La visita del presidente de China, Xi Jinping, a Venezuela, y también a Argentina y Cuba, es junto con la reciente creación del "Banco del los BRICS", una demostración fehaciente del nuevo poder financiero de esa nación, que ha logrado convertirse en la segunda economía del mundo luego de las reformas de finales de los años 70, cuando Deng Xiaoping la sacó del estado de postración en que se encontraba y la conectó con el dinamismo capitalista. Algo similar a lo sucedido en India, otro "miembro" de los BRICS, cuando el gobierno de Narasimha Rao comenzó en 1991 las reformas que rescataron a esa enorme nación de las telarañas de la planificación centralizada y de los controles en que se había mantenido desde su independencia en 1947. Resulta interesante notar que Xi visita y firma acuerdos millonarios con tres países con economías en grandes problemas económicos como son Argentina, Cuba y Venezuela.
En efecto, China ha otorgado financiamientos a Venezuela por alrededor de 50,000MM de dólares que han sido garantizados y pagados en buena medida por el flujo petrolero hacia esa nación, que hoy en día suma más de 640.000 barriles de crudo por día, y que seguramente se incrementará en un futuro cercano y será complementado por otras exportaciones de materias primas que hacen falta al gigante asiático en su proceso de rápido crecimiento. Hacia Venezuela no solo vienen los flujos financieros propiamente dichos, que han sido invertidos en diversos proyectos en diverso estado de logro, sino también millonarias importaciones en bienes de consumo y alguna inversión industrial y en agricultura y minería, principalmente. En otras palabras, aquello que se criticaba originalmente a los Estados Unidos como potencia hegemónica para la Venezuela del siglo XX.
En cuanto a Argentina y Cuba, lo que ese país está realizando hábilmente es aprovechar, al igual que en el caso evidente de Venezuela, su mal manejo económico producto esencialmente pero no exclusivamente de la aplicación de doctrinas socialistas y diversos controles a sus economías, para entrar con fuerza y convertirse en importante actor internacional y garantizarse el acceso a sus riquezas naturales actuales o potenciales. En el caso cubano, adelantándose al anunciado viraje hacia un capitalismo a la China que, ¿quién mejor que la propia Pekin?, podría asesorar y beneficiarse de sus resultados esperados.
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