Que el tener ganancias es reprochable es un concepto socialista. Yo considero que lo verdaderamente reprochable es tener pérdidas. Winston Churchill.
Nos dijo Tomas Sowell hace un tiempo ya, que la primera enseñanza de la economía es la escasez: nunca hay suficiente de algo para satisfacer plenamente a todos los que quieren, y que la primera enseñanza de la política consiste en ignorar la primera enseñanza de la economía.
En los anales de la historia económica de Venezuela jamás habíamos experimentado el dilema de lograr crecer económicamente, con inflación elevada y desabastecimiento generalizado simultáneamente. Éste se ha extendido hacia distintos rubros de la dieta alimentaria,de la salud y del parque de repuestos automotores, por nombrar los más sentidos por la población.
La explicación a esta inexcusable situación ameritaría un análisis más profundo que la brevedad de un artículo de opinión dificulta. Sin embargo podemos adelantar algunas apreciaciones tendientes a explicar este desaguisado tan peligroso como irresponsable.
Desde la época de la Venezuela saudita de Carlos Andrés Pérez, nunca país latinoamericano alguno ha contado con el caudal de ingresos y de recursos como los que ha tenido la nación en esos años, no obstante la administración de Chávez y de Maduro que no han dejado de recibir ingentes recursos han llevado al país a ser mucho más vulnerable y dependiente que antes. Vivimos a expensas casi exclusivamente de la explotación y exportación del petróleo y pendientes de la altísima volatilidad de sus precios en el mercado internacional.
El régimen ha considerado que el gasto público lo puede todo, por tanto, desestimula y menosprecia la capacidad generadora e impulsora del desarrollo que tiene la inversión privada. La euforia de los gobernantes del nuevorriquismo venezolano, los ha impulsado a exportar su “revolución bolivariana” haciendo enormes transferencias de capital hacia otros países y asumiendo compromisos de sostenimiento de gobiernos afines en América Latina, en lugar de invertirlos en el país.
Al mismo tiempo, ha aumentado a lo interno, la servidumbre de la población con respecto al Estado, incrementando la burocracia y montando otra estructura paralela al mismo, que ha elevado la nómina oficial. La tragedia que vivimos los venezolanos será que ellos decidan entre su liderazgo continental y el clientelismo nacional, como ya.ocurrió el 28 de julio del año pasado que los obligó formalmente a declararse como dictadores.
Una gran contradicción estriba en plantearse un desarrollo endógeno, que supone la aplicación de un modelo de sustitución de importaciones a la vez que éstas se han elevado a niveles históricos, afectando a los productores nacionales, con el agravante de que ya no consiguen quien les fíe. Su lucha contra la especulación y el desabastecimiento promovido por ellos mismos, son consecuencias de la escasez producida por el desaliento de los sectores productivos ante las medidas de control de precios y de cambios usadas como armas políticas contra los defensores de la libre iniciativa privada.
El despilfarro, el robo oficial, el peculado, la coima, están justificados de modo que si a pesar de la cantidad de dólares que ingresen se requieren más, se acude a la emisión de bonos colocándolos por encima de su valor, para obligar después a que los vendan al Estado a precios de gallina flaca. Quienes se opongan serán expropiados, Recordemos que ese tipo, el de cambio, sólo se moverá entre dos bandas: la banda de delincuentes que están en el poder y la banda de aprovechadores que están con la revolución.
Tierra desocupada y también las que estén en plena producción; galpón abandonado y también los que estén abarrotados de bienes, hay que tomarlos, porque lo que está en juego es la novísima teoría revolucionaria, que complementa la de Robin Hood, según la cual es posible distribuir la riqueza sin haberla producido.
nevillarin@gmail.com
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Una gran contradicción estriba en plantearse un desarrollo endógeno, que supone la aplicación de un modelo de sustitución de importaciones a la vez que éstas se han elevado a niveles históricos, afectando a los productores nacionales
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