Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 5 de mayo de 2024

Rafael Gallegos: Petróleo para la transición



La industria petrolera venezolana es el primer motor del desarrollo. Por ello, en estos albores de la transición es imperativo afinar detalles para recorrer con éxito la ruta desde esta Pdvsa disminuida y desenfocada, hacia una industria petrolera de primer nivel, cuyos beneficios ayuden a construir una Venezuela democrática, productiva, y orientada a apalancar la calidad de vida de los venezolanos.

Antes de la “revolución”

Pdvsa producía más de tres millones de barriles diarios y se enrumbaba hacia seis. Hoy seríamos el cuarto país productor de petróleo en el mundo y el segundo de la OPEP. La capacidad de refinación se acercaba a los tres millones de barriles diarios. Había “seguridad energética”, es decir los ciudadanos podían disponer de gasolina, gasoil, gas y la consecuente electricidad, etc.

Pdvsa generaba al fisco decenas de miles de millones de dólares todos los años. Y practicaba una política de Responsabilidad Social orientada a generar calidad de vida en sus las áreas aledañas.

Llegó el comandante y mandó a parar

Durante la campaña electoral de 1998 la propaganda electoral del chavismo pregonaba: “Pdvsa es un estado dentro del estado”, o “las colitas de Pdvsa”; a objeto de minimizar la imagen de la empresa.

Al llegar la “revolución”, se inició en Pdvsa la penetración de la política a todos los niveles. En los años 2002 – 2003 expulsaron 23.000 trabajadores como consecuencia de un conflicto que se ha podido solucionar de otra forma; pero que estaba en la estrategia del gobierno, basta recordar la frase de Chávez: “tenía que tomar esa colina que era Pdvsa, yo provoqué el paro”. O sea…

Posteriormente Rafael Ramírez llevó a extremos vergonzosos la politización con frases dirigidas a sus trabajadores como: todo lo que tienen se lo deben a Chávez, o: al que no esté con la revolución lo vamos a sacar a carajazos.

Las cifras

La Pdvsa roja rojita mantuvo por algunos años una producción cercana a tres millones de barriles diarios. A primera vista podría parecer una buena cifra; pero no fue así. Estaban cada vez más lejos de los 5,8 millones de barriles prometidos en su propio Plan Siembra Petrolera. Posteriormente se aceleró la decadencia. Terrible, llegaron a producir menos de medio millón de barriles, los daños en las refinerías las ubicaron en 20 % de su capacidad. La inseguridad energética se apoderó de las bombas de gasolina y de diésel, de las bombonas de gas y de los interruptores de corriente eléctrica. ¡Y sin sanciones!

Una empresa tan disminuida se reflejó en un fisco en la inopia, en los sueldos y pensiones más bajos de América, y en pavorosos cuadros de hambre y desnutrición.

Desvirtuaron la misión de Pdvsa, que pasó de ser una empresa petrolera con contenido social, a ser una empresa social con algún contenido petrolero.

Hay que reconocer algún esfuerzo por recuperar la empresa en los últimos tiempos. Sin embargo, mientras no cambie el modelo político seguirán siendo fuegos fatuos, muy lejanos de las metas que requiere un país con las condiciones petroleras de Venezuela.

Las sanciones…

… y el “bloqueo”, han devenido en una falaz excusa para justificar este desastre. No hay que olvidar que llegaron cuando la producción había decaído en un 70%. Las verdaderas causas de la decadencia de Pdvsa son: la politiquería, la expulsión de los 23.000 trabajadores, la utilización de la empresa como sustituto de los ministerios sociales, un redondo cero en gerencia, y la terrible corrupción que se confirma con tanto ejecutivo en prisión, y con los … 23.000 millones de dólares desaparecidos.

Si se eliminaran mañana todas las sanciones, ¿Se recuperaría Pdvsa?, usted y yo sabemos que no. Como dice la canción: hacen falta muchas cosas para conseguir la paz.

Una nueva industria petrolera

La transición exige una nueva industria petrolera capaz de producir más de 3 millones de barriles y por lo menos 8.000 millones de pies cúbicos diarios, con refinerías que, como antaño, resuciten la seguridad energética y exporten derivados del petróleo. Una industria petrolera acorde con los cuantiosos niveles de reservas, que borre esa imagen que tenemos los venezolanos de ser unos limosneros sentados en un barril.

Inversiones

Para lograr estas metas se requieren altos niveles de inversión. Por lo menos 15 o 20.000 millones de dólares durante unos siete u ocho años.

¿De dónde saldrá ese cuantioso dinero? Obviamente esta Venezuela en quiebra no dispone de esas cantidades, y en el supuesto negado que las tuviera, debería gastarlo en compensar el drama social que padecemos. Ergo, las inversiones deberán ser privadas.

Para que esos capitales ingresen al país deben sentir confianza. Un parámetro que esta “revolución” no puede ofrecer… a menos que niegue lo que ha sido.

Si los capitales no sienten confianza se irán por ejemplo para Guyana, Brasil o Argentina. Venezuela ya no es el monopolio petrolero de América Latina.

¿Y cómo se genera la confianza? Con respeto a los inversionistas, leyes claras, separación de poderes, estímulo a la empresa privada… democracia.

Nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos

La idea no es rematar Pdvsa al mejor postor, y la actual LOH no es suficiente para atraer capitales.

Por lo tanto es imperativo, mientras se supera la emergencia y se estabilizan las funciones críticas de la empresa, aprobar una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos.

Esta LOH debe tener como premisa que Pdvsa no es rescatable. La que generó la exitosa nacionalización partió de un carro en buenas condiciones, que al ser manejado por venezolanos siguió una inercia de prosperidad y se le incorporaron modalidades de negocio exitosas. Hoy Pdvsa es un vehículo casi de pérdida total que resultaría más caro reparar que cambiar.

Además uno de los aspectos de esta inminente transición, debe ser acabar con tanto “híper” que nos han hecho daño: híperestado, híperpresidencialismo, híperpartidismo, hípercentralización, etc.

Por ello, la Ley debe contemplar una industria petrolera integrada por empresas privadas compitiendo en absoluta igualdad de condiciones con una Pdvsa muy redimensionada.

La manera de atraer capitales (no de rematar) debe proceder de una Ley que contemple una Agencia de Energía que seleccione los paquetes energéticos, organice Rondas de Licitación y esté autorizada para flexibilidad en impuestos y regalías. Una LOH similar a la de muchos países de América Latina, que han obtenido en promedio beneficios a la nación mayores de 60%.

En cuanto al Gas, se deben mantener las condiciones de capital privado 100 % que contempla la actual Ley.

El Estado debe dedicarse a la Política Petrolera y a controlar el negocio, que no significa operar el negocio.

Estas leyes deben estar alineadas con una Ley para el sistema eléctrico nacional, ya que las industrias de hidrocarburos y eléctrica no pueden vivir una sin la otra. Son una simbiosis, y tal vez en el futuro sea necesaria una sola ley para los tópicos energéticos.

Industria petrolera como fuente de desarrollo

Finalmente hay que reglamentar la manera de que los beneficios de la industria de hidrocarburos se conviertan en pivote de un desarrollo sustentable: impuestos y regalías descentralizadas parcialmente y SÓLO utilizadas en inversión, y una política de Responsabilidad Social dirigida a elevar de manera sustentable la calidad de vida de las áreas aledañas a las operaciones, entre otros aspectos.

Estos cambios sólo se podrán realizar si logramos un cambio del modelo político, y para ello debemos salir a votar masivamente el 28 de julio. De usted y de su vecino depende abrir la puerta de la transición.

PD: Citgo tiene que continuar siendo venezolana.

https://www.costadelsolfm.org/

1 comentario:

  1. Estos cambios sólo se podrán realizar si logramos un cambio del modelo político, y para ello debemos salir a votar masivamente el 28 de julio

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