sábado, 11 de noviembre de 2023

El Esequibo a medias El zaperoco de Naky by Naky Soto Parra


El abogado Daniel Sierra, aficionado al tema de la Guayana Esequiba, brindó en el podcast “A medias”, que conducen Ana Milagros Parra y Ricardo del Búfalo, un recorrido histórico que permite entender las ventajas jurídicas que tiene Venezuela para ganar ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), la demanda que presentó Guyana. 

Este capítulo dura más de hora y media, y aunque a mí me resultó bastante grato escucharlos, entiendo que hay personas que no pueden hacerlo. Por eso quiero acercarles un resumen de ese maremagno de información que arranca en 1648 y nos alcanza ahora, con la muy cuestionable postura del régimen de Nicolás frente a un juicio que Venezuela puede ganar, sin referendos innecesarios y no vinculantes, incluso utilizando pruebas que la propia Guyana ya presentó ante la CIJ.

Lo más importante como contexto es que lo que se va a determinar en la Corte Internacional de Justicia es un asunto técnico jurídico: si el Laudo Arbitral de 1899 es válido o no. Nada más. Venezuela tiene cómo demostrar que ese laudo tiene serios vicios de nulidad, por lo que este juicio es nuestra mejor oportunidad para recuperar el territorio en reclamación.

¿Cómo puede demostrarlo?

1. El Tratado de Washington de 1897, producto de la presión de EE.UU. a Gran Bretaña, establece que se tienen que determinar, de acuerdo a derecho, cuáles eran los títulos históricos que tenían para 1814 España y los Países Bajos en la zona en reclamación. Pero en 1899 el Tribunal Arbitral de París dictó una sentencia ‘sin motivación’, es decir, sin una explicación que permita entender cómo llegaron a tal conclusión: el Laudo Arbitral de 1899 no lo especifica y eso lo hace nulo.

2. Lo único que dice la sentencia de 1899, es dónde comienza y termina la línea que separa a los territorios, y además asevera que un par de ríos del territorio en reclamación estarían abiertos a la navegación internacional. Ese punto no formaba parte del juicio y evidencia otro vicio de nulidad llamado ‘ultra petita’ (que significa literalmente "más allá de lo pedido"), que supone decidir más allá de la materia que discutían las partes en disputa. 

3. Pero además, en 1949 aparece el memorando de Severo Mallet Prevost, uno de los abogados de Venezuela, quien dejó a su socio Otto Schöenrich un documento que debía hacer público después de su muerte. En el memorando, Mallet Prevost narra cómo el Presidente del Tribunal Arbitral de París, el ruso Federico Martens, impuso una decisión arbitraria bajo la amenaza de quitarle a Venezuela más territorio del que estaba en reclamación. Con diversos detalles, Mallet Prevost explica que se trató de una conspiración política que perjudicó los derechos de Venezuela sobre el Esequibo. El abogado admite que aún consciente de que la sentencia de 1899 perjudicaba a Venezuela, consideró que era preferible aceptarla, antes de poner en riesgo más partes del territorio. El memorando deja en evidencia que la sentencia de 1899 no fue jurídica, sino producto de una negociación política, por lo que la decisión del Tribunal Arbitral de París no fue justa.

¡La mejor prueba la presentó Guyana!

Como si todo lo anterior no bastara para probar que el juicio de 1899 no fue de derecho, en esta demanda contra Venezuela ante la CIJ, Guyana presentó un documento extraordinario que también opera a favor de Venezuela: los diarios privados del ruso Federico Martens. En la página 233 del anexo II, Martens admite que en 1899 forzó la decisión unánime del tribunal para llevarse el crédito de haberla logrado: eso no era la norma, por lo regular las sentencias ocurrían con votos a favor y en contra. Esta prueba la presentó Guyana y forma parte de la causa que adelanta ante la CIJ, y sí, es un enorme punto a favor de Venezuela, porque es la confesión de parte del corrupto Martens.

Todos somos víctimas

Tras la publicación del memorando de Mallet Prevost en 1949, Venezuela desconoce la validez del Laudo Arbitral de 1899. Rescato del recuento histórico de Daniel Sierra un detalle importante, y es que explica con claridad por qué tanto Guyana como Venezuela son víctimas: el Reino Unido firmó el Acuerdo de Ginebra en 1966, un documento que admite la contención de Venezuela sobre el Laudo Arbitral de 1899, es decir, que Venezuela tiene razón en defender su territorio, que los países tienen que sentarse a negociar y que la solución tiene que ser satisfactoria para ambas partes. Apenas dos meses después, el Reino Unido le da la independencia a Guyana y sale de la escena, dejándonos este lío encima. 

No reclamar de inmediato
Guyana usa un argumento bastante débil en su demanda ante la CIJ: que Venezuela no reclamó inmediatamente la sentencia de 1899. Hay dos razones que explican por qué. Cipriano Castro tomó el poder por las armas pocos días después de la injusta sentencia, y entre otras barbaridades, anunció que Venezuela no reconocería deudas internacionales, lo que provocó incluso una respuesta militar conjunta del Reino Unido y Alemania contra el territorio venezolano. Rota la continuidad institucional de la nación y con el territorio asediado, es obvio y comprobable por qué Venezuela no reclamó inmediatamente la sentencia. 

Litigar, allí está la clave

Lo quiera o no el régimen de Nicolás, la Corte Internacional de Justicia ya asumió la jurisdicción del caso, por lo que Venezuela no puede decir que “desconoce su autoridad”. Lo más importante es que al asumir la jurisdicción, la CIJ estableció que el tiempo que evaluará para decidir si el laudo es válido o no comprende desde 1899 (Laudo Arbitral), hasta 1966 (Acuerdo de Ginebra), por lo que, nada de lo que pasó después (ni las aseveraciones del finado, ni el innecesario referéndum del 3 de diciembre, etc., será vinculante). Esto ayuda a Venezuela, que tiene la oportunidad de presentar ante la CIJ su contramemoria, es decir, su propia narración versus la de Guyana, hasta el 8 de abril de 2024.

La CIJ ha dicho con claridad que si Venezuela no participa en el juicio, igual el juicio continuará. Teniendo varios argumentos para ganar, es sencillamente absurdo que no lo haga, tanto como gastar dinero público en un referendo no vinculante. Venezuela debe litigar y probar, como es posible hacerlo, que ese territorio le pertenece. Guyana no está demandando que el Esequibo sea suyo, sino lo que Venezuela necesita sea demostrado: ¡que el Laudo Arbitral de 1899 es nulo! Nuestra posición es justa y hay como demostrarlo, no hacerlo es absurdo.

Este es el enlace al podcast con Daniel Sierra, un recuento apasionante sobre este tema en boga, aunque no por las razones correctas.

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