Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 25 de abril de 2015

Cuba hacia el capitalismo del siglo XXI Por: Pascual Albanese

El deshielo entre Estados Unidos y Cuba avanza a tambor batiente. La decisión de Barack Obama de retirar al país caribeño de la lista de países patrocinadores del terrorismo, nómina en la que fue incluido por Ronald Reagan en 1982, acelera el ritmo de la normalización de las relaciones bilaterales. A pesar de los escollos que todavía tiene que sortear, el proceso de distensión adquiere características irreversibles.

Una encuesta realizada en Cuba por una firma privada estadounidense arrojó que el 97% de la población considera beneficiosa la normalización de relaciones. Se trata de uno de los niveles de consenso más elevados que puede alcanzar un acontecimiento político en el mundo de hoy. Pero la muestra reveló otros resultados sorprendentes. Después de 56 años de “¡Cuba sí , yanquis no!”, Obama tiene una imagen positiva del 80% contra el 47% (y 48% negativa) de Raúl Castro y el 44% (y 50% negativa) de su hermano Fidel. Extraña paradoja: Obama tiene más popularidad en Cuba que en Estados Unidos.

El sólo hecho de que un presidente norteamericano sea más popular en Cuba que Fidel Castro es un acontecimiento sin precedentes. Pero importa también señalar que lo mismo sucede con el Papa Francisco, a quien ambos gobiernos asignaron un rol fundamental en el éxito de las negociaciones preliminares, que también tiene una imagen positiva del 80%.

Más allá del devenir diplomático, la distensión se advierte en las calles de La Habana. Banderas estadounidenses empiezan a aparecer en remeras, pañuelos y bicicletas. Es cierto que los cubanos siempre acogieron con deferencia a los turistas norteamericanos, con quienes departen sobre su común afición al béisbol, al básquetbol y a las películas y series televisivas de moda, a las que acceden a través del mercado negro. Pero que la tan vituperada insignia de las barras y estrellas se haya convertido en un icono de consumo, especialmente entre los jóvenes, es un cambio cultural del que ya no se vuelve.

¡Es la economía, estúpido!

Las corporaciones multinacionales estadounidenses, que en materia de política interna suelen estar más cerca de los republicanos que de los demócratas, en este caso apoyan a Obama. La posibilidad de negocios es atrayente. Gully Hubbauer y Barbara Kotschwar, del Instituto Petersen para la Economía Internacional, estiman que las exportaciones de productos norteamericanos a Cuba podrían alcanzar a 4.380 millones de dólares anuales, contra unos 500 millones del año pasado, y que las exportaciones cubanas, que actualmente son nulas, podrían trepar a 5.800 millones de dólares.

En materia de exportaciones, los empresarios estadounidenses tienen expectativas diversificadas. Dwight Roberts, titular de la Asociación de Productores de Arroz de Estados Unidos, afirma que los cubanos podrían volver a importar las 400.000 toneladas que compraban anualmente antes del bloqueo comercial. Las compañías automotrices de Detroit sueñan con la oportunidad de reemplazar a los vehículos viejos y destartalados que aún circulan por las calles y rutas de Cuba.







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