Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 21 de julio de 2017

Millones acatan huelga general contra Maduro, que termina con dos muertos, Jean Palou y Jorge Soto

Las calles del este de Caracas se vieron totalmente vacías, lo que fue aprovechado por esta pareja para tocar música en plena vía. Foto: the associated press

Se estima que paro cívico de 24 horas tuvo un 85% de cumplimiento. Pese a las calles vacías y los negocios cerrados, el gobierno movilizó a los empleados públicos y calificó como un "fracaso" la protesta.

Si en los más de 100 días de protestas contra Nicolás Maduro la consigna de la oposición ha sido desbordar las calles con gente en las marchas, o recolectar millones de votos, como en el plebiscito simbólico celebrado el pasado domingo, ayer la instrucción a quienes quieren un cambio en Venezuela fue totalmente la opuesta: quedarse en las casas y provocar que el país funcione a medias.

El llamado "Paro cívico nacional", convocado por la oposición para que el régimen desista de su proyecto de Asamblea Constituyente, básicamente mostró qué pasaría si en Venezuela durante 24 horas solo trabajaran los chavistas más fanáticos o aquellos que tienen a uno como jefe. Y el resultado fueron calles y avenidas casi vacías -decenas de ellas bloqueadas con barricadas por manifestantes encapuchados-, con el transporte público operando a media capacidad y miles de locales comerciales con sus puertas cerradas, como si fuese 1 de enero u otro día feriado. Tampoco faltó la violencia, con al menos dos muertos en las protestas.

"El paro ha marcado un precedente en nuestro país. Una jornada histórica que es la continuación perfecta de lo que fue el desafío político y de desobediencia civil del domingo", dijo el diputado opositor y vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara, quien cifró en 85% el cumplimiento de la huelga.

En Caracas, el paro fue acatado masivamente en el este capitalino, un bastión opositor que concentra los barrios más acomodados y que ayer parecía territorio fantasma. Las autopistas, habitualmente saturadas de autos, eran usadas como vías peatonales, mientras que en las zonas comerciales dominaba el gris de las persianas metálicas de los locales que adhirieron.

"No importa perder una día de trabajo si estamos perdiendo un país. Me sumo al paro para rescatar lo poco que nos queda de él, para aumentar la presión", dijo a AFP Omar, dueño de una pequeña constructora. "Estamos en el final, si en ocho días no llegamos a detener este problema tenemos que, como quien dice, entregarnos, y eso no puede ser ", señaló a EFE un administrador, en referencia a la elección el 30 de julio de los asambleístas de la Constituyente de Maduro.

El efecto del paro en Caracas se hizo mayor porque se sumaron los principales gremios del transporte urbano. Sin buses en las calles, solo operó la red estatal de metro -que de todos modos cerró algunas estaciones-, mientras que en otras zonas fueron motoristas, muchos de ellos miembros de los llamados colectivos chavistas, quienes intentaron paliar la falta de transporte improvisando como mototaxis.

"El paro ha superado mis expectativas. Yo diría que el acatamiento incluso es superior a las protestas de 2001", afirmó a "El Mercurio" el empresario Jorge Botti, ex presidente de Fedecámaras y Consecomercio, aludiendo a las masivas huelgas que comenzaron en diciembre de ese año y que terminaron con un golpe de Estado que sacó brevemente a Hugo Chávez del poder. "En esa ocasión se trató solo de algunas zonas de Caracas. Pero esto (por ayer) ha sido a lo largo y ancho del país. En los centros comerciales hubo algunos locales de franquicias que abrieron, pero no hubo clientes. Ha sido un éxito absoluto, estoy asombrado con el respaldo".

No obstante, la adhesión a la huelga fue mucho menor en barrios de la capital considerados chavistas. En el centro de Caracas, cerca de la mitad de los locales comerciales cerraron, mientras que en el oeste la situación era casi de normalidad.

Y es que aunque el paro tuvo un amplio respaldo -con el apoyo de la cúpula empresarial, cámaras de comercio e industria, algunos sindicatos, estudiantes y transportistas-, el gobierno tiene el control de sectores estratégicos, como el de la petrolera PDVSA, así como un monumental sector público con tres millones de empleados que tenían advertido, bajo amenaza de despido, que ayer se trabajaba sí o sí.

"Si no trabajo, me botan", reconoció a AFP Carolina, empleada de una institución estatal.

En PDVSA, al menos, la instrucción del gobierno se seguía como si fuese una misión patriótica. "Aquí está PDVSA rodilla en tierra con nuestra patria, con nuestra revolución, con nuestra Asamblea Nacional Constituyente", advirtió el presidente de la compañía, Eulogio del Pino, quien insistió en que la petrolera es "una columna indestructible" que nunca más va a estar controlada "por esa derecha apátrida".

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