Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 14 de diciembre de 2010

Drama / Natalia Sánchez

Ahora por parte del Gobierno, los dramas sociales no existen; existen sus propios dramas relacionados a no perder poder.

Drama por una parte vive el país, el intento épico por otro, vive el Gobierno. Una cosa vive Venezuela y otra cosa vive el Gobierno nacional de Venezuela. Hay un divorcio, creo que sin posibilidad de encuentro nunca más. En esencia el divorcio se explica por qué el Gobierno se ha radicalizado (porque no tiene otra opción) y el pueblo venezolano no es un pueblo políticamente radical.

Es un pueblo protestón, y puede que hasta hablador de lo que no sabe, pero lejos de que alguna causa ideológica lo lleve a una radicalización ni la mitad de la que muestra el Gobierno nacional. El pueblo venezolano vive un primer drama asociado a la precarización de la vivienda combinada ahora con mucha lluvia y pocas soluciones de prevención. Podemos decir que entre afectados directos e indirectos más de 300 mil venezolanos padecen inconvenientes relacionados a viviendas, suministros, carreteras, comunicación y ventas. Mayor drama y más estable la precarización de la vivienda todo el tiempo, llueva o no llueva; 3.000.000 de venezolanos que viven en condiciones precarias.

Drama de siempre la pérdida de la vida y la seguridad; drama de todos y de todos los días el "bolsillo limpio", drama la falta de políticas públicas decentes. Ahora por parte del Gobierno los dramas sociales no existen; existen su propios dramas relacionados a no perder poder; dramas de corrupción, de burocracia, de ineficacia, drama de falta de capacidad, para dar respuesta a un país colapsado. Ante tal lectura, el Gobierno decide convertir en herramienta de dominación cultural cualquier cosa que pase; esto deriva de la lectura marxista de salón marginal, que supone que hay que dar una guerra ideológica para combatir los contenidos que alienan a la gente; convirtiéndose así el Gobierno venezolano en el principal alienador y en primer opio del pueblo.

Aquí el opio no es la religión, más nunca; aquí el opio criollo es el Gobierno. El Gobierno invierte muchos recursos en intentar convertir cuanta cosa suceda en el país en un mensaje. Pero todo lo que le sirve a él, no le sirve al país. 

La Verdad.com

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