En los años 90, Helmut Khol, el canciller alemán, inició la unificación de las dos Alemanias, una forma de denominar a la absorción de la oriental por parte de la occidental. La factura, obviamente, sólo caía en las cuentas corrientes occidentales, que se vieron seriamente restringidas. La teoría económica dice que en casos así, el consumidor reduce primero el gasto suntuario, y el turismo siempre se ha considerado gasto suntuario, lujo innecesario para entendernos.
Pero no. Los alemanes en ese momento prefirieron no renovar sus Audis, que bien podían circular cuatro años más, que dejar de tomarse su semana de verano en España. Fue todo una sorpresa que demuestra que la economía no siempre responde a la lógica y a la teoría porque las decisiones las toman humanos, con sus peculiaridades.
Viene esto a cuento de la pandemia: se pensaba que, ahogados en deudas, los españoles saldrían de la pandemia de Covid mirando el bolsillo, o sea encerrados en casa. Sí, es verdad que controlan el gasto, pero no en turismo, donde prefieren desahogarse y viajar, aunque sea con moderación.
Esto es lo que perfectamente llamar la lógica de la ilógica. Cómo las decisiones humanas, que no son el resultado de una operación matemática, pueden cambiar las expectativas calculadas científicamente. El turismo, en este sentido, que es un lujo para las sociedades extremadamente pobres, es una necesidad básica para las que, como España, tienen cubiertas sus necesidades básicas. Por eso, hemos de ir con cuidado a la hora de escuchar las predicciones sobre el futuro.
El turismo, en este sentido, que es un lujo para las sociedades extremadamente pobres, es una necesidad básica para las que, como España, tienen cubiertas sus necesidades básicas.
ResponderBorrar