sábado, 25 de enero de 2025

El plan de Nicolás Maduro y el ELN: La historia secreta detrás del violento ataque del grupo criminal en el Catatumbo



La guerra que activó el ELN en el Catatumbo en contra de las disidencias de las Farc no es una simple venganza por el control del negocio del narcotráfico.
 Un equipo periodístico de SEMANA se internó en la región durante varios días y revela que detrás de la reciente ola de violencia están los intereses de las autoridades venezolanas para dominar por completo la frontera, ajustar su retaguardia y frenar cualquier plan que desestabilice la dictadura de Nicolás Maduro. La información la sostienen altos mandos de la fuerza pública, destacados mandatarios locales, cocaleros, líderes sociales, campesinos y personas de la entera confianza de la guerrilla.

Por SEMANA

“El ELN es la contención en la frontera en caso de cualquier invasión que ataque a la revolución venezolana. Eso está clarísimo. Siempre ha sido así”, dijo un alto mando de la fuerza pública que conoce los movimientos de ese grupo criminal. El oficial reconoció, bajo estricta reserva, que los hombres de Antonio García estaban perdiendo terreno en Norte de Santander y eso preocupó al régimen, más cuando el expresidente Álvaro Uribe desempolvó en los últimos días la propuesta de una intervención militar para tumbar al chavismo del poder tras el robo de las elecciones presidenciales.

Unidades de inteligencia y líderes sociales advirtieron que la arremetida de los elenos no fue una simple casualidad, y el mismo Gobierno Petro, como lo dice su comisionado de paz, Otty Patiño, cree que “es probable” que Maduro tenga responsabilidad en la matanza del Catatumbo.

El exterminio de la estructura 33 de las disidencias de las Farc fue planeado desde 2024 y coincidió con la llegada al Catatumbo del cartel de los Soles, la organización narcotraficante que integran los más altos representantes de la dictadura, como Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y Tareck El Aissami, según Estados Unidos. Ellos enviaron a sus emisarios a inyectar cientos de millones de pesos colombianos para recuperar el mercado de la hoja de coca y confirmaron la “indisciplina” en ese lado de la frontera por parte de las Farc, que no estaría cumpliendo los mínimos acuerdos para estar en el terreno. Esas disidencias nunca fueron del agrado de Caracas.

El mismo Alexánder Díaz Mendoza, alias Calarcá, uno de los principales jefes de las Farc, le confirmó a SEMANA este viernes que las fuerzas bolivarianas han apalancado la guerra del ELN y, desde hace un año, usan su poder estatal para destruir los campamentos de sus hombres: “El ELN ha corrompido a algunos mandos militares que han apoyado a este grupo en la zona de frontera. Algunos soldados activos salen de permiso y participan en operativos de esas estructuras, se ganan un dinero y retornan a sus cuarteles nuevamente”.

Esta versión fue respaldada por influyentes mandatarios locales de Norte de Santander que tienen línea directa con la comandancia del ELN. Con la información que tienen en su poder, ellos creen que los uniformados venezolanos se prestaron para sacar a los miembros de las Farc de su territorio, acorralarlos en el Catatumbo y facilitar la matanza del ELN: “Las Farc fueron expulsadas de Venezuela. Allá identificaron sus fincas, les quemaron los cambuches, hubo bombardeos. Ellos expusieron a las Farc hacia Colombia”, describió uno de ellos con la petición de ocultar su identidad por el temor de ser asesinado.

Lo que más inquietaba a los venezolanos era que los elenos estaban siendo debilitados por las disidencias, con trabajo político y discurso, en momentos en que necesitan frenar cualquier operativo que ponga a tambalear a la dictadura. Ese temor se cuantifica con las 2.350 personas que tiene el ELN para custodiar el Catatumbo frente a las 450 que tienen las Farc, de acuerdo con datos suministrados a SEMANA por unidades de inteligencia.

Históricamente, el ELN ha sido el primer filtro de seguridad para los chavistas y una de sus prioridades es mantenerlo activo para continuar en el poder. Uno de los hombres en Colombia que más conoce a esta guerrilla, y que se ha sentado a negociar con sus comandantes en repetidas oportunidades, comentó que ese grupo subversivo se convirtió en un grupo armado venezolano que le hace el trabajo sucio a Nicolás Maduro: “El ELN, con los cubanos, (son) las últimas retaguardias de seguridad de Maduro”. Un alto mando de la fuerza pública también lo reconoció: “Son la primera línea de retaguardia” de los huéspedes del Palacio de Miraflores.

Los favores de Maduro

El régimen tiene como obsesión proteger y blindar la frontera con Colombia porque es el sector donde, eventualmente, se podrían movilizar personas que quisieran sacarlo del poder por la vía militar. El ELN está cumpliendo la palabra de cuidarle la espalda. Un alto mando de la fuerza pública en Colombia le envió el jueves pasado a SEMANA extractos de un plan que ya se trazó esa guerrilla y que quedó por escrito: “Nuestra estrategia debe contemplar posibles escenarios de contrarrevolución producidos por una invasión militar norteamericana o un golpe de Estado en Venezuela. Defender la revolución bolivariana de Venezuela en caso de una agresión violenta por parte del imperialismo”.

Esta guerrilla hizo la primera tarea en Arauca: “Allá el ELN ha exterminado a las disidencias de las Farc y hoy tienen el dominio del 90 por ciento del territorio, para no decirle que del 100 por ciento. Ahora lo que están buscando es que eso suceda en Norte de Santander”, contó otra autoridad que pidió omitir su identidad porque le podrían poner “una lápida encima”. En esa operación también participó la dictadura. “El ELN es la primera línea de defensa de Maduro. No es la guardia venezolana, sino la guerrilla la que le da protección en su punto más vulnerable”, agregó la misma fuente.

Uno de los hombres que colaboró hasta hace ocho días con esa guerrilla en el Catatumbo, y que clama por un exilio para él y su familia ante el inminente riesgo, destapó la macabra alianza, en diálogo con el equipo periodístico de SEMANA en el estadio General Santander, en Cúcuta: “Todos los grandes negocios del ELN están con el Gobierno de Maduro y (con) Diosdado Cabello. Ellos no van a perder esta guerra con las Farc, los van a derrotar, van a demorar, pero los van a derrotar. ¿Por qué? Porque el Gobierno venezolano está en la frontera apoyándolos (con) armas, comida, municiones, tienen todo para que ganen la guerra. Eso lo ve uno. Esa es la realidad. La meta es el exterminio total (de las Farc), acabarlos”.

De igual manera, algunos campesinos que son sometidos a las normas de los elenos, y que fueron citados por sus comandantes al lado venezolano de la frontera, hablaron de ese pacto y describieron que la vigilancia de los campamentos corre por cuenta de personas que portan prendas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: “Venezuela está apoyando al Catatumbo con hombres y armas. (Hay) vínculos sociales (y) narcotráfico. Cuando teníamos reuniones con ellos, siempre mirábamos personas de la guardia venezolana”, manifestó uno de los ciudadanos que abandonó su territorio junto a su familia por el miedo de caer en los combates entre el ELN y las disidencias.

El mismo Maduro dejó claro el valor que tiene esta guerra y lo mucho que está peleándola cuando designó a Diosdado Cabello, su hombre más fuerte y radical, para ir el pasado miércoles a la región del Catatumbo. El dictador desplegó toda una parafernalia en los llamados ejercicios militares del Escudo Bolivariano 2025 en el que participaron 150.000 miembros de sus fuerzas con una transmisión de dos horas por internet, en donde apareció vestido de militar y mostró tanques, submarinos y aviones de guerra en cada instante. Dejó ver en su discurso que usará todos los recursos para frustrar cualquier levantamiento: “Hacer respetar a Venezuela de los grupos generadores de violencia, de los terroristas armados de Colombia (…) y de toda la gente que amenace y pretenda agredir a Venezuela”.

Un reconocido líder social del Catatumbo le dijo a SEMANA que el ELN le logró vender una idea a las Fuerzas Armadas venezolanas, y es que las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo forman parte de un “proyecto paramilitar colombiano” que podría ir en contra de los intereses del régimen.

Desde hace por lo menos dos años, Maduro viene hablando de los llamados Tancol (en referencia a grupos terroristas y narcotraficantes de Colombia), donde no se incluye al ELN, y que supuestamente buscan desestabilizar a Venezuela permeando toda la frontera.

El panorama no es menor para Colombia y hay preocupación en el más alto nivel del Estado por lo que pueda suceder en los próximos días. El exfiscal Néstor Humberto Martínez le dijo a SEMANA“Lo grave de la dictadura de Maduro es que esto va a profundizar los peligros para la seguridad nacional de Colombia. El Gobierno y la inteligencia comprobaron que el paso se dio por territorio venezolano. Y eso solo pudo ser por la complacencia de la dictadura, hasta ahora con el silencio del Gobierno”.

Disidencias, una amenaza

La mejor alianza que hicieron los disidentes del acuerdo de paz se convirtió en su peor pesadilla. Hasta 2016, el control del Catatumbo estaba en manos de las extintas Farc-EP; después de varias negociaciones, cedieron el poder al ELN con la promesa de no volver a agarrar un fusil; sin embargo, cuando algunos hombres retornaron a la guerra, intentaron revertir el negocio y los elenos se opusieron. Finalmente, para no causar una ola de violencia, pactaron compartir el poder económico, social y político. La organización de Antonio García confió en que serían superiores, pero eso cambió de la noche a la mañana: descuidaron la región en su afán de hacer más dinero con el narcotráfico.

Un alto mando de la fuerza pública lo explicó de la siguiente manera: “El ELN está perdiendo la base en el sector porque (las disidencias han) venido haciendo trabajo político, (han) venido dando beneficios a las comunidades. Esa base social que ha ganado el ELN se la (quitaron) las disidencias. Ellos han visto que les han quitado el control del territorio”. Ese es el origen de la crisis que hoy tiene sitiado al Catatumbo bajo la sombra de las balas: el Ejército de Liberación Nacional perdió poder y, automáticamente, se tradujo en un riesgo para el régimen de Maduro, por lo que se activó el plan de exterminio de las disidencias.

Un exministro de Defensa de Colombia, bajo reserva, le detalló a SEMANA más razones detrás de la guerra de los dos grupos armados: “La declaración de Álvaro Uribe, de intervención militar, tiene muy preocupado a Maduro porque no sabe qué está detrás. Ellos piensan que se está orquestando una operación desde el Catatumbo en contra de Maduro, dirigida por el clan del Golfo, aliado con las disidencias de las Farc. Por eso mandaron al ELN a desmontar eso allá, porque ellos se aliaron hace poco para negociar el control del narcotráfico”.

El exfuncionario señala que el ELN es hoy una “guerrilla binacional”. Forma parte, por un lado, de una institucionalidad conformada por las milicias bolivarianas, y, por el otro, “es una guerrilla narcotraficante y la peor terrorista”.

En las filas de las Farc saben que el Gobierno de Maduro no les tiene contemplación, como sí ocurre con el ELN y la Segunda Marquetalia. Así lo admitió alias Calarcá, en diálogo con SEMANA: “Hace más de un año ha habido operativos de la Fuerza Militar venezolana encaminados a destruir toda la infraestructura que los camaradas habían construido para las ayudas de las mismas comunidades. Hasta donde teníamos conocimiento, los elenos estaban cubriendo los gastos de estos operativos”.

El descontrol social fue determinante. En un recorrido de un periodista de este medio por el Catatumbo, en los últimos días, las comunidades reconocieron que los elenos tienen una política de muerte, mientras que la otra organización les tendría mayor consideración: “Las Farc nos paga mejor”.

Buena parte de los habitantes prefieren guardar la base de coca para los disidentes, los líderes sociales aplican sus manuales de convivencia en el territorio al pie de la letra y la teoría revolucionaria que dictan las Farc tiene más acogida que la que aplica el ELN, a la que acusan de usar al campesinado para llenarse los bolsillos de plata y cuidar los intereses de los narcotraficantes venezolanos.

Pero las disidencias no tienen todo el respaldo y también están detrás de múltiples crímenes. “Es muy cierto que las Farc tienen una cultura traqueta, que se lucran del narcotráfico, que (alias) Richard cobra impuesto (…), que viven de la mafia, secuestran y para nadie del Catatumbo eso es un secreto. Esa es la causa por la que el ELN ha decidido empezar la guerra y eso me parece bien”, manifestó una campesina de la región en un mensaje de texto enviado a una autoridad en Cúcuta.

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1 comentario:

  1. Anónimo10:03 a.m.

    Unidades de inteligencia y líderes sociales advirtieron que la arremetida de los elenos no fue una simple casualidad, y el mismo Gobierno Petro, como lo dice su comisionado de paz, Otty Patiño, cree que “es probable” que Maduro tenga responsabilidad en la matanza del Catatumbo.

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