Seguramente, tal como ha sucedido en oportunidades anteriores, el Gobierno prestara oídos sordos al comunicado de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, que, tras un análisis de la situación económica de Venezuela, formuló unas recomendaciones a través de propuestas con la idea de superar el entrampamiento en que nos han colocado las erráticas políticas económicas que nos han impuesto.
Es así que parte de la frustración y la desilusión que ensombrecen el espíritu del venezolano, asociado al proceso inflacionario, la devaluación, el subempleo, la escasez y la inseguridad jurídica y personal se han acentuado en los últimos 14 años como resultado de haber profundizado la ineficiencia de las políticas económicas tradicionales, que promueven el consumo y desestimulan el trabajo y la inversión; han impedido desarrollar un sistema productivo capaz de diversificarse y ser competitivo a nivel internacional.
Este lapso se ha caracterizado por el despilfarro de las divisas provenientes del petróleo y el desestímulo de las actividades del sector privado, que en alguna medida habrían podido compensar los efectos de las equivocadas prácticas fiscales, monetarias, reguladoras y de controles excesivos.
Para revertir esta situación, se precisa restablecer los equilibrios macroeconómicos básicos, recuperar la estabilidad en los precios y en el tipo de cambio para alcanzar un crecimiento económico sostenido, situación que no se podrá lograr en forma inmediata. Es imperioso emprender profundas reformas estructurales, que implican la reversión de muchas medidas de políticas económicas, la profunda modificación del marco legal y la mejora en la calidad de las instituciones claves para el funcionamiento del sistema económico. En todo caso, el Gobierno debería atender estas recomendaciones de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, ¡que algo deben de saber! Eso creemos.
La Verdad.com
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