Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 30 de abril de 2016

Fernando Mires - ¡A REVOCAR!


De pronto parecía que la historia estaba repitiéndose.

Lo que estaba sucediendo a fines de Abril con la reticencia pertinaz del CNE para entregar las planillas solicitadas por la oposición y así llevar a cabo la realización del revocatorio se parecía como una gota de agua a otra a la situación previa al 6-D cuando, con igual reticencia, Maduro se negaba a fijar fecha para las elecciones parlamentarias.

Razones de sobra tiene el gobierno para no desear medirse electoralmente. Cada elección que tenga lugar en Venezuela, a partir del 6-D, llevará estampada consigo la crónica de una derrota anunciada.

Nacido electoralmente, sustentado en elecciones, siempre plebiscitario, confiado en las grandes mayorías que obtenía el gobierno Chávez, fue constituyéndose en Venezuela una muy peculiar formación política en la cual se combinaba un radical electoralismo con estructuras autoritarias e incluso dictatoriales de poder. Hoy, en cambio, el gobierno ha perdido su carácter electoralista.

No solo pierde y perderá el gobierno las elecciones que tengan lugar de aquí en adelante sino, además, hará todo lo posible para que ellas no tengan lugar. Se quiera o no, el gobierno ya ha perdido su legitimidad electoral. El problema es que tampoco tiene otra.

El Viernes 28-4 pareció ser un día decisivo en la historia del gobierno de Maduro. O entregaba las planillas o desataba una enorme movilización popular en su contra. Un mínimo de cálculo permitía augurar que si lo último sucedía, en un marco determinado por un gran desastre económico, en un país con crisis alimentaria, atravesado por colas de seres hambrientos dispuestos a enfurecerse a la menor indicación, habría encontrado a Maduro muy mal parado, incluso frente a su propia gente. Quizás Maduro, al entregar las planillas, solo postergó el momento de su inminente retiro. Eso lo sabremos después.

Pero no solo la lucha por la entrega de las planillas se parecía a la lucha por la fecha de las elecciones del 6-D. En sentido estricto, los acontecimientos de Abril y Mayo del 2016 y los que llevaron al 6-D están vinculados entre sí hasta el punto de que puede afirmarse que entre ellos hay una relación de estrecha continuidad.

Sin el gran triunfo del 6-D nunca habría aparecido la posibilidad revocatoria. Aún más: la necesidad imperiosa de avanzar hacia el revocatorio obedecía a una opción existencial para la oposición, si es que no aceptaba que le fuera arrancado de las manos el triunfo del 6-D.

Maduro ha venido llevando a cabo un sistemático proceso de inhabilitación de la AN. Habiendo convertido al TSJ en cerco leguleyo destinado a dejar sin efecto todas las resoluciones parlamentarias, había (Viernes 22 de Abril) decretado la imposibilidad de la AN para legislar al someter cada resolución parlamentaria al veto ejecutivo. Un golpe mortal a la AN. El llamado al revocatorio, desde esa perspectiva, deberá ser considerado como una operación de rescate de la AN destinada a devolver a ella el principio de representación constitucional que emana de la soberanía popular. Es por eso que afirmamos: sin el 6-D el impulso revocatorio habría sido imposible. En ambos casos los demócratas venezolanos se han movilizado en aras de la vía electoral.

Leer más: http://polisfmires.blogspot.com/2016/04/fernando-mires-revocar.html

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