I
Primero fue Fedecámaras en la figura de Tiziana Polesel, su segunda vicepresidente, con una entrevista realizada por Román Lozinsky el 17 de febrero y en la que abordó diferentes temas del ámbito económico.
Tres días después, el 20 de febrero, le tocó el turno a Conindustria, en la figura de Luigi Pisella, su presidente, quien dio a conocer a los medios de comunicación nacionales su Encuesta de Coyuntura Industrial del 4to trimestre de 2024.
En la entrevista con Lozinsky, Tiziana Polesel dijo, palabras más palabras menos que: «El año 2025 había comenzado preocupantemente lento y así lo reflejan los sectores más importantes de la economía. Seguimos con una casi paralización del sector de la construcción, pero el sector comercio sin duda es el termómetro para medir este enero muy lento». Luego remató: “Si en Caracas hay esa lentitud, nos podemos imaginar cómo está eso en otras regiones del país». En palabras más llanas y según Polesel, la situación no luce normal.
Por su parte, Luigi Pisella afirmó lo contrario. Al presentar rápidamente, en unos 15 segundos, la lámina 18, contentiva del Índice de Confianza Industrial, tan solo señaló que dicho índice se situó en 17,0, “manteniéndose en terreno positivo” por 6 trimestres consecutivos y ¡listo!, despachado el asunto. Previamente, al explicar la lámina 17 que muestra la expectativa de volumen de producción para el primer trimestre de 2025, con 32% de los encuestados opinando que la misma disminuiría un poco, 45% opinando que sería igual y 16% opinando que aumentaría poco, comentó que esto es un hecho “normal” por las características de finales de un año e inicio del otro.
Ahora bien, ¿es cierto que esto es normal y se cumple siempre? La respuesta, con las mismas cifras de Conindustria, es que no es normal o por lo menos no ocurre siempre.
A modo de ejemplo, en las láminas de la Encuesta de Coyuntura Industrial correspondientes al 4to trimestre de 2023 y ante la misma pregunta, solo 10% de los encuestados tenía una expectativa de disminución de su producción, mientras que 19% dijo que sería igual y 58% que aumentaría. Claro, el 2024 fue año electoral y se esperaba la materialización del gasto gubernamental típico en esa coyuntura, hecho que por cierto no ocurrió en los 2 primeros trimestres de ese año. Lo anterior causó un desplome en las expectativas de los empresarios, y lo cual reporté en un artículo para El Nacional que reseño aquí.
II
Lo que quiero hacer en este artículo es ilustrar la importancia del Índice de Confianza Industrial, el mismo cuya presentación fue despachada en apenas 15 segundos.
Además de su data dura, un indicador importante que suministra Conindustria es el así denominado Índice de Confianza Industrial (ICI). Representa la foto de una dinámica interesante que incluye el optimismo de los empresarios del sector industrial respecto a la situación actual de la actividad industrial y sus perspectivas de evolución futura.
El ICI resume la información proporcionada por las empresas entrevistadas acerca de tres variables: 1) la situación de su cartera de pedidos global en el mes de referencia; 2) la situación de los inventarios de productos terminados en el mes de referencia y 3) las expectativas o perspectivas sobre la producción (a un determinado número de meses en el futuro).
Dadas las variables mencionadas, uno concluye que el ICI es un índice fundamentalmente cuantitativo, al menos en sus dos terceras partes, es decir, con dos variables de esas que Pisella denomina «duras». Lo importante y significativo del ICI es tener en cuenta su variación respecto al trimestre anterior.
A modo de ejemplo, la secuencia del ICI desde el 4to trimestre de 2023 al 4to trimestre de 2024, cinco trimestres, fue: 34,4 / 43,1 / 20,6 / 47,6 / 17,0 respectivamente.
Observe el lector que el ICI disminuyó en el 2do trimestre de 2024, aumentó en el 3er trimestre de 2024 y volvió a disminuir el 4to trimestre de 2024. Todos sabemos que, sin considerar el hecho político, los últimos tres meses de 2024 se caracterizaron por dos eventos: el aumento de la inflación intermensual y la aceleración de la depreciación en el tipo de cambio. Cuando uno mira cada una de las tres variables que conforman el ICI uno encuentra que la variable que lo “tumba” de 47,6 (3er trimestre 2024) a 17,0 (4to trimestre de 2024) es la expectativa de producción que pasa de 71% a -6% respectivamente. Tales elementos de la realidad fueron recogidos por el ICI del 4to trimestre y conforman el sustrato percibido y reportado por Tiziana Polesel.
El anterior razonamiento es apoyado por las propias cifras “duras” intermensuales de Conindustria: el volumen de producción aumentó 17,3% en octubre 2024, disminuyó 0,1% en noviembre 2024 y volvió a disminuir 13,6% en diciembre 2024.
El éxtasis de Pisella, en su presentación, se debió a que la capacidad utilizada de la manufactura pasó de 43,8 (3er trimestre 2024) a 47,8 (4to trimestre 2024). Hay que decir que es una buena noticia, pero sin exagerar. Esta métrica, la capacidad utilizada, llegó a estar en 56,7 el 3er trimestre de 2013, sin embargo y considerando las expectativas que los mismos industriales reflejan en su ICI, luce todavía lejana de alcanzar.
III
En resumen, la información proporcionada por Fedecámaras por un lado y por Conindustria por el otro, presenta una imagen contrastante del panorama económico actual. Mientras Fedecámaras luce preocupada, Conindustria luce eufórica. Para Conindustria todo es normal y va por buen camino.
Esta disonancia entre lo que informa Conindustria y lo que informa Fedecámaras sugiere la necesidad de una visión más matizada del panorama económico. El rol dedicado y analítico de los distintos medios de comunicación resulta esencial para tal matiz y contraste.
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