Al cierre de 2023 la deuda total de Venezuela era de 161.000 millones de dólares. El atraso en el pago mantiene al país sin acceso al crédito internacional y lo expone a un aislamiento comercial y financiero. El papel que juega China.

Venezuela acumula una deuda gigantesca, en default y difícil de reestructurar: riesgo de embargos y el rol clave de China.

Tras la virulenta crisis que redujo el tamaño de la economía a la cuarta parte, Venezuela tocó fondo y comenzó una recuperación en cámara lenta que para ganar vitalidad necesita financiamiento. Pero hay un problema: la gigantesca deuda, que no paga desde 2017 y que no ha podido reestructurar, le impide el acceso al crédito internacional.

El informe Saldar la deuda, salvar Venezuela, elaborado por un grupo de profesionales venezolanos de distintas disciplinas, explica que al tomar en cuenta fuentes oficiales, reportes de organismos multilaterales, demandas por incumplimiento y centros de arbitraje, al cierre de 2023 la deuda total era de 161.000 millones de dólares.

Con esta montaña de dinero, dice el informe, hubiese alcanzado para construir 125 estadios como el Santiago Bernabéu o 30 ampliaciones del Canal de Panamá. El peso de la deuda es tal que equivale a 166% del tamaño de la economía y es diez veces superior al monto de las exportaciones anuales.

Gustavo García, quien se desempeñó como jefe del área fiscal en el Banco Interamericano de Desarrollo y es uno de los autores del trabajo, indicó en un evento del Observatorio Venezolano de Finanzas que Venezuela no va a recuperarse si no resuelve el tema de la deuda, esto es una condición sine qua non.

La traba del fraude de Maduro para reestructurar la deuda

Cuando los países no están en capacidad de pagar la deuda inician un proceso de negociación con los acreedores, que tiene como meta una reestructuración de largo alcance que suele incluir una rebaja en el monto adeudado, plazos más largos, nuevo financiamiento, un período de gracia en el que no hay que realizar amortizaciones y tasas de interés más favorables.

Como un paso previo a la reestructuración, los acreedores suelen exigir que el país diseñe un programa de recuperación, estabilización y reformas con apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el resto de los organismos multilaterales.

De cumplir con estos pasos Venezuela obtendría créditos para solventar las fallas de electricidad y combustible que frenan la recuperación de la economía, para aumentar las reservas del Banco Central a fin de estabilizar la moneda y para mejorar áreas en estado crítico como la red de hospitales públicos.

La política juega un rol clave. La Unión Europea, países latinoamericanos y Estados Unidos no reconocen como legitimo el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones de julio de 2024, al igual que sucedió con su primera reelección en 2018.

Esto apunta a que el Fondo Monetario Internacional continuará sin reconocer como legítimo al gobierno de Nicolás Maduro. Además, Estados Unidos aplicó sanciones que prohíben a los inversores estadounidenses comprar deuda venezolana recién emitida, algo que entorpece cualquier intento de reestructuración.

Venezuela necesita un gobierno con legitimidad y apoyo de los multilaterales, de lo contrario va a tener un crecimiento bajo y se va a quedar como un país pobre. Actualmente el PIB per cápita es similar al de Honduras, que es el cuarto país más pobre de la región dijo Gustavo García, quien formó parte del grupo de expertos que diseñó el programa de gobierno que habría adoptado la líder de la oposición María Corina Machado.

Riesgo de embargos de activos para Venezuela

La deuda en bonos, emitidos en su gran mayoría por Pdvsa, la empresa petrolera del Estado y el gobierno, suma al cierre del pasado 16 de diciembre 99 mil 594 millones de dólares y la consultora Síntesis Financiera indica que el monto en atraso, por capital e intereses, es de 67.000 millones de dólares.

Grupos de inversionistas que no reciben pago por los bonos venezolanos desde 2017 han acudido a tribunales en Nueva York y estarían en condiciones de intentar embargar activos de la nación.

El sector público venezolano se expone a un aislamiento comercial y financiero producto de las demandas. Acreedores ya tienen órdenes de embargo y van a actuar sobre activos como el oro que tiene el país en el Banco de Inglaterra, buques de Pdvsa o buques comerciales con petróleo, aviones de Conviasa (la línea aérea del Estado) y cualquier pago que el país coloque en el sistema financiero internacional, dijo Gustavo García.

Además de la deuda en bonos, el país tiene deuda con empresas que fueron expropiadas sin pago alguno durante el gobierno de Hugo Chávez. Una lista de empresas como la minera canadiense Crystallex y ConocoPhillips obtuvieron decisiones favorables en cortes de arbitraje y han avanzado de manera decidida en el intento de cobrar a través de una subasta de acciones de Citgo ordenada por la Corte de Delaware, en Estados Unidos.

Citgo, la empresa venezolana filial de Pdvsa posee 4.200 bombas de gasolina en Estados Unidos, plantas en Luisiana, Illinois y Texas. Se estima que tiene un valor que ronda los 13 mil millones de dólares.

El juez Leonard Stark, de la Corte de Delaware, decidió que tanto la administración de Maduro en Venezuela, como la del gobierno interino de Juan Guaidó, realizaron un manejo de Pdvsa que borró la línea divisoria entre el gobierno y la empresa; por lo tanto, los acreedores del gobierno pueden cobrar embargando activos de Pdvsa, como Citgo.

El rol clave de China en la reestructuración de la deuda venezolana

Según la Base de Datos de Financiación China-América Latina del Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston, Venezuela ha recibido por parte de China 62 mil millones de dólares en financiamiento y la deuda vigente se estima en torno a 15.000 millones de dólares.

El financiamiento se dilapidó. Faraónicos proyectos ferroviarios hoy son ruinas. Venezuela paga la deuda con envíos de petróleo y por ahora no ha habido anuncios de nuevos créditos.

Un detalle a tomar en cuenta es que en la renegociación de la deuda de países como Zambia, inicialmente China buscó una negociación bilateral, no en el marco de un acuerdo conjunto con el resto de los acreedores. La postura de la China de Xi Jinping hacia Venezuela en caso de una reestructuración puede resultar clave.

La aceleración de la deuda pública durante el ciclo chavista

En 1998, el año previo a que el chavismo llegara al poder, la deuda era bastante baja, solo equivalía a 31% del PIB y cada venezolano, si la deuda pudiese distribuirse en partes iguales entre la población, debía 1.211 dólares. Hoy la carga en términos per cápita es de 5.596 dólares.

Paradójicamente durante la gestión de Hugo Chávez y durante los años en que el país recibió una fortuna colosal por los altos precios del petróleo, el gobierno se endeudó a un ritmo frenético y el dinero obtenido no cumplió con el objetivo de mejorar la infraestructura, aumentar la producción de petróleo o diversificar las exportaciones.

El chorro de petrodólares, proveniente de la deuda y la venta de crudo, desapareció en mantener una economía ineficiente, subsidios, la expansión continental del socialismo del siglo XXI y la corrupción rampante.

La deuda de Pdvsa es ilustrativa en cuanto a la inutilidad de la carga. En 1999 la empresa producía tres millones de barriles diarios y tenía una deuda insignificante. Durante la gestión de Hugo Chávez la deuda de la empresa, solo por concepto de bonos, se multiplicó por ocho, pero la producción no aumentó en un solo barril.

Toda esta descomunal deuda se contrajo antes de 2017, es decir antes de la primera sanción internacional, resalta el informe Saldar la deuda, salvar Venezuela.

Víctor Salmerón – El Observador

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