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Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 30 de abril de 2016

Hacia la República de Venezuela - Jorge Sánchez Meleán / Economista

Venezuela vive desde hace 17 años, un régimen político que puede catalogarse como un neototalitarismo militarista. Pretende el control hegemónico del poder, la aniquilación de la disidencia y su perpetuación indefinida. La política se ha convertido en una guerra permanente, desapareciendo el pluralismo, la conciliación, la negociación y el diálogo. Esta concepción de la política no es ni democrática ni republicana. ¿Y cómo es la legitimidad del actual mandatario? Su legitimidad de origen es dudosa, pues con todo el poder en la mano, solo “ganó” por menos del dos por ciento de los votos, con juramentación apresurada. Su legitimidad de ejercicio, en cambio, ha desaparecido por completo: no solo su régimen no actúa conforme a la Constitución y la ley, sino que lo ha hecho con total irresponsabilidad, ineficiencia y deshonestidad, llevando al país a la crisis más grave de nuestra historia contemporánea, en todos los órdenes.

Adicionalmente, desde 1999 en que Hugo Chávez juró ante una “Constitución moribunda” que estaba en pleno vigor, se comenzó a conformar un fraude constitucional continuado, cuyas últimas manifestaciones son las sentencias  vergonzosas de este TSJ exprés, que está reescribiendo la Carta Magna, para satisfacer los caprichos que les ordena el deslegitimado Presidente. Por todo ello, si en algún momento de nuestra historia es “justo y necesario” acudir a la soberanía popular es ahora, cuando los estudios de opinión revelan, que más del 80 por ciento de los venezolanos creen que el Gobierno es ineficaz, carece de conducción y que no puede resolver la crisis que nos agobia. Y cuando el soberano habla tan claramente, nadie tiene derecho a impedirle que  ejerza el derecho constitucional o de revocar el mandato o acortarlo de cualquier funcionario electo por el voto popular.

En consecuencia, hoy como hace 206 años, debemos en un nuevo cabildo nacional, defender los derechos del pueblo venezolano. Hoy debemos deponer a este capitán general del socialismo del siglo XXI, simple agente de Fidel y Raúl Castro, de Marx y Stalin en Venezuela. Hoy debemos reconstruir la República civil y democrática, revocando a este capital general de la ineptitud, tan poco maduro para la Venezuela del siglo XXI. Por revocatorio o por enmienda constitucional debe culminar el mandato ese representante del viejo orden socialista del siglo XIX y XX, para que se fortalezca  el estado de derecho de una república civil y democrática, que queremos que vuelva a ser simplemente la República de Venezuela, sin ningún otro apelativo.

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