Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 3 de marzo de 2015

Hiperinflación disfrazada - Egildo Luján Nava


Sin duda alguna, el Sistema Marginal de Divisas (Simadi), por obra y gracia de dos voceros públicos venezolanos, es el Rey Momo del carnaval venezolano del 2015. Todavía no ha aparecido el razonamiento técnico que pudo haber sido utilizado por las autoridades correspondientes o las variables económicas que pudieron haber influenciado en la elección o escogencia a dedo, para imponer semejante mamotreto prolongador del control de cambio a la venezolana. Pero es el Rey. Y, por serlo, a la población que quiera moverse en el mundo de la marginalidad cambiaria nacional, ya sabe que tiene que aprender a buscar bolívares, contar bolívares y sumar bolívares en cantidades infinitas, para adquirir un escaso dólar; exiguos dólares en una comparsa política en la que se habla de mercado, de libertad, aunque ante tal simbiosis, en verdad, quien le pone la etiqueta del precio final es el Banco Central de Venezuela.

Nadie sabe si este nuevo reinado cambiario, una más entre siete devaluaciones aprobadas durante los últimos doce años y 33 Convenios, tendrá vida prolongada. No obstante, de arrancada, también provoca otras inquietudes. Y la más extraña es a qué se debe su nombre, cuando la adjetivación popular la tipifica de descalificativo, tanto como llamarlo "mercado negro". Después de todo, ya no es mercado, ni tampoco negro. Ha sido invadido por una pretensión intuitiva –que no técnica- mientras que sus promotores dan como un hecho que si bien el Sicad II no pudo "pulverizarlo", tampoco nadie puede hoy afirmar que, finalmente, y sin unificación cambiaria, el juego a tres tipos de cambio impedirá la aparición de otro mercado verdaderamente libre.

Lo cierto es que en este nuevo Sistema Cambiario, se ratifican dos de los anteriores: el siempre bonito, atractivo y baratón 6,30 Bs./$, por el que transitará el 70% de lo que se dice que se necesita para que la economía siga respirando, - no expandiéndose y fortaleciéndose- en respuesta a sectores básicos (alimentos y medicinas), aunque siempre de la mano del gobierno importador y del ineficiente Estado administrador. El de la fusión de los dos Sistemas Complementarios para mantener viva una supuesta modalidad de subastas, y por la que se moverán los sectores no esenciales de la economía; una gran parte de los cuales, por cierto, sigue esperando que le digan a qué deben atenerse ante una deuda externa reconocida y no pagada de 10.000 millones de dólares, y de la que nadie hace un solo comentario en las instancias gubernamentales.

¿Pasará con esa deuda, por cierto, lo mismo que sucedió cuando nació el Régimen de Cambios Diferenciales en 1983, y que el Gobierno de entonces, el mismo que dijo desde un principio que había recibido una Venezuela hipotecada, hizo saber a los empresarios que, antes que pagar, había que identificar a deudores, a acreedores, y determinó que, desde su enfoque administrativo, antes había que salvar a la economía nacional?. Nadie, hasta ahora, ha dicho que eso no pudiera suceder. Si bien tampoco se ha afirmado formalmente que dicha deuda no será reconocida, y que "cada quién debe cargar con su muerto".

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