó con el presidente «un matrimonio de conveniencia» para la victoria electoral de 2022, según le recuerda a BBC Mundo Carlos Cortés, abogado de la Universidad de Los Andes con una maestría en medios y gobernanza de comunicación de la London School of Economics.
Por su perfil, Benedetti nunca fue popular entre el ala más tradicional de la izquierda aliada con Petro.
Por ello, analistas atribuyen que su nombramiento como embajador de Venezuela tras las elecciones fue una jugada para darle un rol clave, pero lejos de Bogotá.
Meses después, en 2023, Benedetti salió del gobierno tras un escándalo nacional que incluyó la publicación de unos audios en que parece reclamarle a Sarabia —entonces jefa de despacho y una antigua colaboradora suya — que lo hubieran aislado, y que amenazaba con publicar detalles de una supuesta financiación ilícita a la campaña de Petro.
Con este antecedente, en Colombia sorprendió que el presidente recuperara a Benedetti para su gobierno.
«Todo esto estalla ahora», explica Cortés, como se evidenció en el Consejo de Ministros que retrató la crisis gubernamental en el mismo día del nombramiento de Benedetti.
2. El caótico Consejo de Ministros
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Pocos eventos han generado una confusión mayor en la opinión pública colombiana como ese Consejo televisado que duró casi seis horas.
Para los defensores de Petro, fue un ejercicio de transparencia, de mostrar, sin penas, que el gobierno estaba dividido y que era necesario cambiar piezas para afrontar lo que queda de mandato.
Para los críticos evidenció la falta de cohesión y la improvisación e incapacidad del gobierno que llevan meses denunciando.
«También que Petro se porta muy mal con sus aliados», añade Cortés.
El presidente regañó en directo a sus ministros por las más de 100 promesas de cambio incumplidas, les acusó de no ser tan revolucionarios como él y defendió a Benedetti.
Lo hizo incluso a pesar de las críticas recibidas por algunos nombres icónicos de su administración, como la vicepresidenta, Francia Márquez o la ministra de Ambiente, Muhamad, una izquierdista reputada a quien se le atribuye gran parte del éxito de la COP16 de Biodiversidad que acogió Colombia en 2024 y quien acompañó a Petro desde que era alcalde de Bogotá.
Márquez dijo que «respetaba, pero no compartía» el nombramiento de Benedetti. También denunció supuestas actitudes irrespetuosas de Sarabia contra ella y su equipo.
«El exhibido consejo de ministros del martes 4 de febrero de 2025 se recordará en la historia nacional como el día en que un Jefe de Estado aplastó su propio gobierno, tras haber confesado el fracaso de su gestión y haber puesto en la picota pública (…) a varios funcionarios suyos», se pronunció con dureza Álvaro Leyva en X, quien fuera el primer canciller de Petro.
La razón por la que el mandatario defendió tanto a Benedetti y criticó a sus ministros en público, al punto de costarle la ruptura con su círculo más fiel, es una incógnita.
Yann Basset, politólogo de la Universidad del Rosario en Colombia, menciona el rumor, compartido en muchos círculos de opinión, de que Benedetti podría estar chantajeando al presidente, algo que fue insinuado por la vicepresidenta en el mencionado Consejo.
«Pero simplemente puede deberse a la reconocida terquedad de Petro», le dice Basset a BBC Mundo.
3. El reajuste de la izquierda
Puede que el factor Benedetti y el caótico Consejo detonaran la crisis, pero en realidad se enmarcan dentro del desgaste del petrismo que casi arrancó con la legislatura en agosto de 2022.
«Hay conflictos que vienen de lejos, que tienen que ver con el liderazgo de Petro», menciona Basset.
A pesar de frecuentes reordenaciones ministeriales, el politólogo defiende que Petro había conseguido mantener unida a gran parte de la izquierda colombiana, tradicionalmente dividida.
«Es una unidad que ahora se cierra. Por primera vez vemos críticas abiertas en la izquierda, insistentes y compartidas, al liderazgo de Petro», dice Basset.
A muchos en Colombia no se les escapa que, con las elecciones de 2026 a poco más de un año, en la izquierda se vive un reordenamiento de cara a la cita.
El Pacto Histórico, la coalición de varios partidos izquierdistas que impulsó Petro para ganar en 2022, parece desgastada y herida.
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«Petro intenta promover que esos partidos acudan fusionados a 2026 otra vez. Si van separados, puede ser una catástrofe electoral. A pesar de sus intentos, mucha gente de la izquierda se resiste a la fusión», añade Basset.
Por ello el analista pide no ignorar la recomposición de los distintos partidos colombianos y la preparación de candidaturas y fórmulas electorales como fondo de esta crisis.
4. El tiempo que se agota
Durante el Consejo de Ministros, Petro fue crítico por el alto número de promesas incumplidas en su «gobierno del cambio».
Prometió traer la «paz total», reformar la salud, el trabajo, la educación, las pensiones y decenas de otros cambios.
Petro saldrá del gobierno el 7 de agosto de 2026, en año y medio.
Otras reformas, como la de la salud y laboral, acumulan meses de atasco y debate en el Congreso.
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Y la política de paz total está en más entredicho que nunca después de que enfrentamientos entre el ELN y disidencias de las Farc generaran una crisis humanitaria en el Catatumbo, con decenas de muertos y decenas de miles de desplazados por la violencia en enero.
El último apuro del gabinete, según Basset, daña más si cabe al cambio que promueve Petro.
«Si se trata de reforzar esta idea, el hecho de que Muhamad y Ramírez, las ministras más cercanas a la izquierda, salgan peleadas, hace pensar que el gobierno tendrá que salvaguardar lo que queda de gobernabilidad», dice Basset.
Con el tiempo que resta, el descontento y la falta de apoyos, dice el politólogo, ve muy difícil que el gobierno saque adelante las reformas.
«Le apostaría a que intentará salvar los muebles, mantener a mucha gente contenta y buscar una mejor ejecución de los recursos que tiene para llegar a 2026 con cartas para mostrar», concluye el analista.
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