lunes, 21 de febrero de 2022

En las entrañas del cofre suizo: Una filtración histórica de datos bancarios destapa a numerosos clientes problemáticos



Aunque Credit Suisse lleva dos décadas prometiendo tomar medidas contra los fondos ilegítimos, una filtración revela que el banco tenía dinero de docenas de clientes de alto riesgo de casi todos los rincones del mundo.

Un jefe de espías de Yemen implicado en torturas. Los hijos de uno de los hombres fuertes de Azerbaiyán que gobierna su propio feudo montañoso privado. Funcionarios acusados de saquear la riqueza petrolera de Venezuela y de acelerar el hundimiento del país en la crisis humanitaria.

Vienen de todos los rincones del planeta, están vinculados con regímenes autoritarios y corruptos y se han enriquecido de maneras diferentes. Pero hay algo que les une: dónde guardaban su dinero.

Por encima de sus relojes de lujo, sus montañas nevadas y su excelente chocolate, Suiza es sobre todo conocida por el secretismo de su sector bancario. Y en el corazón de esa industria está Credit Suisse, que a lo largo de sus 166 años de historia se ha convertido en una de las más importantes instituciones financieras del mundo.

Con cerca de 50.000 trabajadores y 1,5 billones de francos suizos en activos que le gestionan a 1.5 millones de clientes, este coloso financiero es “apenas” el segundo banco más grande de Suiza. Una evidencia del predominio de este sector en la próspera y pudiente nación alpina.

Pero, como revela una investigación global encabezada por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y por  OCCRP, este brillante éxito tiene su lado oscuro.

Documentos filtrados, obtenidos por los periodistas, identifican más de 18.000  de clientes extranjeros que ocultaron su dinero en Credit Suisse. Los registros distan mucho de ser una lista completa de los clientes del banco, pero brindan una visión reveladora de lo que esconde la cortina del secreto bancario suizo.

Más de 160 periodistas pertenecientes a 48 medios pasaron meses revisando los datos e identificaron que docenas de cuentas pertenecían a políticos corruptos, criminales, espías, dictadores y otros personajes turbios. No se trata de nombres desconocidos, una simple búsqueda en Google permitía muchas veces identificar sus fechorías. Pese a eso, sus cuentas, que en conjunto acumularon más de 8 mil millones, permanecieron abiertas durante años. 

Los clientes de Credit Suisse incluyen la familia de un jefe de inteligencia de Egipto que supervisó la tortura de sospechosos de terrorismo para la CIA estadounidense; un italiano acusado de blanquear fondos para la organización criminal ‘Ndrangheta; un ejecutivo alemán que sobornó a altos cargos del gobierno nigeriano a cambio de contratos en las telecomunicaciones; y el rey Abdalá II de Jordania, que tuvo una cuenta que alcanzó un pico de 230 millones de francos suizos (223 millones de dólares), mientras que su país recibía miles de millones de ayuda extranjera.

En Venezuela, élites acusadas de saquear PDVSA, la empresa petrolera estatal, movieron cientos de millones de dólares a cuentas de Credit Suisse. El dinero fluyó en un momento en el que las arcas públicas eran saqueadas, lo que precipitó el hundimiento económico que ha forzado a seis millones de personas a salir del país y colocó a otras muchas al borde de la hambruna. El banco mantuvo abiertas las cuentas de esos clientes venezolanos, incluso cuando su implicación en casos de corrupción había quedado expuesta en los medios.

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1 comentario:

  1. Pero, como revela una investigación global encabezada por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y por OCCRP, este brillante éxito tiene su lado oscuro.

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