Con el tic tac de las elecciones encima, el gobierno apresura su campaña a ver si el milagro de engañar a algunos venezolanos a punta de realazos le vuelve a resultar. A punta de realazos trata de colarse entre las rendijas del poco espacio noticioso que le queda luego del escándalo de la comida podrida y sus derivados. Esta semana, para su mayor desgracia, se le sumaron las cuentas de Pdvsa, de cuyo ovillo se ha ido tejiendo esta tela infinita de corrupción y fracaso, de manos de un Rafael Ramírez haciendo de Penélope, revelando sin que se le mueva un músculo y mucho menos la vergüenza, que la estatal petrolera ha bajado 52% de sus ganancias, le ha pedido una millonada en préstamos a China y que 80% de la comida que distribuyó su Pudreval, era importada. Por si fuera poco, la maraña incluye el descubrimiento de la red de cubanos encargados de chuparle la sangre a nuestro país para, cual película de vampiros, mantener con vida a ese Drácula inmortal en que se ha convertido Fidel y su cortejo de privilegiados.
Pero igualito a los diputados de la Asamblea que miran para otro lado cuando se les habla de los containers, el gobierno intenta hacernos olvidar de su fracaso, gastando un dineral en propaganda masiva y copiándose la estrategia de las cuñas de Empresas Polar, dirigida a emocionar a la audiencia y crear una conexión afectiva con ellas.
Así, mientras la Polar nos muestra las bonanzas de años de trabajo, del orgullo que tienen sus empleados de pertenecer a su grupo, la labor social que tienen años realizando sin que gobierno alguno los obligara, los hospitales que patrocinan, los equipos deportivos que apoyan, a un publicista del oficialismo se le ocurrió repetir el esquema pero, obviamente, más chambón. Entonces vemos a una ancianita feliz porque trabaja en Café Fama de América porque ahora es socialista, pero las imágenes, compañero chavista, son exactamente iguales a las de cualquier empresa capitalista: los kilos de café pasando por una cadena de producción, los obreros echándole pichón a un trabajo alienante y, probablemente, un capataz del partido exigiéndole mayor celeridad. Luego vemos a varios obreros haciendo celulares, muertos de la risa, felices de hacer celulares pero en el socialismo. Igualito a cualquier empresa capitalista, eso si, sólo que en esta propaganda no podemos leer las cartas obligándolos a asistir a los mítines rojos rojotes o la exigencia de votar por el PSUV, no vaya a ser que se queden si la chamba.
Lo más cómico es el logotipo: un corazón rojito a modo de sello que afirma "Hecho en Socialismo". Y ahí fue cuando nos pusieron el chiste de bombita, porque si a la escuálida lista de estas dos empresas le anexamos el resto de las "hechuras en este socialismo", el asunto sería más largo que si colocamos los containers de comida podrida en fila india: yo comenzaría por los apagones, la destrucción de las empresas básicas, los cien mil muertos por la delincuencia, la inflación más alta de América Latina, la perdida de la soberanía en manos de Cuba, el regalo, robo y despilfarro de miles de millones de dólares a países extranjeros o cuentas secretas, la destrucción del Metro o el aumento de más de 600% de los gastos de Miraflores este año, donde nada más en comprar champú y jabón se destinaron tres mil bolos diarios y otros 25 millones sólo para pagar el primer anillo de seguridad del Presidente. O sea, que el Socialista Mayor necesita tres salarios básicos diarios para salir con su cara muy lavada a hablarnos de igualdad y justicia. Tal Cual digital.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario