Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Gloria Cuenca: Forma y contenido



Considero indispensable reflexionar en torno a la cuestión de la forma y el contenido. En medio de esta especie de esquizofrenia que compartimos los sufridos habitantes de Venezuela, parece relevante y necesario aclarar algunas cuestiones pertinentes a lo que anuncio en el título. Primero clarifiquemos que entendemos por FORMA. Nos referimos a lo que vemos, percibimos, en un primer momento, sin analizar lo que hay en el fondo. La forma, se refiere al cómo son los hechos, sucesos, palabras y cosas. Las palabras dichas en determinada circunstancia, el tono de la voz, el lenguaje corporal, el dedo índice -acusador- implican comunicación, o su intento: “El regaño era pertinente, ¡no! cómo lo dijo”. ¿Tiene trascendencia?  Dijo Enmanuel Kant, “la forma,  más importante que el contenido”. Expresó qué, “en materia ética es más importante ¿cómo? se hacen, o dicen las cosas¿qué? las cosas que se dicen o hacen”. Esta postura dio origen a la corriente de la ética formal. La discusión filosófica no tiene una respuesta definitiva. Las corrientes formales de la ética son minoría, ante las de contenido, o material. (Atención, no confundir. No se trata del materialismo histórico, hablamos de lo material.) Al estudiar Ciencias de la Comunicación y reconocer las disciplinas, se abrió un abanico importante de éticas formales. Comunicólogos y periodistas tenemos que aceptar: nuestra ética es formal. Así como la de la mayoría de las disciplinas que existen y se activan al interior de la Comunicación Social. En efecto, la ética de la Comunicación y la del Periodismo, entre otras, son parte de la ética formal, donde más importante es, ¿cómo, se dicen se presentan o hacen las cosas? antes de considerar los hechos, sucesos, desde el contenido: ¿qué se dice o haceLa forma en la comunicación, la información y el periodismo es trascendental. Entre las más graves deformaciones, anti éticas en el periodismo:“el amarillismo”. Refiere  a un tema de forma. Ni hablar de las otras ramas de la comunicación: cine, televisión, fotografía, propaganda y publicidad, entre otras varias. TODAS con ética formal. Poco se habla de esto, por cuanto, por sabido, se obvia. 

     Los llamados izquierdistas, socialistas y comunistas, tienen una “galleta” (perdón por el coloquialismo) con relación al tema de la forma; mientras Fidel Castro, (me consta, estuve allí,) le dio importancia a la forma, especialmente al protocolo.   Estimuló a niños y jóvenes para que aprendieran buenos modales y, a comportarse en la mesa. Se formó, en el Colegio de los Jesuitas en Cuba, estuvo interno. Obtuvo educación y buenos modales. Eso le hizo considerar la necesidad de la forma. Mientras aquí, el llamado Socialismo del Siglo XXI, arremetió, con furia en contra de la forma. Según mi perspectiva, producto de un gran complejo de inferioridad, más la desorganización mental de algunos. Esos estimularon la negación de la importancia de la forma, lo que impidió desarrollar y entender su trascendencia. Se hizo constante la imitación a Castro. Sin embargo, aquí, con chabacanería y vulgaridad en discursos y palabras se contaminó a la mayoría de los seguidores, (especialmente) los de poca formación; se llegó a odiar la forma. Se buscó eliminar el protocolo y toda norma creada para la diplomacia. ¿Qué pretendían? eliminar lo que sentían:  discriminación y exclusión. Hubo falta de educación desde los primeros años, en el hogar y la escuela. Si se quiere corroborar lo que digo, búsquense los largos y tediosos discursos de Castro; se observa, no dice una sola mala palabra. Menos una grosería. Aquellas peroratas, que duraban 6 o 7 horas no contienen groserías, tampoco vulgaridades. Los grandes líderes comunistas y revolucionarios, como Lenin, Mao Tse Tung, o Ho Chi Ming, ni siquiera Stalin habla o escribe con vulgaridades, menos usan malas palabras. Ninguno de ellos arremetió contra la forma, en el lenguaje, el comportamiento, la apariencia, como se pretendió hacer aquí, tampoco con el protocolo, producto del enorme complejo de inferioridad, que fue evidente. Se notaba en discursos, conversaciones y manifestaciones, con el objetivo de hacerse cercano a la gente. En un primer momento así ocurrió. Al pasar el tiempo, al darse cuenta la mayoría del pueblo, qué  les engañó sin misericordia y las palabras no significaban hechos; se trató, de palabrería hueca, propaganda, manipulación, sin resultados tangibles, progresivamente, perdió todo apoyo. Finalmente, toda conexión con el sustituto, desapareció, quedó demostrado el 28 de julio. No debería existir duda sobre la trascendencia de la forma y lo formal, especialmente, en el ámbito de lo comunicacional, lo informativo o lo periodístico, como ya ha sido dicho, reiteradamente.  Nuestra ética, la del periodista, es  formal. Un accidente de automóvil, por ejemplo,  resultan muertos sus ocupantes, digamos 4 personas, por exceso de velocidad del conductor, puede y debe ser transmitido dentro de las normas del periodismo informativo, con seriedad y cuidando, la forma: sin sangre, sin cadáveres, menos si están ensangrentados. Las fotografías imprescindibles. Debe informarse noticiosamente. Deberá buscarse fotos de los fallecidos, en cualquier otro momento. No del estado en el que quedaron. Por lo contrario, fotos del accidente, sangrientas sería un típico caso de amarillismo. Sin embargo, deberá el periodista y fotógrafo, revisar y decidir, si presenta la forma en la que quedó el carro siniestrado y sus ocupantes. Decisión fundamental, las fotos pudieran ser, prueba irrefutable de la veracidad del hecho.  La publicidad y la propaganda también tienen una ética formal. Lo más sensato: equilibrio entre forma y contenido. No olvidarlo.

https://www.costadelsolfm.org/

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