Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

China, el salvavidas de Venezuela / Kejal Vyas

Nicolás Maduro (Izq.) conversa con el presidente de China, Xi Jinping, durante un evento en julio en Caracas. Associated Press

Los generosos préstamos que Beijing le ha extendido al gobierno de Maduro mantienen a flote una economía en crisis.

La caída de los precios del petróleo y una escasez de efectivo han desatado temores de una cesación de pagos en Venezuela, pero el país con los mayores problemas económicos de América del Sur se ha percatado que cuenta con un aliado vital: China.

El gigante asiático relajó los términos de pago sobre casi US$50.000 millones en préstamos que ha otorgado a Venezuela desde 2007, según el diario oficial venezolano. El presidente Nicolás Maduro dijo en un discurso la semana pasada que el ministro de Economía, Rodolfo Marco, pronto viajará a China para intentar obtener nuevos créditos.

La popularidad de Maduro se ha desplomado a 30%, según las encuestas, en momentos en que el bolívar colapsa y el gobierno enfrenta la inflación más alta del mundo, así como una amplia escasez de bienes básicos. Las penurias del país amenazan el futuro de lo que el fallecido Hugo Chávez, predecesor de Maduro, llamó Socialismo del siglo XXI.

La flexibilidad de Beijing podría darle más tiempo a Maduro, dicen los analistas.

La semana pasada, el presidente utilizó un crédito de US$4.000 millones de China, usualmente reservado por Beijing para proyectos de infraestructura y mantenido fuera del presupuesto, para elevar las reservas a US$23.200 millones. Hace poco, China también prestó US$1.300 millones para ayudar a Argentina a apuntalar sus menguantes reservas, dándole a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, una aliada cercana de Maduro, un colchón para aliviar la escasez de efectivo.

La generosidad de Beijing podría parecer irracional dadas las políticas económicas en Venezuela y Argentina, que no parecen sostenibles, dice Barbara Kotschwar, una académica que sigue la inversión china en América Latina en el Instituto Peterson, un centro de estudios de Washington dedicado a la economía.

"Por otro lado", agrega Kotschwar, "han invertido tanto en la industria petrolera de Venezuela que deben haber concluido que una crisis política tendría un impacto negativo sobre el retorno de su inversión o la capacidad de Venezuela de pagar sus préstamos".

Los ingresos petroleros de Venezuela, que equivalen a 96% de las entradas en dólares del país, han caído 35% en el último mes, dijo Maduro en un discurso la semana pasada en el que trató de convencer a sus compatriotas de que el gobierno está tomando las medidas necesarias para protegerse de las consecuencias de la caída de los precios del crudo.

Venezuela, que pierde dinero a raudales a través de un conjunto bizantino de tres tipos de cambio oficiales, ya experimentaba escasez de dólares incluso cuando el crudo estaba en US$100 el barril. El viernes, sin embargo, el precio del petróleo venezolano bajó a menos de US$70 el barril por primera vez en cuatro años.

Leer mas en: http://lat.wsj.com/articles/SB10634695869867284248804580297521993073084

1 comentario:

  1. La construcción no es, necesariamente, una señal de dinamismo económico. También sería indicio de falta de control. Estamos viendo exactamente cuánto depende el éxito chino de una burbuja inmobiliaria impulsada por la deuda y de gastos influenciados por la corrupción. Las grúas de construcción no son necesariamente un símbolo de vitalidad; también pueden ser una señal de una economía fuera de control.

    La mayoría de las ciudades que visité están rodeadas de inmensos complejos de departamentos vacíos cuyas siluetas se pueden apreciar sólo en la noche gracias a las luces parpadeantes de los pisos más altos.

    Estuve particularmente consciente de esto en los viajes a las llamadas ciudades de tercer y cuarto nivel; es decir, las alrededor de 200 ciudades con poblaciones que van desde 500.000 a varios millones de habitantes, que las personas de Occidente rara vez visitan pero que representan 70% de las ventas de propiedades residenciales.

    Desde la ventana de mi hotel en la ciudad de Yingkou, en el noreste del país, podía divisar edificios de departamentos vacíos a lo largo de kilómetros y apenas un puñado de autos transitaba por las calles. La escena me hizo pensar en el resultado de una detonación de una bomba de neutrones: las estructuras seguían de pie, pero no había nadie a la vista.

    En Handan, un centro siderúrgico a 480 kilómetros al sur de Beijing, un inversionista de mediana edad, aterrorizado de que una constructora local no pudiera cumplir los pagos de intereses prometidos, amenazó a mediados del año pasado con suicidarse de forma dramática. Tras escuchar historias similares de desesperación, los funcionarios de la ciudad recordaron a los habitantes que es ilegal saltar del techo de los edificios, afirmaron inversionistas locales. Las autoridades de Handan no respondieron a pedidos de comentarios.

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