El camino hacia las primarias finalmente parece que comienza a despejarse. La comisión logró alcanzar un acuerdo para que los diez partidos que conforman la Plataforma Unitaria decidieran apoyar el voto de la diáspora; que cualquier aspirante pueda participar, incluyendo los inhabilitados, con la única excepción de los beneficiarios de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia tras la intervención judicial a partidos de la oposición. Asimismo, se acordó que los aspirantes a medirse firmaran, como condición para su participación, un acuerdo de gobernabilidad que incluye el respeto a los resultados y el apoyo de todos al ganador de la elección. Finalmente, hay acuerdo en que el proceso se celebre en el primer semestre de 2023, aunque a la presente fecha creemos difícil que logre concretarse antes de julio u octubre del próximo año. Con respecto al Consejo Nacional Electoral (CNE), se está dirigiendo una comunicación al organismo en la que se condiciona su posible participación a determinadas condiciones no negociables, como es el caso de la rectoría del proceso y el secreto sobre la identidad del elector. A pesar del golpe que representó la liberación de presos del pasado fin de semana, la Plataforma Unitaria seguirá insistiendo en la reactivación de la negociación en México como mecanismo para lograr condiciones que permitan establecer garantías para las elecciones presidenciales de 2024, entre ellas que el gobierno renuncie a la táctica de la inhabilitación contra el liderazgo elegido en la primaria
Benigno Alarcón
Finalmente, luego de muchas idas y venidas, encuentros y desencuentros, ha empezado a salir humo blanco del cónclave opositor. Y al parecer los puntos más álgidos han sido resueltos, entre ellos el referido al universo electoral, quiénes pueden participar como candidatos, la necesidad de definir y firmar un plan de gobernabilidad, la fecha para las primarias, y la participación condicionada del CNE. Queda pendiente la designación de los miembros de la comisión electoral, para lo cual ya existe una lista de personalidades y una fecha para su nombramiento, que debe producirse en la primera quincena de octubre.
A todo evento, como suele suceder, las declaraciones de algunos aspirantes dejan ver que, aunque hay acuerdo entre los partidos, no todos dentro de cada uno de los partidos está de acuerdo, quizás porque en algunos casos sigue privando el cálculo estratégico individual sobre el timing y las condiciones que pueden implicar ventajas o desventajas para su participación.
Aun así, es importante reconocer que los pasos dados son muy importantes y apuntan a la dirección correcta, tomando en cuenta la necesidad de revertir el distanciamiento que se ha generado entre el sector político y una población que no se siente representada por la actual dirigencia y que está convencida de que para que haya una mejoría económica, para que haya un futuro mejor, es imprescindible un cambio político. En ese sentido, las primarias –tal y como lo reconocen los propios partidos opositores- surgen como la opción más deseada y viable para definir y legitimar un liderazgo unitario de cara a la elección presidencial que, en principio, debería ser convocada para finales de 2024. Recordando siempre que las primarias son un medio, no el fin; son parte de la estrategia, no la estrategia.
La estrategia establecida por la Plataforma Unitaria cuenta con cuatro pilares: la primaria, la negociación, la continuidad del gobierno interino y la Asamblea Nacional, y la relación con los aliados internacionales. Estos pilares deberían contribuir con la reorganización y fortalecimiento de las fuerzas democráticas, de manera que puedan constituirse en una amenaza real para la estabilidad del régimen, lo que a su vez terminaría constituyéndose en la mejor alternativa de la oposición, y en el incentivo que obligaría al gobierno a considerar la negociación como su mejor alternativa.
A estos cuatro pilares debe sumarse uno que resulta esencial, la movilización social, que se traduce en participación masiva en eventos que pueden darse en un largo espectro, que tiene como extremos la participación electoral y la protesta. Es la principal variable que impacta los costos de represión y, por lo tanto, la probabilidad de que ocurra una transición a la democracia. Aunque algunos piensan que este factor es la consecuencia de la construcción acertada de los cuatro pilares antes mencionados, la realidad es que la movilización, por su importancia, debe considerarse como un pilar fundamental en cualquier estrategia de democratización.
La Plataforma Unitaria está consciente de que no existen garantías, que el movimiento opositor quizá está en su peor momento, pero no hay otro camino que el planteado. Y si se hacen bien las cosas, se podría lograr el esperado cambio. Pero es importante mantener al país movilizado en torno al liderazgo que surja de las primarias para defender los resultados de unas elecciones presidenciales que no serán fáciles.
Vale la pena destacar que la comisión de estrategia de la Plataforma Unitaria lleva cuatro meses trabajando en función de limar asperezas y resolver sus conflictos de intereses, que no son pocos, mucho más cuando se trata de un grupo conformado por diez partidos políticos.
Tocará seguramente a la comisión de primarias decidir sobre los problemas técnicos, logísticos y financieros, lo que se ha estado discutiendo tanto con Súmate como con el GETAE (Grupo Técnico de Asistencia Electoral de la oposición). El voto en el exterior tiene una condición técnica operativa. Primero con respecto al registro y luego con relación a la votación propiamente dicha. Actualmente solo hay 108 mil venezolanos en el exterior inscritos en el registro electoral, de los aproximadamente 3,5 millones de venezolanos mayores de 18 años con derecho al voto que viven fuera del país. De esos 3,5 millones, hay un millón de personas registradas en Venezuela, pero no se han inscrito en el exterior y no se sabe dónde están. En ese tema se está trabajando para definir el universo viable, aunque la decisión es hacer lo posible porque voten todos los venezolanos que se puedan registrar. De lo que se trata en este caso es de presionar al CNE para que amplíe el registro y promueva la inscripción de los jóvenes. En estos momentos, de cada diez venezolanos, hay cuatro que no están inscritos en el registro.
El debate sobre la participación de los inhabilitados
El otro tema ya saldado es el de los inhabilitados, condición que ya no será un impedimento para que se postulen a las primarias. Quienes se oponían a ello, consideraban que no era conveniente escoger a alguien inhabilitado que luego no podría inscribirse como candidato. Pero al final se decidió que el hecho de estar habilitado no da ninguna ventaja. Te pueden inhabilitar antes, durante o después de la elección, como ya ocurrió, por ejemplo, en el caso de las elecciones regionales de noviembre de 2021, en Barinas, con Freddy Superlano y su esposa. El otro argumento es que no es correcto marginar a los inhabilitados cuando persistentemente se ha denunciado que la inhabilitación administrativa, sin sentencia definitiva, es inconstitucional.
Es importante concientizar que en Venezuela los inhabilitados lo son por una razón, y es porque son los más competitivos electoralmente, son quienes tienen la mayor oportunidad de ser apoyados, y cuentan con una mayor capacidad de convocatoria y movilización. Elegir a un inhabilitado ofrece una oportunidad para reactivar la movilización. Y el mejor escenario para la oposición es llegar a la elección en un ambiente caldeado con mucha participación y descontento, en confrontación con el gobierno. Si un candidato inhabilitado es electo, puede generar las condiciones para revivir la protesta y levantar la inhabilitación. En el caso de Barinas la inhabilitación jugó a favor de la oposición. La inhabilitación puede generar las condiciones para la movilización, necesaria para producir un cambio político.
Frente a regímenes autoritarios tiene que haber una tensión por los derechos que se intentan restituir, entre lo que se desearía y lo que se enfrenta. En un régimen autoritario, los principales decisores poseen poder discrecional para violar las garantías y, si no hay un contrapoder, como lo es la movilización masiva, lo van a ejercer. Cada violación debería contar con una respuesta que eleve los costos para el régimen gobernante. El mayor costo que puede pagar un régimen autoritario es que se le produzca una ruptura del núcleo de su propia coalición.
A todo evento, en caso de que resulte electo en primarias un inhabilitado, o que un candidato electo en primarias sea inhabilitado posteriormente, y no se logre su inscripción ante el CNE, la Plataforma Unitaria contará con mecanismos de sustitución, aunque estos aún no han sido acordados de manera definitiva.
Paralelamente, hay conversaciones con dirigentes de otras toldas políticas que no forman parte de la Plataforma Unitaria, pero que son opositores y tienen interés en participar en las primarias. Ese es el caso de María Corina Machado, Henri Falcón, Javier Bertucci, Nicmer Evans y dirigentes de Fuerza Vecinal. Antonio Ecarri, de la Alianza del Lápiz, ha dicho que no participará.
También está decidido que las primarias deberán hacerse el primer semestre de 2023, entre junio y julio. Y de no hacerse en esos meses, probablemente habría que postergarlas para octubre, tomando en cuenta el factor de las vacaciones escolares. Algunos insistían en que había que hacerlas lo más tarde posible porque, con un período tan largo hasta diciembre de 2024, el candidato podría desgastarse, sobre todo si el régimen llevaba la elección hacia los últimos días del año. Pero el asunto está en que también podría moverla o adelantarla, como de hecho hay rumores de que podrían programarlas para finales de 2023. Asimismo, si la oposición insistiera en retrasar más las primarias, también sufriría un mayor desgaste, luciría dividida, paralizada, desmovilizada, y abocada a los conflictos internos y entre partidos.
El último punto es la elección del comité organizador de las primarias, que incluirá a cinco miembros principales y sus suplentes. Para ello ya existe una lista de personas preseleccionadas en base a su independencia, prestigio y conocimiento. Este comité debería estar constituido para la próxima semana.
La negociación en México y las elecciones
Otra de las columnas estratégicas de la oposición es la negociación. Se sigue presionando al gobierno para su regreso a la mesa en México, a pesar del “intercambio de rehenes” realizado el pasado fin de semana, por una decisión unilateral del gobierno de Estados Unidos, que nunca fue comunicada y menos consultada con la oposición.
Vale la pena señalar que cuando comenzaron las reuniones en Oslo y Barbados con el gobierno de Noruega para conformar la mesa de negociación, el gobierno venezolano insistió en negociar con Estados Unidos y que dicho país tenía que ser la tercera parte en la mesa dado que tenía en sus manos las sanciones. La delegación opositora se negó a ello y Estados Unidos también, al punto que ni siquiera aceptó conversaciones paralelas en ese entonces. Y así se mantuvo durante un tiempo hasta que surgió el tema petrolero, como consecuencia de la invasión a Ucrania por parte de Rusia; y ahora el tema de la liberación de presos.
Algunos analistas políticos y representantes de otros sectores aplauden que se den este tipo de acuerdos bilaterales e insisten en que las sanciones son las causantes del deterioro económico y social. Pero lo cierto es que lo ocurrido el pasado fin de semana demuestra que el gobierno venezolano está más interesado en la liberación de gente de su entorno íntimo que en las sanciones.
Adicionalmente, situaciones de esta naturaleza apuntan al debilitamiento de una de las partes, en este caso de la oposición, lo que no favorece en lo absoluto un proceso de negociación que propicie el cambio político que demanda algo más del 70% de la población venezolana.
Con esto que ha ocurrido, el régimen da apariencia de solidez y sabemos que en política las apariencias cuentan. Pero el gobierno también lee las encuestas, conoce la precaria situación económica del país y sabe que el equilibrio puede ser mucho más endeble de lo que parece.
En la Plataforma Unitaria se piensa que regresar a la mesa de negociación debe vincularse con las primarias, con acuerdos en las condiciones electorales para 2024, donde se incluyan temas como la inhabilitación de candidatos, para evitar que ocurra lo de Nicaragua, donde el gobierno de Ortega sacó de la contienda a prácticamente todos los opositores.
En este tema, es preocupante la reaparición de Zapatero que sigue buscando dispersar a la oposición mayoritaria y trata de que la negociación sea directamente entre Estados Unidos y Venezuela.
En conclusión…
Luego de debates que parecían llevar a un callejón sin salida a las primarias opositoras, la Plataforma Unitaria ha llegado a acuerdos sobre puntos fundamentales, entre los que resaltan el voto de la diáspora, la participación de candidatos inhabilitados, la restricción a aspirantes de los partidos cooptados por el gobierno, la definición de la consulta para mediados de 2023, y la asistencia condicionada del CNE, como única posibilidad de considerar su participación.
El éxito de esta iniciativa dependerá de que se respeten tales acuerdos, y se genere la necesaria confianza en el proceso y sus protagonistas, y que su ejecución no encuentre obstáculos en el camino. Todo ello mientras la Plataforma Unitaria sigue al mismo tiempo intentando generar iniciativas en torno a sus otros pilares estratégicos: las negociaciones-debilitadas por los acuerdos bilaterales entre EEUU y el régimen-, la definición de la continuidad del gobierno interino y la Asamblea de 2015, y las relaciones con los aliados internacionales, a los cuales debe sumarse la movilización, no como una externalidad derivada de la ejecución de los cuatro anteriores, sino como un factor estratégico que necesita atención propia.
El próximo paso urgente e importante para poder avanzar es la conformación de la comisión organizadora de las primarias, que está pautada para la próxima semana, lo que allanaría el camino para estas elecciones que pueden significar un vuelco a la fortaleza política de la oposición en 2023, disminuida notablemente durante durante el periodo 2020-2022.
A estos cuatro pilares debe sumarse uno que resulta esencial, la movilización social
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