El Banco Central de Venezuela, dentro de los 45 días siguientes al final de cada trimestre, debe emitir su boletín tradicional con los resultados macroeconómicos de ese lapso. Esto quiere decir que ya para el 15 de mayo el país debería haber conocido la información proveniente del BCV. Sin embargo, no ha sido así. Dos veces, desde ese momento, el instituto emisor ha pospuesto la publicación de su informe. ¿Cuál es la razón? Sencillamente que el gobierno está muy inconforme con las cifras y está pidiendo una operación de maquillaje. Al parecer el BCV registra una importante desaceleración en la actividad económica, medida en términos de PIB; una aceleración inflacionaria y serios problemas de balanza de pagos, en particular en la cuenta de capitales, que es la que registra la entrada y salida de divisas.Todas, por supuesto, malas noticias para el país, pero, sobre todo, para quien maneja el país, es decir,YoEl-Supremo. ¿Cómo terminará este pulseo? No sería de extrañar que el Banco no haga otra cosa que quedarse callado. El Ministerio de Finanzas desde enero no ha vuelto a dar una sola cifra correspondiente a su gestión y al estado general de las finanzas públicas.Todo esto, como es lógico, es de una gravedad que difícilmente se podría exagerar. No hay manera de llevarle el pulso a la conducción económica del país. Lo peor es que, como ocurre con las cifras de homicidios, que por más que las manipulen, la gente las siente en su propia carne, con los numeritos de la economía es igual: la gente no necesita de ellos para saber que esto va palo abajo. No hay mejor indicador que el bolsillo.
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