En unas tres semanas ya se habrá ido el 2016 y no sólo todo en la economía venezolana seguirá igual de crítico, sino que al parecer lo que viene es peor. No es necesario ser un erudito o dueño de una encuestadora, para predecir que el 2017 traerá más desgracias y miserias, por la simple concepción de una ideología en la absoluta decadencia.
No es para menos. Ya se habla de hiperinflación y maxidevaluación, así se quiera “encarcelar” las fuerzas de la oferta y la demanda, o aplicar con empeño que el precio del petróleo debe subir porque si y menudencias como esas, que no sólo son un chiste o hazmerreír ante la realidad del mercado.
No es para menos, oír a pseudo economistas oficiales que no se cansan de tratar de esconder el desastre diciendo que lo peor ya pasó y que “pronto”, se recuperará la economía nacional y en esto ya llevan meses, aún cuando hoy lo desmienten.
Asimismo da risa que se afirme firmemente, que las fallas en las conexiones electrónicas fueron un ataque “ultramarino”, procedente de las fauces del imperio, que complicaron las transacciones financieras, cuando medio país sabe que la realidad es que no hay dinero efectivo y circulan hasta fotos de pacas de billetes de a cien en algunas zonas colombianas.
Por otro lado se observa, que han caído grandes cantidades de lluvia, y aún así hay problemas con la escasez de agua, fallas de la electricidad e inundaciones por falta de mantenimiento, y de todo ello la culpa es de los que se oponen al gobierno, “…porque sabotean todo”.
La capacidad de asombro no se pierde aún. Ahora resulta que los alimentos que se producen en el país son… “por la acción del gobierno”. Si fuera así ya habría una hambruna, peor que la de una verdadera guerra, que no económica.
Mientras los niveles de incertidumbre aumentan, se anuncia con bombos y platillos nuevos viajes al exterior, para “conseguir dinero fresco”. Vaya usted a saber, si los grandes centros de crédito y finanzas, están tan locos como para prestar así de fácil.
El hecho que a futuro se prevean nuevos ingresos, -vía renta petrolera-, no significa que los mismos vendrán a solventar el feroz déficit y menos aún, a hacerle frente a los vencimientos de deuda que deberán honrarse a partir del próximo mes.
Es decir que, con estas expectativas… ¿Cómo se hará para salir de esta debacle que afecta a todo el país?, incluso a los propios oficialistas, dado que se les denota serias preocupaciones, y más aún pocas esperanzas de que esto mejore, por lo que están angustiados.
Otra disyuntiva estriba, en que no hay una mínima sensatez en economizar gastos. Y como todo venezolano lo comenta, realizar un espectáculo de millones de dólares no responde a las necesidades urgentes del país. De allí que pensar en un ajuste macroeconómico, cambiar las políticas o enmendar los errores, no está en la agenda gubernamental.
No es para menos. Ya se habla de hiperinflación y maxidevaluación, así se quiera “encarcelar” las fuerzas de la oferta y la demanda, o aplicar con empeño que el precio del petróleo debe subir porque si y menudencias como esas, que no sólo son un chiste o hazmerreír ante la realidad del mercado.
No es para menos, oír a pseudo economistas oficiales que no se cansan de tratar de esconder el desastre diciendo que lo peor ya pasó y que “pronto”, se recuperará la economía nacional y en esto ya llevan meses, aún cuando hoy lo desmienten.
Asimismo da risa que se afirme firmemente, que las fallas en las conexiones electrónicas fueron un ataque “ultramarino”, procedente de las fauces del imperio, que complicaron las transacciones financieras, cuando medio país sabe que la realidad es que no hay dinero efectivo y circulan hasta fotos de pacas de billetes de a cien en algunas zonas colombianas.
Por otro lado se observa, que han caído grandes cantidades de lluvia, y aún así hay problemas con la escasez de agua, fallas de la electricidad e inundaciones por falta de mantenimiento, y de todo ello la culpa es de los que se oponen al gobierno, “…porque sabotean todo”.
La capacidad de asombro no se pierde aún. Ahora resulta que los alimentos que se producen en el país son… “por la acción del gobierno”. Si fuera así ya habría una hambruna, peor que la de una verdadera guerra, que no económica.
Mientras los niveles de incertidumbre aumentan, se anuncia con bombos y platillos nuevos viajes al exterior, para “conseguir dinero fresco”. Vaya usted a saber, si los grandes centros de crédito y finanzas, están tan locos como para prestar así de fácil.
El hecho que a futuro se prevean nuevos ingresos, -vía renta petrolera-, no significa que los mismos vendrán a solventar el feroz déficit y menos aún, a hacerle frente a los vencimientos de deuda que deberán honrarse a partir del próximo mes.
Es decir que, con estas expectativas… ¿Cómo se hará para salir de esta debacle que afecta a todo el país?, incluso a los propios oficialistas, dado que se les denota serias preocupaciones, y más aún pocas esperanzas de que esto mejore, por lo que están angustiados.
Otra disyuntiva estriba, en que no hay una mínima sensatez en economizar gastos. Y como todo venezolano lo comenta, realizar un espectáculo de millones de dólares no responde a las necesidades urgentes del país. De allí que pensar en un ajuste macroeconómico, cambiar las políticas o enmendar los errores, no está en la agenda gubernamental.
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