Niños en una clase de computación en una escuela rural de la provincia de Pinar del Río. (Foto: Raquel Pérez)
La guerra contra el desarrollo tecnológico está perdida de antemano, lo aprendieron los obreros ingleses cuando intentaron frenar la era industrial destruyendo maquinarias con la ilusión de detener la reducción del número de puestos de trabajo. En el ciberespacio las cosas se aceleran aún más y quien no anda rápido es devorado por algún agujero negro o conquistado por sus enemigos. En esta época tratar de mantenerse aislado dentro de una burbuja es tan utópico como lo fue destruir máquinas.
Las autoridades de la isla han tenido todo el tiempo del mundo para darle un lugar en el ciberespacio a la sociedad cubana.
También tuvieron los recursos humanos, materiales y el apoyo internacional pero inexplicadamente el país sigue sin despegar.
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