lunes, 14 de julio de 2025

¿Qué diría el señor Nobel? Por Ignacio Avalos Gutiérrez

 


La “relativa tranquilidad” (las comillas son imprescindibles) dentro de la que el mundo ha vivido desde mediados del siglo pasado, la sentimos con nostalgia, pues contrasta abiertamente con la actualidad, dibujada por la desesperanza y la incertidumbre que nos cobija.

Los conflictos que, en sus diferentes formatos, incluso el militar, arrancaron a partir del 11 de septiembre de 2001, con el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York que no fue un hecho esporádico llevado a cabo por un grupo de locos, sino la expresión de los conflictos que caracterizarían la época.

Desde hace un buen rato estamos, así pues, sufriendo la terminación de un conjunto de tratados y compromisos que, si bien no eran los deseables ni los suficientes, daban pie a un cierto grado de convivencia, apoyada en algunos equilibrios. 

El descontrol planetario

El mundo de hoy se encuentra descarrilado, no hay que ser muy suspicaz para percibirlo. Tan solo hay que abrir los ojos y asomarse a la ventana para constatar lo que viene ocurriendo en buena medida con la llegada de Donal Trump a la Casa Blanca, lo que no puede apreciarse tan solo como el inicio de un nuevo período presidencial, sino como la emergencia de un gobierno que, preservando el molde capitalista, trastoca las reglas del juego político y geopolítico que propiciaban ciertos niveles de equilibrio y cordura en nuestro Planeta Azul. 

Los extravíos del presidente norteamericano se pueden observar en un variado menú de decisiones que incluyen su estrategia arancelaria, su despiadada política migratoria, la insensata agresión a algunas de las mejores universidades norteamericanas, la pretensión de comprar Groenlandia,  la actuación en el conflicto planteado entre Rusia y Ucrania, la crisis en el Medio Oriente, la guerra con Irán, la rivalidad comercial con China, las tensiones que ha generado con la Unión Europea y por no hacer la lista muy larga, solo mencionaré, además, su absoluto desdén por los principios que fundamentan el Estado de Derecho en su país, así como el irrespeto que muestra con relación a las normas que buscar la gobernabilidad mundial.

El discurso de Trump ha acentuado la polarización en la sociedad norteamericana, y enredado a su población, al condensar su mensaje político en la Gorrita MAGA que lleva siempre puesta en la cabeza, machacando que los Estados Unidos volverán a ser “grandes otra vez”. 

El Premio Nobel

El presidente Donald Trump y el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunieron hace pocos días en el Salón Azul de la Casa Blanca. Nada más comenzar su encuentro, Netanyahu le entregó a Trump una carta en la que lo propone para el premio Nobel de la Paz, una distinción que, por su parte, el republicano cree merecer por su labor a raíz de los conflictos entre India y Pakistán, la República Democrática del Congo y Ruanda, entre Israel e Irán, así como en el ya casi eterno conflicto en el Medio Oriente, en relación al cual la premisa pareciera ser el no reconocimiento del Estado Palestino.

Nos encontramos pues frente a conversaciones entre un Presidente megalómano y un Primer Ministro que se vale de la guerra para no perder su cargo (no son pocos los que lo adversan y lo quieren fuera del poder) y que, como lo expresó Luis Felipe Faraj, periodista judío, manipula emociones a través del discurso eterno de la victimización, pero olvidando que también los israelíes han sido y son victimarios. 

¿Premio Nobel para Trump?

Alfred Nobel fue un inventor, ingeniero y empresario sueco, quien vivió a mediados del siglo XVIII. Es conocido por fundar los Premios Nobel, que se otorgan anualmente a personas que han hecho contribuciones sobresalientes en física, química, fisiología o medicina, literatura y paz. 

También es recordado por haber inventado la dinamita, utilizada en buena medida para causar la muerte y la destrucción. Se ha especulado que intentando expiar un poco sus culpas, destinó buena parte de su fortuna a la creación de una fundación filantrópica que otorgaba premios a aquellas personas que más hubieran trabajado por el beneficio de la humanidad. Así, nace la Fundación Nobel en el año 1900, cuatro años después de su muerte 

Una vez recibidas todas las nominaciones al premio de la paz, un comité, compuesto por cinco miembros designados por el parlamento noruego, las revisa y asegura que se cumplan con todas las condiciones exigidas. El proceso de selección es largo y absolutamente secreto y el anuncio de los ganadores tiene lugar el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Nobel. Según sus deseos, el premio de la paz debe otorgarse a “la persona que haya hecho el mayor o mejor trabajo por la fraternidad entre las naciones, por la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y por la celebración y promoción de congresos de paz”.

¿Retrata el párrafo anterior a Trump?, se pregunta uno. Por otro lado, ¿otorgarle el premio no podría interpretarse como un respaldo a las estrategias de poder basadas en la fuerza? Por último, si se le concede, ¿no sería un homenaje que tergiversa el ideal de la paz?

¿Qué pensaría el señor Nobel?

https://digaloahidigital.com/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario