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Republica del Zulia
Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Los despolarizados / SIMÓN GARCÍA
La polarización es un fenómeno político, emocional, de opinión y elaboración de una conducta electoral en una dinámica de enfrentamiento de posiciones. Ella conduce a la reducción de la pluralidad y limita las opciones viables a dos polos contrapuestos.
La polarización electoral en Venezuela es remota.
Apareció en 1973 cuando dos partidos, AD y Copei, sumaron el 83% de los votos con una abstención de 3%. Las demás organizaciones obtuvieron por debajo del 4%.
En 1998 dos candidatos concentraron al 96% de los votantes, pero los partidos más votados obtuvieron el 68% y la abstención fue de 36%. Se produjo un nuevo tipo de polarización, no con los partidos sino entre los candidatos.
Surgieron también los despolarizados. Una importante proporción de electores que se colocaron al margen del evento y que no fueron atraídos ni por los partidos ni por las figuras en competencia. No respondieron a una presión de cambio tan fuerte que barrió con los candidatos percibidos como favoritos y con el tradicional sistema de partidos.
Se siguen dando por sentadas las razones y motivos por los que ese sector de la población no se involucra en elecciones, como se evidenció aún en medio del torbellino que en el 98 inició el ciclo de triunfos del actual Presidente. No se trató del abstencionismo, normal o crítico, hasta entonces conocido, sino de nuevos matices asociados a la crisis de la democracia y la gestión de los partidos que vaciaron de sentido el derecho al voto o convirtieron la frustración política en indiferencia. Unos derivados que son muchísimo más que la ausencia funcional a toda elección y mucho menos que un proceso de lúcida resistencia al sistema.
Igualmente, la comodidad impuso el término Ni Ni para acentuar la indefinición y la indecisión como características de esta población descolocada de los polos políticos, apartados de la confrontación política activa y liberados de identificación partidista.
La denominación, aunque contenga cómo se percibe lo que nombra, puede ser lo de menos. Lo urgente es volver a ocuparse de cómo piensan, cuáles son los intereses, oportunidades y expectativas de esta franja de electores contenidos y si van a permanecer fuera del juego o se les puede movilizar aun dentro de una situación de baja polarización.
La actual distribución de la opinión muestra la pérdida de eficacia del eje oficialista de la polarización y el incremento de los despolarizados. Ellos, que han resistido los mecanismos de captación del poder y no tienen conflicto de lealtades, van a poner al nuevo Presidente.
Un dato que nos obliga a preguntarnos si los estamos tomando en cuenta, expresando adecuadamente y ofreciéndoles el lugar que merecen en nuestra lucha por los cambios. @garciasim
Tal Cual digital
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