jueves, 2 de enero de 2025

¿Qué traerá el año 2025 para la democracia en el planeta tierra?



Desinformación, fuerzas antisistema y más odio en Internet: Sólo sabremos en 2025 qué influencia tendrá el “superaño electoral” de 2024 para el debate democrático.

Ya durante los primeros meses como secretario general del Consejo de Europa había propuesto un plan de acción para “repensar la democracia”, aseguró, recientemente, el exconsejero federal suizo Alain Berset al dominical suizo ‘Le Matin Dimanche’. La democracia está retrocediendo en varios países. La polarización y un debate político lleno de odio son partes del problema, declaró. Estas palabras son de peso si lo dice el representante de una organización internacional que se ha consagrado al fortalecimiento de la democracia y los derechos humanos.

El desarrollo de las democracias no sólo se ha estancado en Europa. Una vez más se puede observar en todo el mundo que la evolución del Estado de derecho y de los derechos democráticos no necesariamente es linear y no siempre apunta hacia arriba. Para los grupos de expertos que miden el estado actual del tira y afloja continuo entre autocracias y democraciaEnlace externos está claro que el nivel global de la democracia está en los valores más bajos en décadas.

¿Qué significa todo esto para la democracia en 2025? SWI swissinfo.ch se ha parado a analizar el estado de la cuestión en varios lugares del mundo:

1. ¿Detiene la inflación el “ataque a las democracias”?

No es más que lógico que se multipliquen las alusiones al término democracia, ahora que este régimen político se encuentra bajo presión. En 2024, los adversarios de Donald Trump advertían de que con su elección se aceleraría la decadencia de la democracia. El propio Trump dijo que había interceptado “una bala por la democracia”, después de que un francotirador le hubiera disparado durante la campaña electoral. Frente a las acusaciones de haber malversado fondos de la Unión Europea (UE), la política ultraderechista francesa Marine Le Pen se defendió con las mismas palabras con las que había sido inculpada: las acusaciones son un “ataque a la democraciaEnlace externo”, profirió.

Si todo el mundo intenta adueñarse de la “democracia”, existe el riesgo de que el concepto se convierta en una palabra huera. ¿Tendremos en 2025, por fin, un respiro de los múltiples intentos de apropiación de la noción “democracia”? Tal vez no, pero a lo mejor tendremos la oportunidad de calibrar mejor su significado a la vista de los hechos concretos, ahora que los nuevos gobiernos echen a andar. Periodistas y organizaciones no gubernamentales, por ejemplo, vigilarán muy de cerca si el Gobierno de Trump intenta atacar las instituciones democráticas.

Y en países como Siria, que carecen de los instrumentos de participación ciudadana más básicos, la “democracia” podría convertirse en el objetivo concreto de determinados grupos en lugar de ser un mero recurso retórico.

En contra de la tendencia global, el año 2024 finalizó con la caída del dictador Bashar al-Ásad, que se había mantenido en el poder durante décadas. Habrá que ver si este cambio de régimen significa que Siria se convierta en una democracia.

2. Kosovo y Gabón, dos países que alimentan las esperanzas democráticas

Las elecciones en dos países pequeños ofrecen motivos de esperanza para el desarrollo de las democracias en 2025. En Kosovo se celebrarán comicios el próximo 9 de febrero. A diferencia de años anteriores, cuando el electorado tuvo que acudir a las urnas porque había prosperado un voto de censura o porque se había disuelto el parlamento, estas elecciones tendrán lugar en la fecha prevista.

Albin Kurti, que ha visitado Suiza muchas veces, y su Gobierno, cuya gestión también ha recibido críticas, será la primera Administración en la historia de esta nación en completar una legislatura entera. Observadores políticos valoran este hito como un paso hacia una mayor estabilidad democrática.

Tal vez un paso aún más grande dio el país centroafricano de Gabón, que estuvo dominado por una sola familia durante casi toda su historia desde que es un Estado independiente. Después de un golpe de Estado en 2023, la ciudadanía votó a favor de una nueva constitución democrática a finales de 2024.

Los militares, que aún controlan el país, prometieron ceder su poder a un gobierno civil tras las elecciones de agosto de 2025 si su propio candidato no las gana.

3. Una agenda democrática sin muchos comicios

Si echamos una mirada al mundo entero, la agenda democrática en 2025 no parece tan cargada de acontecimientos electorales como el año anterior. En el “superaño electoral” de 2024, miles de millones de ciudadanos y ciudadanas fueron llamados a las urnas. Aun así, en 2025 habrá elecciones en varias docenas de Estados, entre los cuales algunos países pequeños como Liechtenstein o Malawi, pero también otras naciones más grandes como Alemania o Filipinas. En algunos países se renueva el parlamento, en otros, también el gobierno, o ambos a la vez. Y en países como Bielorrusia, sólo se celebrarán comicios para confirmar en sus cargos a los gobernantes que llevan décadas en el poder. El año 2025 comenzará, previsiblemente, con la consolidación en el poder del veterano dictador Alexandr Lukashenko, al mando desde 1994.

Un calendario electoral siempre es provisional e incompleto, porque los gobiernos pueden caer y porque se pueden convocar nuevas elecciones en cuestión de poco tiempo. Por eso es posible que también se vuelva a votar en Francia en 2025, donde ya se celebraron comicios en 2024, con pocas semanas de preparación.

Una de las reglas fundamentales del sistema democrático es que siempre hay que esperar lo inesperado. Seguramente, nadie hubiera pensado que un presidente elegido democráticamente declarase la ley marcial para acabar con la oposición. Esto es lo que ocurrió en Corea del Sur. Este país asiático tendrá que afrontar las consecuencias de este efímero experimento con la ley marcial en diciembre para volver a celebrar elecciones posiblemente ya en 2025.

En Bangladesh, el gobierno de transición tratará de asegurar un traspaso ordenado del poder tras la caída de Sheikh Hasina el pasado mes de agosto. Además, es posible que las protestas contra el gobierno prorruso en Georgia vayan a tener consecuencias de largo alcance. Y en los Estados Unidos, Donald Trump iniciará su segundo mandato en medio de temores por un ulterior socavamiento de las normas democráticas.

4. Lucha por la estabilidad y la confianza en un mundo liderado por Donald Trump

Con la reelección de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos o con dirigentes como Javier Milei en Argentina ha llegado al poder, en muchos lugares del mundo, una clase de políticos que se presentan a sí mismos como adalides de movimientos antisistema.

Ya antes de que se celebren los próximos comicios se verá si estos nuevos líderes logran mantener su popularidad ante sus respectivas bases electorales, o si, por el contrario, sus votantes, decepcionados con la gestión de estos políticos antisistema, eligen a otros representantes.

En las democracias pluripartidistas europeas, los movimientos populistas conseguirán, probablemente, fraccionar aún más el esquema político-partidista. En países como Alemania, los tradicionales partidos populares conseguirán, probablemente, formar un gobierno de coalición, aunque representarán a un electorado reducido en comparación con las grandes coaliciones del pasado.

Que los protagonistas de los movimientos antisistema se dejen convencer para asumir la corresponsabilidad política en un gobierno multicolor, como es el caso de Suiza desde los años 1990, sólo sucederá en algunos casos aislados. Entre todos los países de la OCDE, Suiza es el Estado donde la confianza de la población en sus instituciones es mayor.

A diferencia de los Estados autocráticos, las democracias dependen de la confianza ciudadana en el sistema político. Una vez perdida esta confianza, se podrá recuperar sólo con mucho esfuerzo. La palabra del año en la Suiza germano-parlante es la expresión dialectal “Unterschriften-Bschiss”, que quiere decir “engaño de las firmas”.

En 2025 se verá en qué medida las revelaciones sobre las posibles manipulaciones masivas en las recogidas de firmas para las votaciones populares influirán en la confianza de la ciudadanía suiza en su sistema político. Dado que los fallos no han puesto en duda los resultados de las

5. Preocupación sobre la desinformación y la manipulación electoral en Europa

Recientemente, la comisaria de la UE Kaja Kallas declaró al medio ‘PoliticoEnlace externo’: “Los rusos realmente han conseguido descifrar el código para manipular las elecciones.” 2025 va a ser el primer año desde que existe la Unión Europea, en el que la injerencia extranjera en los resultados electorales puede convertirse en una preocupación real para la población y los actores políticos en Europa.

La inquietud sobre posibles manipulaciones y fraudes electorales estará cada vez más presente en las elecciones, las votaciones populares y la formación de un gobierno. Al mismo tiempo disminuye la confianza en el buen funcionamiento de las instituciones del Estado cada vez que salta la voz de alarma contra las manipulaciones, como ocurrió en 2024 en Moldavia o con la repetición de las elecciones presidenciales en Rumanía a principios de 2025.

La amenaza de la desinformación —es decir, la divulgación de informaciones falsas o incompletas con el propósito de engañar— podría convertirse en el tema central del debate político sobre la democracia en 2025. De momento, aún no está decidida la cuestión de si la desinformación va a ser más bien un amago o un riesgo real, al igual que desconocemos la importancia que van a tener la automatización y la inteligencia artificial (IA) en este ámbito.

Mientras las autoridades comunitarias están poniendo límites a la influencia de la IA y de las redes sociales con reglamentos relativamente importantes, no se espera que el próximo presidente de EE. UU. haga lo mismo. El 19 de enero de 2025 debería entrar en vigor una prohibición de la plataforma TikTok, pero Donald Trump ya anunció durante su campaña electoral que tiene la intención de revocarla.

6. ¿Qué pasará con el apoyo a la democracia en EE.UU., en la UE y en Suiza?

Las políticas de apoyo a la democracia podrían experimentar un cambio profundo en el año 2025. Estados Unidos como actor principal en el escenario mundial tendrá con Donald Trump un presidente que no dará prioridad a la defensa de la democracia y de los derechos humanos, al contrario del Gobierno de Biden, que intentó establecer una comunidad de naciones democráticas como contrapeso a los Estados autoritarios.

¿Ocupará la UE este vacío? La nueva Comisión Europea para el período de 2024 a 2029 tendrá dos comisiones (de un total de 27) en cuyos nombres oficiales aparece el término “democracia”. Pero según informaciones del think-tank Carnegie Europe, debido al mayor peso concedido a la seguridad, la Unión Europea ha introducido un cambio de orientación, restando importancia al “apoyo proactivo a la democracia” para dar más prioridad a la “contención defensiva de las autocracias”. En otras palabras, el viejo continente podría centrar sus políticas más en la defensa contra las injerencias externas en lugar de reformar sus propias democracias o de promover reformas en otros países.

Este cambio de rumbo podría traer riesgos para Suiza, puesto que la estrategia de la política exterior de 2024 a 2027 está enfocada en reforzar el perfil de Suiza en el ámbito de las políticas de apoyo a las democracias.

Teniendo en cuenta que Suiza es un país pequeño con una influencia limitada, se logrará este objetivo más fácilmente mediante la colaboración con socios internacionales, como se practicó hasta ahora con los Estados Unidos. El compromiso de Suiza en este ámbito podría dar menos resultados en el futuro si Estados Unidos realmente se retira de su política de apoyo a las democracias.

Editado por Mark Livingston, adaptado del alemán al español por Antonio Suárez Varela y Patricia Islas – Swissinfo.com

https://www.costadelsolfm.org/

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