Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 9 de febrero de 2016

Tres recomendaciones para surfear el colapso cambiario; por José Luis Saboin

Bienvenida sea la iniciativa de ambos bandos de la esfera política de poner el tema económico en el centro del debate nacional, sobre todo después de las elecciones parlamentarias. Más allá de las críticas realizadas por otros colegas y otros ciudadanos no especializados (las cuales son necesarias en toda sociedad democrática), creo que las ideas esbozadas son bastante acertadas (entre ellas: aumentar la gasolina, unificar el tipo de cambio, entre otras). Pero más allá de factores como la comprensión por parte de los políticos de los fenómenos económicos –y de los economistas sobre los fenómenos políticos– la estrategia comunicacional de cada bando o sus distintas visiones del país, creo que hay 4 señales que envían los políticos a los ciudadanos (unos más que otros, claro está) que son bastante positivas:

(i) el sentido de urgencia ante la gravedad de la situación,

(ii) la voluntad de rescatar el rol del sector privado en la economía,

(iii) la necesidad de estabilizar la economía para generar riqueza y

(iv) el compromiso con las clases más desfavorecidas.

Al final del día, uno de los roles principales de un político es señalar. Sin embargo, creo que en estos momentos los políticos venezolanos no solo deben señalar sino también hablar claro, proponer, debatir y ejecutar. Mucho más, cuando los beneficios del ajuste económico parecen ser mayores a sus costos, es decir, en este momento los políticos no solo deben sino que pueden ir más allá en el tema económico.

En este sentido, considero que es absolutamente necesario focalizar las energías en promover la superación del control de precios y de cambio. En primer lugar, es importante dejar claro que los sistemas de cambio múltiples con controles a los flujos de capital e importaciones son medidas estrictamente temporales que, por el atractivo político que tienen, han resultado en ser beneficiosas en el corto plazo pero devastadoras a futuro. En Venezuela, esto pasó en la década de los 80 y ha pasado durante los últimos 13 años.

Dicha medida solo sirve para proteger momentáneamente las reservas internacionales y suavizar el impacto en los precios internos ante la pérdida de valor de la moneda que origina una caída en los ingresos en divisas. Pero para que esta sea exitosa, los fundamentos de la economía (entre ellos, el consumo privado, la inversión y, particularmente, el gasto público) deben ajustarse a la nueva situación externa. Pero esta ha sido la falla en Venezuela: la economía pocas veces se ha ajustado (por no decir nunca) en sus fundamentos. Se estimuló el consumo de una manera abismal (endeudándonos incluso) y la inversión se hizo en todos lados menos en el país.

Este desajuste se agravó desde que se cerró el mercado “permuta” o lo que es lo mismo desde que se ilegalizó el mercado paralelo en 2010. Lo que ha venido desde allí, es decir, Sitme, Sicad (1 y 2) y ahora Simadi, son medidas que empeoraron el problema convirtiéndolas en simples devaluaciones acomodaticias.

Veamos por qué:

Entre 2010-2012, el gasto público se multiplicó por un factor de 4, mientras que la parte importante de los ingresos, los petroleros, solo creció a razón de 1/3. Esto gracias a una tímida devaluación del fallecido presidente Chávez en el 2010 en la tasa Cadivi y la introducción del Sitme...

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