Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 20 de enero de 2011

Habilitantes y desobediencias / SIMÓN GARCÍA

El anuncio presidencial de recortar la Habilitante ha sido publicitado como un gesto de conciliación. Un lado bueno, porque desplaza en la mente de sus seguidores, aunque sea momentáneamente, la retórica excluyente y pulverizadora contra quien piense distinto. 

Pretende afianzar la imagen de que él, encarnación del soberano, lo puede todo. Obliga a quienes vitorearon esa ley como símbolo del "así es que se gobierna" a batir palmas por el reconocimiento encubierto de que es una barbaridad insostenible. La promesa, que aún puede disolverse en la nada demagógica, es insincera. Cuando la moribunda Asamblea pudo aprobar leyes vinculadas a la problemática de los dannificados, la puso a sustituir Estado Constitucional por comunas, reducción de libertades y eliminación de propiedad privada. Su prioridad no fueron los sin techo. 

Es una oferta engañosa. La Habilitante no tiene otra reparación que devolverla inmediatamente al cuerpo legislativo para subsanar ladelegación írrita que la sostiene. A su vez, para favorecer que el Ejecutivo Nacional pueda acelerar medidas efectivas respecto a los damnificados, establecer culturas preventivas y delinear una política urbana, la MUD podría formular públicamente un proyecto de Ley Habilitante focalizada en esos fines y aplicable en un tiempo útil para la urgencia. Ofrecer una basefirme de diálogo y esfuerzo conjunto por el país. 

El avasallamiento de la sociedad por el Estado revivió la invocación del 350. Y es que, en ciertas circunstancias, como lo percibieron los universitarios con la ley que se les quiso acuñar, la desobediencia resulta éticamente ineludible. 

Para aprender a aprender, para difundir y crear conocimientos con entera libertad es indispensable la autonomía del saber. La preparación de la desobediencia anticipó la inviabilidad de la intervención y dio consistencia al camino de la impugnación en las instancias que nacional e internacionalmente velan por el disfrute de los derechos reconocidos por la Constitución y los tratados suscritos por el país. 

Pero desobediencia civil no es rebelión. El término se le atribuye a Henry David Thoreau, un filósofo que escogió vivir con la vertical felicidad que irradia de su Walden o la vida en el bosque. En 1846 se negó a pagar impuestos: no quiso financiar la guerra de EEUU contra México y el mantenimiento de la esclavitud. 

Se trata de protestar cívicamente una Ley, no de una insurgencia general y absoluta. Apenas un derecho a ejercer en forma conveniente, pacífica y consciente

Tal Cual

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