martes, 4 de febrero de 2025

El ELN se convirtió en el mandadero de Nicolás Maduro en la frontera, dijo Miguel Ceballos



El exviceministro de Justicia habla del Catatumbo, del Eln y las relaciones con EE. UU. y Venezuela. 
Miguel Ceballos opina que la política exterior de presidente Gustavo Petro, ha demostrado dejarse llevar por la impulsividad y el desorden.

Miguel Ceballos –exviceministro de Justicia, excomisionado de Paz y actual director del Observatorio de Derecho Público de la Universidad Javeriana– explica qué es a lo que le teme de la alianza binacional armada en la frontera colombo-venezolana.

¿A qué horas fuimos llegando a una situación como la del Catatumbo?

Hay una coincidencia macabra; la crisis del Catatumbo arrancó el 17 de enero de este año y otro 17 de enero, pero del 2019, el Eln activó el carro bomba en la Escuela de Cadetes. El Eln ya llevaba muchos años atacando a la población civil y a las disidencias, pero nunca de una manera tan agresiva. Pero ya no hablamos de una guerrilla binacional, sino que me temo que esto se volvió un grupo paramilitar venezolano.

¿Cree que así Venezuela quede más expuesta a ser incluida en la lista de países que promueven el terrorismo?

Pues es que la paz total, así como la política exterior de Petro, son un desastre. La falta de coherencia, el desorden, la impulsividad y, sobre todo, la falta de responsabilidad internacional están haciendo que Colombia sea vista como una república bananera. Y ahora, colaborando con ese grupo paramilitar venezolano, pues…

La Corte Constitucional tiene un gran papel que jugar en esta situación. La tienen estudiando nueve decretos de conmoción interior…

Resulta que la Corte Constitucional declaró el estado de cosas inconstitucional, por la no implementación de medidas de seguridad para los miembros de las Farc, que debe ser superado por las vías ordinarias. Sería incoherente que ahora apruebe un estado de conmoción interior.

La Constitución es clarísima: usted decreta la conmoción interior si no existen vías regulares para resolver el problema. Y el Ejército contesta que no se puede, porque allá hay civiles; entonces no podríamos defender el país, porque todo el país está lleno de civiles…

Correcto. Además, uno decreta una conmoción interior cuando no la genera; y acá el Gobierno ayudó a generarla. Ese es el más fuerte argumento que podemos mencionar.

Pero ¿qué reflexiones hace sobre el Eln que a usted le tocó vivir y que hoy ni siquiera está sentado en una mesa de conversación con el Gobierno?

El Eln no ha cambiado un milímetro su doctrina o su estrategia. Se ha vuelto más grande y más fuerte como resultado de una política que el presidente llama de paz total. Pero Petro conoce perfectamente la historia del Eln; y antes de cualquier cosa debió verificar plenamente si ese grupo armado tenía voluntad real de paz. Parecería que lo que agravó las cosas en el Catatumbo es que el Estado colombiano se quedó de espectador. Solamente cuando se desencadenó esta situación humanitaria, con más de 40.000 desplazados y más de 100 personas asesinadas en un periodo de menos de 15 días, el Gobierno se vio obligado a actuar.

¿Tal vez se creó la falsa idea de que por ser un gobierno de izquierda iban a hacer inmediatamente la paz?

Pues ahí veo un parangón, entre una política muy acertada de persecución y de aplicación de la ley en el gobierno del presidente Duque, frente a una política pusilánime y débil de este gobierno, que se hace espectador de la violencia y no la combate con el Estado de derecho.

¿Estaría de acuerdo con que hace rato el Gobierno podría haber hecho mucho más por imponer el orden en el Catatumbo?

Totalmente de acuerdo. Es que este gobierno lleva dos años y medio. Y venir a decir ahora que no tiene los instrumentos legales, militares, económicos, incluso el respaldo de parte de la ciudadanía para actuar en un momento en que se crea semejante crisis, no solamente entre dos grupos armados, sino una amenaza contra la seguridad nacional, que porque carece de financiamiento…

¿Qué haría usted si fuera magistrado de la Corte ante tanta incoherencia?

Diría, señor Petro, explíqueme: ¿por qué pide medidas extraordinarias en medio de un estado de conmoción interior para darle más recursos al Ejército, y simultáneamente le quita 800.000 millones de pesos? Eso no tiene ninguna lógica. Además, es muy curioso, como le comentaba a un periodista de un diario capitalino, que cuando organizaron un debate en el que invitaron al ministro de Defensa y al alto comisionado para la Paz Otty Patiño, yo los escuché con el mismo discurso que nosotros siempre sostuvimos, exigiéndole al Eln cero secuestros y cero actos criminales. Por eso equivocadamente el expresidente Samper, que además está bastante callado frente a la crisis del Catatumbo, me llamó ‘comisionado de guerra’. No, yo era el comisionado de la paz posible, no de la imposible. Ser comisionado de paz es verificar la voluntad real de paz de la contraparte, en lugar de actuar pusilánimemente y ser cómplice de ella.

Pasemos al otro tema espinoso de la semana pasada: relaciones con Estados Unidos. ¿Usted, que conoce el almendrón por dentro porque trabajó varios años en Washington, sí cree que todo quedó normalizado?

Ocho años fui profesor e investigador en la Universidad de Georgetown. Uno de mis jefes fue el exsubsecretario de Estado de los Estados Unidos Arturo Valenzuela; y desde ese momento hasta hoy mantengo intactos todos mis contactos, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo de los Estados Unidos. Eso me permite responderle con autoridad: por ahora nada demuestra que la crisis se haya solucionado. Para comenzar, resulta muy complejo para Colombia que los helicópteros de la Policía y del Ejército, que suman 70, tendrán en su mayoría que mantenerse en tierra, porque como parte de las decisiones del presidente Trump, por 90 días, se revisarán los contratos con varias empresas que ayudan a su mantenimiento.

¿Pero no resulta una contradicción del gobierno Trump que nos exija mayor eficacia en la lucha antidrogas, pero que nos esté dejando los helicópteros en tierra?

Lo que es una incoherencia es la actitud del presidente Petro, porque él sabe que hay una cooperación con los Estados Unidos que no debería haber cambiado por el cambio de gobierno, si él hubiera mantenido los compromisos bilaterales intactos. Para que ese parque de helicópteros siga funcionando se requiere que el presidente Petro decida si va a seguir colaborando con la lucha contra el narcotráfico, porque los helicópteros están en esa línea del gobierno Trump. Que los helicópteros no vuelen, no es fruto solamente de una decisión administrativa del presidente Trump, sino de una decisión estratégica y política del presidente Petro.

Entonces, al fin, ¿la crisis terminó o no?

La crisis no terminará hasta que, en 90 días, haya una evaluación del presidente Trump. Es lo que está haciendo Marco Rubio ahorita, en cinco países de América Latina: verificando si esos países, incluido Panamá, se alinean o no con las nuevas políticas del presidente Trump. Será cuestión de días saber si el presidente Petro está dispuesto a construir una cooperación coherente con 203 años de relaciones bilaterales, desde cuando se establecieron en 1822.

No nos gusta ver a nuestros compatriotas encadenados. ¿Pero eso no corresponde al ámbito de la autonomía nacional de los EE. UU.?

Hay protocolos. Cada país es soberano y autónomo en los que aplica a quienes decide deportar, o expulsar, porque son dos situaciones jurídicas distintas: una persona que está de manera irregular en materia migratoria es deportada; pero una persona que, además de estar irregular, delinque, es expulsada. Y para ambos hay protocolos. Incluso, estuve revisando el protocolo de Opain en Colombia, y está previsto que personas que llegan deportadas, no solamente de Estados Unidos sino de otros países, tengan unas condiciones de seguridad estrictas, especialmente si han cometido delitos.

Además se puede ver como un acto de precaución… Ha habido caos de agresiones en un avión contra las autoridades de EE. UU. e incluso contra otros pasajeros, porque no es imposible que quienes son devueltos a la fuerza a sus países sufran ataques de pánico o de mucha rabia…

Es una precaución hasta para la persona misma que está en esa situación. Un buen momento para que el doctor Eljach, recién llegado a la Procuraduría, haga el esfuerzo de trabajar con sus contrapartes en los Estados Unidos para garantizar buenos protocolos de respeto a los derechos humanos. Y, de otra parte, invitaría a la señora Defensora del Pueblo a que haga lo mismo, a que busque cuál es su contraparte en los Estados Unidos y de manera conjunta establezcamos protocolos respetuosos de los derechos humanos. Las personas que son deportadas tienen derechos, pero también tienen obligaciones y ambas visiones deben ser complementarias.

El presidente Petro está furioso con que su homólogo Trump llame delincuentes y hasta criminales a los ilegales… ¿Tiene razón?

La palabra criminal en inglés significa alguien que viola una ley y creo que esa es la interpretación correcta. Pero así mismo hay grados de violación de la ley y son las autoridades de los Estados Unidos las que toman la decisión de deportar o expulsar a una persona, de acuerdo con la ley que se haya violado. Igual pasa en Colombia. Ahora habría que preguntarle al presidente de Colombia cuáles son los protocolos que quiere aplicar en caso de la expulsión o de la deportación de ciudadanos extranjeros.

¿Su conclusión sobre la paz total?

Le respondo haciendo un reconocimiento de la decisión firme del presidente Iván Duque, con quien han sido muy injustos, personas como el ministro Cristo y el propio expresidente Juan Manuel Santos; dicen que hubo un salto en la historia de los esfuerzos de paz porque no se inició un proceso con Eln y vuelven una crítica lo que para mí fue un acierto.

¿Por qué un acierto?

Porque no se inició un proceso con una guerrilla que ha demostrado ser poco seria y no querer la paz. Son los únicos cuatro años en los que no fuimos ingenuos e inocentes frente a un grupo armado que hoy está destruyendo cualquier posibilidad de paz.

Pero cualquiera podría discutirle esa tesis con el argumento de que siempre hay que hacer esfuerzos para alcanzar la paz. Lo que pasa es que tampoco se puede abandonar del todo el uso de la fuerza legítima del Estado, que aquí hemos aflojado tanto.

Claro que bajo el gobierno Duque desplegamos esfuerzos a través de la Iglesia católica; hicimos seis viajes a La Habana (Cuba), con el apoyo de la Secretaría de Estado Vaticano y el Eln no paró bolas. El que no quiso hacer la paz fue el Eln y no nosotros. Abrimos las puertas, ellos las cerraron y como no vimos voluntad real de paz, no se abrió un proceso de paz. Cuando no haya voluntad de paz, no cree ceses del fuego, que lo único que generan es la falta de iniciativa ofensiva, como lo ha dicho el almirante Cubides.

Esos ceses del fuego bilaterales no han tenido ninguna contraprestación por el lado de allá… ¿Y qué tal nombrar gestores de paz a una cantidad de gente muy maluca, sin ningún interés de reivindicarse, solo de librarse de la cárcel?

Además, de acuerdo con eso, los ceses bilaterales realmente no existen, porque los únicos que cesan son los miembros de la Fuerza Pública. ¿Quién verifica? Aunque haya el mejor verificador del mundo, los grupos armados solamente aprovechan los ceses del fuego para hacer lo que están haciendo y es retomar territorios que les interesan.

No terminemos sin mencionar la situación de la frontera…

Toda esta situación con el Eln hace parte de lo que en Estados Unidos se llama un proxy, es decir, el que le hace el favor a Maduro para fortalecer una frontera que le produce angustia ante el caso de que haya una intervención en el futuro. Hoy no se ve clara, pero puede haberla, y no digo solamente intervención militar, sino sanciones que afecten “la soberanía”, digamos entre comillas, que tiene esa dictadura en la frontera. El Eln se convirtió en el mandadero de Maduro para fortalecerle la frontera. Sería un buen momento para que la nueva canciller hablara con el canciller de Venezuela, porque parece ser que la relación bilateral ahora está en manos de los ministros de Defensa y no de los cancilleres. Valdría la pena saber qué está haciendo nuestro embajador en Venezuela para tratar de superar esa situación, que ya no es solamente con el Eln, sino con una guerrilla binacional.

Entrevista de María Isabel Rueda para el Tiempo de Bogotá

https://www.costadelsolfm.org/

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