Fidel, en su visita a Venezuela en 1959 declaró: "No soy comunista porque el comunismo es una dictadura del proletariado, que significa odio de clases y lucha contra Dios y la Iglesia". ¡Tremendo hipócrita!
Chávez expresó en 2004 "no son locos los que plantean el comunismo en Venezuela, simplemente, no es el momento" e instó a los Obispos a que leyeran a Marx y a Engels si querían saber lo que era el Socialismo del siglo XXI. Cuando recientemente se le preguntó a Fidel qué significaba la susodicha frase, contestó lacónicamente. Comunismo.
Por supuesto que implantar el comunismo a la fuerza en Venezuela como lo hizo Fidel en Cuba, con juicios sumarios, paredón y cadena perpetua, es imposible hacerlo hoy en día por el rechazo que tendría internacionalmente. Por eso se recurrió a la estrategia de acabar con la empresa privada y la clase media para que reine la pobreza que representa el sustento electoral del régimen.
Pero ¿cómo mantener contentos a los pobres mientras se devastaba al país, con la destrucción de la producción, el aumento de la delincuencia, la escasez general y la carestía de la vida? Se comenzó por robarles a los empresarios sus propiedades y entregárselas a los incapaces obreros que las han arruinado pero que se mantienen cobrando el sueldo sin trabajar.
El cierre de miles de empresas (como la General Motor y la Chrysler que la semana pasada anunciaron su clausura) ha provocado desempleo masivo que se amortigua con las innumerables misiones, que no son otra cosa que regalar pescado sin enseñar a pescar para mantenerlos, a través del lavado de cerebro, en el opio de la pobreza.
Por su parte, a la clase media se le hace la vida imposible Por eso no se les da dólares, ni pueden viajar, ni pueden invertir. Que se vayan… A los políticos de la oposición se les deshabilita, exilia o pone presos. Este comunismo con una mano distrae al mundo con elecciones y otros rituales dizque democráticos, mientras que con la otra hace todo tipo de trampas para concentrar más poder, reprimir a los opositores y silenciar a sus críticos. Esa es una realidad que hay que afrontar. Que oiga quien tiene oídos…
Fuente: http://www.laverdad.com/
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