Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 7 de julio de 2015

La mayor refinería de Venezuela enfrenta numerosos desafíos - Por KEJAL VYAS

Grafitis revolucionarios se ven en los muros del barrio Ali Primera cerca de la refinería Amuay. Kejal Vyas/The Wall Street Journal
En Amuay, la principal refinería de este país rico en petróleo, los trabajadores dicen que se exponen al riesgo de gases tóxicos mientras esperan que Petróleos de Venezuela SA, el gigante energético estatal, reemplace las bombas oxidadas y las tuberías corroídas, un proceso que se ha demorado años.

Los 4.000 trabajadores tienen una tarea ardua por delante. Sus salarios equivalen a poco más de un dólar diario debido al colapso de la moneda venezolana. “Somos los pulmones de la economía de este país, pero nos pagan como si fuéramos los más bajos de todos”, dice Iván Freites, quien encabeza el sindicato que representa a los empleados de Amuay y una refinería adyacente, Cardón, que en conjunto forman el segundo mayor complejo de refinación del mundo.

La península de Paraguaná tiene el potencial para procesar un millón de barriles de crudo al día. PDVSA, sin embargo, tiene graves problemas de liquidez, una escasez crónica de repuestos y contratiempos frecuentes que a menudo mantienen la producción en cerca de 50% de su capacidad, según los dirigentes sindicales. Además, la refinería lucha contra apagones y problemas de escasez de productos como lubricantes de motores, que se hacen aquí.

También existe el riesgo de lesiones de los trabajadores. En 2012, cuarenta personas murieron en una explosión en Amuay, de la que no se dieron explicaciones. Los datos de la refinería no están a disposición del público, pero el informe de 2014 del Ministerio de Petróleo muestra que Venezuela registró 5,32 lesiones por cada millón de horas de trabajo, en comparación con un promedio de la industria de 0,45 registrado por la Asociación Internacional de Productores de Petróleo y Gas, con sede en Londres.

Los problemas han hecho de esta empobrecida ciudad petrolera un emblema de las promesas incumplidas de la industria petrolera venezolana. Una bonanza de crudo ayudó al gobierno socialista del país durante más de una década, pero ahora los residentes se preguntan dónde se fue el dinero.

Después de trabajar para PDVSA por casi dos décadas, José Rodríguez, de 52 años, tuvo su última tarea como contratista de mantenimiento en Amuay hace dos años. Rodríguez empezó luego a conducir un taxi, con lo que multiplicó sus ingresos. “El riesgo que tomaba en la refinería no valía la pena”, explica el hombre, quien tiene quemaduras de químicos en las manos y los brazos por su trabajo en PDVSA.

No obstante, la inflación de tres dígitos de Venezuela y la escasez de autopartes arruinaron el plan B de Rodríguez. Incapaz de comprar o encontrar piezas de repuesto, dejó de manejar el cacharro a principios de este año. Un amigo ahora le presta un barco para pescar. “Es lo que tengo que hacer para que podamos comer, para sobrevivir”, explica Rodríguez.

Sin embargo, pescar a la sombra de Amuay también tiene riesgos. A finales de octubre, un oleoducto de la refinería explotó y el petróleo se desparramó en las aguas de la bahía adyacente, amenazando unos 30 kilómetros de costa y el medio de subsistencia de unos 500 pescadores. El derrame fue limpiado rápidamente, pero los habitantes quedaron indignados.

Leer mas en: http://lat.wsj.com/articles/SB11500025451638853982204581092693792762076

No hay comentarios.:

Publicar un comentario