Pequeñas zonas del Jardín Botánico de Maracaibo se visten de amarillo con el florecimiento de los curarires, esta vez debido a que indujeron el reverdecimiento por medio del riego.
“Todavía no es la temporada de los curarires. Ellos están en floración debido a riego, es decir, una lluvia artificial. Solo hay unos pocos”, contó a Versión Final Javier Zabala, supervisor de campo.
De esta forma, unos cuatro árboles se avistan por su tono amarrillo entre lo verdoso del Jardín Botánico. De acuerdo con Zabala, la floración de los curarires seguirá creciendo poco a poco, alrededor de dos o tres semanas.
Aunque no hay una fecha exacta, la floración de los curarires suele suceder entre finales de abril y principios de mayo, días después de las primeras lluvias. En ese ciclo las 108 hectáreas del jardín Botánico de Maracaibo se visten de amarillo.
Esta planta natural de las zonas tropicales de Centroamérica y Suramérica, conocida como Guamachito, Palo de Arco o Flor Amarilla, es familia del Árbol Nacional de Venezuela, el Araguaney.
Se caracteriza por ser de tronco muy fuerte y de excelente madera, además de tener propiedades medicinales por sus hermosas flores de amarillo radiante, que una vez al año engalanan el paisaje. Es una especie que se adapta bien a la sequía y agradece con esplendor cuando las lluvias bañan los campos: Una leve llovizna es suficiente para que brote la flor.
El Curarire es uno de los árboles más abundante de los bosques de Maracaibo, que además es fuerte y mejor adaptado. Esta planta crece muy rápido, da muy buena cobertura y protege el suelo.
“Todavía no es la temporada de los curarires. Ellos están en floración debido a riego, es decir, una lluvia artificial. Solo hay unos pocos”, contó a Versión Final Javier Zabala, supervisor de campo.
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