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martes, 11 de diciembre de 2018

Por qué la ayuda rusa no podrá resolver los problemas de Maduro Por Orlando Zamora

Maduro y Putin acordaron cosas, pero…. / Foto: @NicolasMaduro

Los 5.000 millones de dólares son en esencia acuerdos petroleros que en nada incidirán en la pésima conducción de la industria petrolera del país. Ni rusos ni chinos están dispuestos a asumir la dirección operativa de PDVSA. Menos ahora cuando se dice que Venezuela no es ya un país petrolero sino una nación con petróleo.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, en su reciente reunión con Nicolás Maduro, comparó la situación de ambos países. Del suyo admitió la profunda caída del comercio exterior y de Venezuela habló de lo compleja y difícil que es. Por ello reiteró la promesa de ayudar al gobierno de Maduro.

Rusia apunta como una potencia en el orden petrolero, minero y militar. No obstante, en lo económico no supera su condición de líder regional, incapaz de generar excedentes importantes para acometer la tan deseada ofensiva geopolítica, como sí lo logra en lo bélico, por ejemplo en Siria y Ucrania.

El oro saldrá de Venezuela por diversas vías. Una de ellas, la venta de oro no monetario. Esto para no impactar el componente de oro en las reservas internacionales. El Gobierno aspira obtener divisas cediendo importantes áreas del territorio delimitado por el Arco Minero.

Rusia es un país con reservas internacionales 10 veces menores que las chinas, con un capitalismo incipiente, bajo sanciones por el despojo a Ucrania de Crimea. Rusia no está en condiciones de prestar las decenas de miles de millones de dólares que le urgen al gobierno de Maduro para sortear la grave realidad.

Este productor mundial de hidrocarburos, con 12 millones de barriles diarios, es tan vulnerable como el resto de países que dependen del oro negro, por ello concreta una alianza con la OPEP de corto aliento y recorta también la producción con el fin de alentar los precios.

Nicolás Maduro sobredimensiona el alcance de la limitada ayuda rusa como exageró el impacto de los convenios con China. Presenta el intercambio de unos 5.000 millones de dólares como parte substancial del llamado Plan de la Patria 2019-2025. Le atribuye a ese país prácticamente el camino de salvación de Venezuela.

Alcance real de los negocios con Rusia

Al precisar los anuncios alcanzados por área se desmorona la irreal esperanza de Maduro y quedan al desnudo las concesiones auríferas prometidas en el Arco Minero del Orinoco. Concesiones cedidas con discrecionalidad del Ejecutivo, sin la autorización de la Asamblea Nacional.

Se pactan entregas en oro en el orden de los 1.000 millones de dólares, el 50% aproximado del potencial anual previsto del Arco Minero.

El oro saldrá de Venezuela por diversas vías. Una de ellas, la venta de oro no monetario. Esto para no impactar el componente de oro en las reservas internacionales. El Gobierno aspira obtener divisas cediendo importantes áreas del territorio delimitado por el Arco Minero.

Las entregas de dinero fresco no se materializan en el corto plazo, pues ello debe convenirlo, a partir de marzo de 2019, una comisión de alto nivel integrada por el ministro Tarek El Aissami y su respectiva contraparte rusa.

Por otro lado, los rusos aumentarían su actividad en la Faja del Orinoco como negocio propio. En la Faja opera la petrolera rusa Rosneft. Y en Rosneft manda Igor Sechin. Amigo de Putin.

El trueque de bienes y servicios reaparece en entregas importantes de toneladas de trigo, mantenimiento de los equipos militares de origen ruso, aplicaciones de tecnología espacial rusa a la red de los tres satélites chinos.

Como se observa, el manejo de efectivo no es lo más resaltante, ni las materias involucradas resultan determinantes para el destino nacional.

Hay una muy gran diferencia en los manejos geopolíticos y aspiraciones imperiales de los rusos y los chinos. Estos últimos lo hacen creciendo y tomando posición en mercados y rutas de comercio a la vieja usanza de la Ruta de la Seda, con competitividad y habilidad defendiendo la libertad de negocios.

Los rusos insisten en dominar gran parte del mundo reeditando la vieja Guerra Fría, anteponiendo el poder militar al político y económico.

Los 5.000 millones de dólares son en esencia acuerdos petroleros que en nada incidirán en la pésima conducción de la industria petrolera del país. Ni rusos ni chinos están dispuestos a asumir la dirección operativa de PDVSA. Menos ahora cuando se dice que Venezuela no es ya un país petrolero sino una nación con petróleo.

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