Hoy se efectúa la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur que ha debido ocurrir en diciembre del 2013, pues era costumbre celebrar dos Cumbres al año; pero, por múltiples excusas, se fue postergando.
Los pueblos del Mercosur que han leído en estos meses varias declaraciones críticas del Presidente Mujica sobre el bloque, que conocen la crisis del maltrato a Paraguay, el irregular ingreso de Venezuela y los problemas estructurales del proceso, esperan una reunión histórica, de transformaciones; pero eso puede ser vana ilusión, por las tendencias los Jefes de Estado prefieren el show con muchas fotos. Las negociaciones con la Alianza del Pacífico o la incorporación de Bolivia como nuevo miembro pleno, pueden centrar la atención de la Cumbre y mover la arruga de la profunda crisis que están viviendo.
Los problemas del Mercosur son múltiples, el Presidente Mujica resaltó recientemente la debilidad del mecanismo de solución de diferencias, pues no obstante sus reformas, prevalece la discrecionalidad.
Desde sus orígenes también encontramos complicaciones en el sistema de toma de decisiones, la ausencia de supranacionalidad en las normas y la supremacía de las soberanías nacionales; el maltrato a las pequeñas economías, pues la normativa carece de trato especial y diferenciado; adicionalmente, carece de mecanismos de escape que permita enfrentar situaciones transitorias. Con el tiempo han surgido otros problemas y la falsa solución de incorporar nuevos miembros está exacerbando las contradicciones. Entre los nuevos problemas encontramos que no se ha consolidado la zona de libre comercio, ni la unión aduanera, y poco se avanza en la armonización de políticas económicas para conformar el mercado común. Igualmente encontramos que cada país, al tener problemas económicos, tiende a establecer restricciones de acceso al mercado, afectando el funcionamiento del bloque.
Otro caso delicado ha sido el conflicto entre Argentina y Uruguay por las papeleras.
Mercosur también enfrenta la crisis de la unión aduanera, pues el bloque se está aislando de las corrientes del comercio mundial y de las cadenas globales de valor. Mercosur se está cerrando con su arancel externo rígido, que pareciera beneficiar fundamentalmente a los intereses industriales de Brasil.
Iniciar negociaciones con la Alianza del Pacífico o culminar el viejo proceso con la Unión Europea son esperanzas para países como Uruguay o Brasil que buscan una mayor relación con el mercado mundial, pero puede dividir más al bloque, pues Venezuela o Argentina mantienen una absurda satanización al libre comercio.
Otro problema del bloque tiene que ver con la situación de los derechos humanos en Venezuela a la luz de la normativa del Protocolo de Ushuaia. El Canciller de Brasil recibió en la "Mesa de Diálogo" información de primera fuente que moralmente le obligaría a la discusión del tema, pero seguramente el show y las fotos serán más importantes.
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