Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 19 de junio de 2018

El renovador del uribismo que escaló a la Presidencia, Alicia Tagle Crichton

Dice que quiere que gobierne una nueva generación capaz de unir al país. 

Quienes lo conocen dicen que Iván Duque (41) es un hombre multifacético que, además de hacer política, es aficionado a la magia, juega fútbol y es un buen cantante que tuvo banda de rock, al que también le gustan el vallenato y el tango. Pero sobre todo que es un perfeccionista, que consiguió llegar a la Presidencia de Colombia con 42 años -el Mandatario más joven de los últimos 70 años-, y con un solo período en el Senado, como su única experiencia en un cargo de elección popular.

Magíster en Derecho Económico, en la American University, y otro en Gerencia de Política Pública, en la Universidad de Georgetown, inició su carrera en 1999, como consultor en la Corporación Andina de Fomento (CAF) y siguió como asesor en el Ministerio de Hacienda durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002). Ahí trabajó con el actual Presidente, Juan Manuel Santos, quien propició la llegada de Duque al Banco Interamericano de Desarrollo, como consejero de la Dirección Ejecutiva para Colombia, Ecuador y Perú. Entonces asumió como jefe de la División de Cultura del organismo. Cuando se fue después de más de una década en la entidad financiera, cuentan sus amigos que bromeaba diciendo que nadie llega a ser presidente del BID siendo su empleado.

El contacto clave en la vida de Duque llegó por esa época. Recomendado por el jefe del BID, Luis Alberto Moreno, el ex Presidente Álvaro Uribe (2002-2010) lo contrató como asesor para su trabajo en un panel de la ONU que investigaba el ataque de Israel a una flotilla de barcos que llevaba ayuda humanitaria a Gaza. Uribe, dice el diario El Espectador, conocía además al padre del joven abogado, el liberal Iván Duque Escobar (fallecido en 2016), quien fue ministro, gobernador de Antioquia, presidente del Banco Popular y cuya transparencia y honestidad nunca había sido cuestionada, durante su participación en los gobiernos de Julio César Turbay, Belisario Betancur y Andrés Pastrana.

"Hay que reconocerle al doctor Uribe una parte fundamental en la formación de Duque. Pero yo creo que sin talento aquí tendríamos una derrota del uribismo", dijo a "El Mercurio" Luis Guillermo Echeverri, gerente de la campaña ganadora y un viejo amigo del Presidente electo, en referencia a los cuestionamientos opositores, que dicen que el abanderado del Centro Democrático solo consiguió llegar a donde está gracias al respaldo de su mentor y que será un "títere" de Uribe.

Es que el único cargo público que hasta ahora ha ocupado el abogado es el escaño senatorial que ganó en julio de 2014, bajo la marca del Centro Democrático y el respaldo de Uribe. "La clave (de su ascenso) ha sido su devoción de servicio a la comunidad y sus capacidades para convertirse en un líder. Es una persona con todo el talento para esto: juiciosa, preparada, con capacidad de comunicación que, por sobre todo, tiene la ética para hacer las cosas bien", recalcó Echeverri.

Desde el Senado puso en marcha una iniciativa en el parlamento para llevar ante la Corte Penal Internacional (CPI) al Presidente venezolano, Nicolás Maduro, por crímenes de lesa humanidad. En Chile, esa propuesta fue promovida por el senador Felipe Kast (Evópoli).

"Su ética de trabajo es asombrosa, así como su capacidad de absorción y de entender problemas y tratar de solucionarlos", dijo Echeverri.

Casado con María Juliana Ruiz, una abogada que hizo carrera en OEA, con quien tiene tres hijos (foto), las ambiciones de Duque no fueron una sorpresa para su familia.

"Desde chiquito sus juegos eran con personajes políticos. A los muñequitos les ponía nombres de políticos, les hacía voces de políticos", contó a El Tiempo su madre, Juliana Márquez Tono, con quien Duque comparte la manía de anotar en libretas de tapa dura.

Ahora, el juego es distinto. Duque -a quien hasta sus mayores críticos consideran un hombre "simpático"- tiene el reto de ser el rostro de la renovación política de Colombia.

"Vengo a ratificar un anhelo y es que Colombia sea gobernada por una nueva generación, que quiera gobernar con todos y para todos los colombianos. Que quiera unir al país, pasar las páginas de la corrupción, de la politiquería, del clientelismo. Que quiera cimentar en Colombia la cultura de la legalidad, donde se le diga al criminal 'el que la hace la paga'", dijo ayer Duque después de votar.

Aunque sus rivales le han enrostrado su falta de experiencia política, él responde que su trayectoria es similar a la de figuras como el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau. Y su discurso duro contra los grupos armados, pero también en favor de la inversión, la innovación y el emprendimiento, fueron apoyados ayer contundentemente en las urnas.

"Quiero gobernar Colombia sin espejo retrovisor, mirando hacia el futuro de nuestro país", repitió durante la campaña.

Con un pie en Palacio de Nariño, Duque tendrá que poner en práctica los tres aprendizajes de su película favorita, "Fight Club", que dijo que regirían su gestión: "Solo se puede estar en una pelea a la vez, uno no puede darse por derrotado porque la lucha es hasta el final y las reglas tienen que estar claras para poder enfrentar las batallas".

http://diario.elmercurio.com/

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