Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 19 de enero de 2017

Problemática fronteriza, por Rubia Luzardo

En la frontera colombo-venezolana de la Guajira, los problemas son eternos afectando gravemente la estabilidad social de sus pobladores en su mayoría de origen wayuu y añú pertenecientes al grupo lingüístico arawako con probabilidades de extinción si no se aplican políticas educativas lingüísticas claras y coherentes con las necesidades existentes.

Como se ha mencionado antes, el tema fronterizo no es tema sólo del Estado venezolano, también lo es del Estado colombiano y ambos gobiernos responsables deben buscar alternativas de solución a la crisis en el marco de una integración social de países hermanos.

En ambos lados, los reclamos y quejas son innumerables en relación con las políticas sociales desarrolladas por sus gobernantes, el tema de la corrupción está minando nuestras fronteras, podemos decir que hay una dualidad en el discurso con relación a los hechos. Nada se dice de los funcionarios de gobierno venezolano con propiedades en el país vecino y viceversa, porque también hay funcionarios colombianos que se han hecho de bienes en nuestro país con dinero proveniente del erario público.

Aunado a esta realidad se suma el impacto en frontera de los problemas de acceso al agua y otros servicios básicos de subsistencia como gas, electricidad, combustible, así como el alto costo producido por los procesos inflacionarios en Venezuela, por cuanto, la mayoría de sus habitantes se abastecían en la localidad de Maicao y eso ha cambiado por la devaluación del bolívar en relación al valor del peso colombiano.

Tal pareciera que el tema fronterizo no ha sido prioridad para los gobiernos de Venezuela y Colombia. En el caso nuestro, más implica un enfoque de seguridad y defensa que uno visto desde el punto de vista integral, humano y social. Y pienso que esta visión ha sido muy dañina para el desarrollo de la zona, ya que la autoridad militar no tiene la preparación profesional para abordar las complejidades sociales y culturales implícitas.

La ley de Frontera no ha sido de interés para el gobierno zuliano, no hay un trabajo coordinado entre la gobernación, ministerios, alcaldías y política exterior más allá de discursos vacíos sin concreción en materia ejecutoria. ¿Qué pasó con la “buena intención” de Hugo Chávez con los pueblos indígenas? Esta interrogante se responde en la descripción de los hechos actuales. Y la realidad es que desde hace más de catorce años no existe política fronteriza que proteja la integridad social de los pueblos nativos y originarios en este caso wayuu y añú, por eso la desidia la hambruna, la alta tasa de mortalidad infantil y la anarquía social que se respira en estos territorios.

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