Un viaje de 150 años desde los peligrosos inicios con fuego hasta la eficiencia energética actual: cómo se han transformado las costumbres navideñas.
La tradición de adornar los árboles de Navidad con luces ha sido una constante en muchas familias, especialmente en los Estados Unidos, aunque la costumbre se ha ido transformando con el paso de los años. Desde el uso de peligrosas velas en los primeros días hasta la llegada de las luces LED, la historia de la iluminación navideña está marcada por invenciones, mejoras tecnológicas y cambios culturales.
Las primeras luces navideñas
Antes de la invención de la bombilla eléctrica, la costumbre de iluminar los árboles de Navidad era una tradición peligrosa. A principios del siglo XIX, las familias estadounidenses decoraban sus árboles con velas encendidas. Aunque estas velas creaban una atmósfera mágica, representaban un riesgo.
Durante las festividades, las familias se reunían alrededor de sus árboles para encender las velas, y con frecuencia se mantenían de pie cerca de los árboles, con cubos de agua o arena a la mano, listas para apagar cualquier posible fuego. A pesar de estas precauciones, los incendios eran una ocurrencia común, hasta la llegada de las bombillas.
La invención de la bombilla incandescente
En 1879, Thomas Edison presentó al mundo su bombilla incandescente, un invento que transformaría la iluminación en todo el mundo. A medida que Edison perfeccionaba su creación, hizo una serie de demostraciones públicas para generar interés en su producto, incluyendo una famosa exhibición en Menlo Park, Nueva Jersey, en la víspera de Año Nuevo. Esto atrajo a miles de personas y puso a Edison en el centro de la atención mediática. Sin embargo, no fue sino hasta tres años después que las bombillas incandescentes se relacionaron con la Navidad.
El primer árbol de Navidad iluminado eléctricamente
El verdadero hito en la historia de las luces navideñas ocurrió en 1882, cuando Edward H. Johnson, vicepresidente de la Edison Electric Light Company, decoró su árbol de Navidad con 80 bombillas eléctricas de colores en su casa de Manhattan. Este primer árbol de Navidad iluminado con luces eléctricas marcó el inicio de una nueva era para esta tradición.
Johnson había utilizado bombillas rojas, blancas y azules, colgándolas entre las ramas de un gran árbol sobre una plataforma giratoria en su sala de estar. Un reportero del Detroit Post & Tribune quedó maravillado por la novedad, describiéndola como “el árbol con sus frutos estrellados”. Esta idfusión fue clave para popularizar las luces eléctricas en las celebraciones navideñas, aunque su uso no se generalizaría de inmediato.
La expansión de las luces navideñas eléctricas
La democratización de las luces de Navidad ric empezó a producir luces navideñas eléctricas en 1890. Sin embargo, estas luces eran tan caras que solo las familias adineradas podían permitirse ese lujo. Las primeras instalaciones de luces navideñas requerían un generador o batería para alimentar las bombillas, y además, necesitaban la intervención de un electricista para conectar cada bombilla de manera segura.
El costo de decorar así un árbol de Navidad era exorbitante, y solo unos pocos podían disfrutar de esta novedad. Las luces de Navidad se convirtieron rápidamente en un símbolo de estatus social, una exclusividad de ricos.
La democratización de las luces de Navidad
A medida que la tecnología mejoraba y los costos disminuían, las luces navideñas se volvieron más accesibles. En 1903, los grandes almacenes comenzaron a vender cadenas de luces precableadas a precios más razonables. Para 1914, el precio de una cadena de luces había bajado considerablemente, y en los años 20, las luces navideñas ya estaban al alcance de muchas familias estadounidenses.
Un hito importante fue la decisión del presidente Grover Cleveland, en 1894, de decorar por primera vez la Casa Blanca con luces eléctricas, usando 100 bombillas multicolores para adornar el árbol. Esta muestra de luces contribuyó a popularizar la tradición a nivel nacional.
Sin embargo, el momento más emblemático de la expansión de las luces de Navidad llegó en 1923, cuando otro presidente, Calvin Coolidge, celebró la Navidad en la Casa Blanca con un árbol que contaba con 3.000 bombillas eléctricas, un número impresionante para la época. La adopción generalizada de las luces navideñas no solo mejoró la seguridad, sino que también permitió que cada vez más familias participaran en la tradición.
La industria de las luces navideñas
La expansión de las luces de Navidad fue impulsada en gran parte por las compañías eléctricas, que vieron una oportunidad para vender productos de iluminación. A medida que la popularidad de esta decoración navideña crecía, la industria eléctrica comenzó a promover estos productos como una forma de aumentar las ventas. Un panfleto promocional de la época declaraba que “todo el mundo es un escenario en Navidad”.
Entre las compañías más destacadas de esta época se encontraba la NOMA Electric Company, fundada por Albert Sadacca. A pesar de la difícil situación económica durante la Gran Depresión, la empresa logró sobrevivir gracias a una agresiva campaña publicitaria que apelaba a la unidad familiar y el espíritu navideño. En la década de 1930, NOMA comenzó a producir luces navideñas de formas extravagantes, como payasos, brujas y Papá Noel, lo que contribuyó a darle un toque más festivo y accesible a las decoraciones.
La evolución de los diseños de luces
A lo largo de las décadas, los diseños de las luces navideñas fueron cambiando de acuerdo con los gustos y las tendencias de la época. En los 40, las Bubble Lites, bombillas con forma de vela que producían un efecto de parpadeo al calentar un líquido dentro de la bombilla, se convirtieron en un fenómeno popular. Sin embargo, la industria enfrentó desafíos durante los años 60, cuando los estadounidenses comenzaron a preferir árboles de aluminio, un material conductor de electricidad. Las luces defectuosas podían causar accidentes graves al cargar de electricidad los árboles metálicos, lo que hizo que muchas familias optaran por luces giratorias o ruedas de colores. En 1966, debido a esta crisis y la competencia extranjera, NOMA se declaró en quiebra.
El diseño de las luces tradicionales de Navidad, como las pequeñas bombillas incandescentes con cables verdes, dominó el mercado hasta la década de 1970, cuando comenzaron a popularizarse las luces LED. Estos nuevos sistemas de iluminación no solo reducían el consumo de energía en un 80 a 90%, sino que también eran más duraderos y seguros. Aunque las luces LED pueden costar entre un 1% y un 2% más que las bombillas incandescentes, su eficiencia energética y su larga vida útil las han convertido en la opción preferida para millones de hogares durante las festividades.
La tradición de las luces en el árbol de Navidad ha recorrido un largo camino, desde las peligrosas velas del siglo XIX hasta las modernas luces LED de bajo consumo. Este cambio ha sido impulsado por innovaciones tecnológicas, como la invención de la bombilla incandescente por parte de Edison, y la expansión de la industria de la iluminación, que vio un nicho rentable en las festividades. De este modo, las luces navideñas han ido reflejando las transformaciones culturales y tecnológicas de la sociedad estadounidense.
De este modo, las luces navideñas han ido reflejando las transformaciones culturales y tecnológicas de la sociedad estadounidense.
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