Tomada de El Mundo
Alex Fergusson
En una reciente presentación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso norteamericano, el almirante Alvin Hosley, el militar norteamericano de más alto rango en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, y el primer oficial afroamericano en ocupar la jefatura del Comando Sur, disertó sobre las principales amenazas externas que enfrenta Estados Unidos en este momento.
Como era de esperarse, Hosley señaló que “Estados Unidos sigue enfrentando los mismos enemigos de siempre: China, irán, Rusia y sus socios de la izquierda extremista mundial”, pero desarrolló con detalle el papel de las organizaciones criminales y los regímenes dictatoriales hispanoamericanos, “que buscan colapsar e incluso destruir el poderío norteamericano”.
Atendiendo a la alta relevancia de varios países de América Latina y el Caribe, señaló que “las amenazas que enfrentan ya no están en la lejana Asia ni en el Medio Oriente, sino en el patio trasero de América Latina que se ha convertido en un vecindario muy peligroso, amenazante para los intereses de Estados Unidos, bajo la influencia de sus enemigos tradicionales”.
Respecto a las amenazas a la seguridad y estabilidad de los Estados Unidos, provenientes del hemisferio, se refirió, en primer lugar, a las “organizaciones criminales transnacionales”, y dijo que “estas organizaciones crean y explotan la inestabilidad regional en toda América Latina y el Caribe. Sus acciones ilícitas amenazan la adecuada gobernabilidad y la seguridad económica, ambiental y ciudadana de todas las sociedades del hemisferio occidental”.
En la actualidad, señaló, existen un total de 35 organizaciones criminales regionales sancionadas por Estados Unidos que operan en la región, dedicadas a crímenes como el tráfico de personas, drogas, armas, el sicariato político, la falsificación de productos, el contrabando de vida silvestre, así como la explotación ilegal de maderas finas, la minería y la pesca ilegal.
El dinero obtenido representa una asombrosa cifra, dijo el almirante, es seis veces mayor que los presupuestos de defensa de todos los países de América Latina en su conjunto. Dijo también que “la corrupción- que incluye a las altas esferas de muchos gobiernos- y la inestabilidad facilitada por estas organizaciones criminales han abierto el camino para que China, Rusia y otros actores malignos como Irán, logren fines estratégicos en la región, impulsen sus agendas y amenacen a Estados Unidos”.
Recalcó que los flujos ilícitos de precursores, químicos y equipos, procedentes de China, están provocando una crisis mundial de drogas sintéticas sin precedentes, que se fabrican en la región, y una tremenda epidemia de adictos y centenares de miles de muertes por sobredosis. Además, las tasas de homicidio regionales son las más altas del mundo debido a los índices de violencia relacionadas con el crimen organizado y los grupos terroristas, y sus actividades.
Además, señaló que los actores terroristas extranjeros designados como tales por Estados Unidos, incluida especialmente, la organización de Hezbolah, están igualmente activos y operando plenamente en la región, con más de diez mil miembros, para socavar las soberanías estatales mientras libran una guerra con las fuerzas de seguridad y por supuesto, contra la ciudadanía.
Las alianzas entre estos grupos y algunos gobiernos, la creación de un nuevo modelo organizativo y las mejoras tecnológicas, como el uso de drones y tecnología de información y espionaje, los vuelve especialmente peligrosos.
Por ejemplo, citó que en Colombia los grupos terroristas llevaron a cabo, en 2024, más de 140 ataques con sistemas aéreos no tripulados, aportados por Irán y con la colaboración de otras cuatro organizaciones terroristas de inspiración islámica, que mantienen operaciones en el hemisferio.
Las restantes amenazas regionales señaladas por Hosley, incluyen particularmente a Cuba y Nicaragua, y parcialmente a Venezuela.
Respecto a Cuba, sostuvo que “el régimen cubano está fortaleciendo sus lazos con muchos de sus adversarios, y sus acciones malignas debilitan sus relaciones con la región, fomentan la migración irregular y amenazan la seguridad de Estados Unidos”.
Finalmente, se refirió a Nicaragua, y comentó que “las libertades democráticas políticas, religiosas y personales están siendo atacadas por el represivo régimen de Ortega-Murillo en medio del deterioro de las condiciones socioeconómicas. La violación es de derechos humanos, la represión de la disidencia, la confiscación de bienes y el encarcelamiento de opositores políticos son características de ese gobierno”.
No debe extrañar entonces, que en el marco de esta narrativa, la administración Trump haya puesto en marcha planes de acción para contener estas amenazas. Muchos de estos planes están en pleno desarrollo, incluyendo un abanico de opciones que se están considerando para provocar un cambio en esos regímenes.
Pero no todas las amenazas contra USA provienen del exterior. A lo interno, las situaciones creadas por los enormes errores cometidos en la aplicación de sus políticas migratorias, las cuales podrían ser consideradas como violatorias de derechos humanos, están creando una crisis socioeconómica de grandes proporciones, junto con los efectos de la “guerra de aranceles” que Trump le declaró al mundo. Súmele el fracaso de su promesa de acabar con la guerra en Ucrania, la respuesta contundente de China con el tema de los aranceles, el mal camino que lleva su enfrentamiento con Irán y el apoyo a Israel, la inestabilidad y creciente desconfianza en la economía interna, la crisis política creada por las acciones de algunos asesores y sus enfrentamientos con Elon Musk.
Todo eso junto, permite prever que los planes de Trump llegarán a su fin el próximo año, pues de agravarse la crisis interna y los conflictos externos, los republicanos podrían perder el control del Parlamento en las elecciones que vienen.
Así que las cosas no van bien para Trump, pues sus políticas parecen una nueva versión del “Aprendiz de Brujo”.
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