La caída de los precios petroleros registrada durante este último trimestre ya suma más del 30% donde la cesta venezolana puede caer debajo de los 80$, se debe a un ciclo de contracción de la economía mundial, vale decir al debilitamiento del crecimiento de las principales economías del mundo; a lo que se agrega que ahora los EEUU producen casi tanto petróleo como Arabia Saudita y que estos últimos, que tienen intereses de largo plazo, no desean provocar un alza artificial de precios por contracción de la oferta, lo que por lo demás no funcionaría en este contexto. Venezuela tendrá un año muy difícil y presumiblemente un 2015 aún peor. Esto no preocupa tanto como la aparente inacción gubernamental.
En efecto, si la baja de precios se debiera solamente a una sobreoferta de crudo (que existe y es de casi 2mm bbl al día: la producción venezolana), una reducción de 30% incentivaría a los consumidores a trasladar la rebaja en sus costos energéticos hacia un mayor consumo de otros bienes y de esta manera contribuiría a la recuperación económica mundial; pero esta vez es diferente ya que se asoma el espectro de la deflación que aumenta con este movimiento de precios, independientemente de que consumidores como la India podrán enderezar sus cuentas fiscales al rebajar subsidios. El caso es que hay demasiado petróleo noOPEP en el mercado y no hay consenso sobre qué hacer: no va a haber reducción concertada de oferta a la que, por lo demás, Venezuela no podría contribuir de manera significativa ni proporcional...
El caso es que de acuerdo con las últimas declaraciones de los máximos representantes del gobierno, no tenemos problemas y todos los programas sociales seguirán sin merma puesto que "el presupuesto de 2015 se calculó con base a un precio de 60$". Quienes siguen de manera profesional la economía venezolana saben bien que las cuentas fiscales no soportan semejante precio sino que es el doble el que se requeriría para mantener el déficit anterior que era de casi 15 puntos del PIB. Y de 200$ para borrarlo.
O sea que esa cifra de 60 es simplemente el número que se usa para no distribuir el presupuesto correctamente entre los estados, y apelar a incesantes "créditos adicionales" que en este contexto no son sino dinero inorgánico lanzado a la economía: más inflación. El gobierno ha perdido una oportunidad de admitir la crisis y actuar en consecuencia. Ojalá que recapacite.
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