Mujeres Mujeres, Laura Antillano

El martes 8, Día Internacional de la Mujer, nos llama en la erosión del momento, la existencia de alarma alrededor de dos heroínas latinoamericanas, mujeres e indígenas, una asesinada en Honduras: Berta Cárdenas, de quien pueden hasta encontrar intervenciones públicas de su actividad como dirigente ambientalista en la redes sociales, y la otra, presa en la Argentina, Milagro Sala, también mujer y dirigente indígena del movimiento Tupac Amaru, presa por defender derechos humanos correspondientes a sus comunidades en el Sur de su país.

Nos llama también el encuentro con las palabras de las mujeres a través de la poesía, la palabra de un decir que viene de la relación con la vida que da vida, del origen de todo lo naciente, de la madre que hace el encuentro con los hijos y el entorno , de la niña que descubre la naturaleza, el odio y el amor humanos, las diferencias y las semejanzas entre todo lo viviente.

Tenemos en Valencia el gran privilegio de tener entre nosotros desde hace varias décadas a la gran poetisa trujillana Ana Enriqueta Terán, cuyo lenguaje literario señala una maestra de la lengua de asombrosa altura, y tenemos varias generaciones de escritoras, jóvenes poetisas con la mirada avisora en el señalamiento de sensibilidades precoces de creativa estirpe.

Tenemos la muchacha de todos los días que amanece preparada para la jornada laboral en cualquier espacio que la llame, la estudiante que sueña, la anciana que revisa lo vivido y hace recuento de lo bueno y lo malo, tenemos las cientos y miles de heroínas, que a lo largo y lo ancho del planeta hacen sentir su voz, descubren la ternura y la rabia, señalan el derecho a la esperanza, fallecen y resucitan en otros cuerpos femeninos, en otras generaciones, con otros rostros.

Se definen días conmemorativos con la idea feliz de celebrarles, pero no de que esa celebración debe formar parte de la cotidianidad diligente, de la continuidad en el amor y el respeto, hacía la niñita como hacia la anciana.

La vida continua en su circunstancia de dibujo permanente, la enfermera, la maestra, la médico, la arquitecto, la muchacha, la niña, la adolescente, la señora, la que crece triste y la que celebra el camino de los otros. El origen de este día se atribuye a un acto de heroísmo, la huelga de las mujeres que trabajaban en las textileras newyorquinas, que vieron calcinarse a muchas de sus compañeras en un incendio tenebroso y su establecimiento definitivo se produce por la insistencia de la dirigente alemana Clara Zetkin de la Internacional Socialista. Una cadena de dolor y actos posteriores honrosos llevaron a esta celebración que hoy abarca en el mundo a todas las mujeres. Celebremos pues, este derecho.

http://www.notitarde.com/