sábado, 25 de agosto de 2018

ENDER ARENAS | Vivir con nostalgia

Hay muchas maneras de ordenar la vida, no solo, la propia, la personalísima vida de uno, sino también de las colectividades, de los países. Por ejemplo, el nuestro, ordeno su vida a través de una frase: “por ahora”, de allí en adelante el único tiempo que el país ha vivido es un presente continuo, como si de verdad el futuro haya dejado de existir, por eso, el chavismo, en versión de Maduro se ha tornado aburrido; todos sabemos que va a decir en la próxima alocución.

Pero ahora se trata de cómo ordenar nuestra propia vida, esa cosa cotidiana de gris en gris que comienza desde las mañana, que en verdad nos aburre pero nos brinda (nos brindaba) seguridad. Digo “ahora”, porque marca un régimen cuyo gobierno que se ha tornado duradero, casi eterno es insoportable e irrespirable.

He hecho un esfuerzo por volverme leve. Incluso en tareas terribles hoy día como eso de ir a poner gasolina en medio de enormes colas y sonreír a todos los que tocan la ventana del carro pidiendo alguna cosa para comer o, ir rumbo a la casa y, justo en la esquina de un hospital, camino a ella poner cara de asombro ante el ofrecimiento que hace una, creo que muchacha, pero bien pudiera ser un muchacho, que nos dice: “echemos un rapidito antes que llegues a la panadería de la esquina”. La prostitución también se ha convertido en una rutina en tiempos de escasez, inflación y de reconversión.

Me gustaría hacerme de una frase que se convierta en el centro de mi orden. Los chavistas durante mucho tiempo, en los de Chávez, acuñaron la de “Ser ricos es malo” la cual ha cambiado en tiempos de Maduro, por una que retrata al régimen: “terminemos de raspar la olla no vaya a ser que mañana…”, me gustaría una frase como la atribuida a Uslar Pietri: “Hay que sembrar el petróleo”, que es del carajo y como nos han jodido con ella.

La de Bolívar también es buena y constitutiva, dicha en su lecho de muerte:” si mi muerte contribuye a que cesen los partidos su lecho de y se consolide la unión yo bajaré tranquilo al sepulcro” o la gran frase sarcástica de Jesús: “Sobre esta piedra edificare mi iglesia”. Pero, de verdad, no se me ocurre ninguna que se convierta en paradigma no del país, jamás podría tener semejante pretensión. Este locutor no autorizado que soy yo no aspira a semejante cosa, solo quisiera ser el productor de una frase que pueda describir en un solo tropo mi orden.

Pero he hecho el intento de construir un eje, un centro, una especie de obsesión. Todos debemos tener una. He empezado por hacer un recorrido por mi pasado, porque si algo he acumulado es pasado y no logro, ni siquiera, encontrar un hilo conductor para ordenarlo. Me paseo por los libros que he leído, (algunas personas que admiro han ordenado su vida a través de lecturas realizadas, por ejemplo, Savater dice que Bertrand Russell ha sido, para él, su piedra angular), en mi caso, he leído pocos comparados con los que no he leídos, además, con pocas excepciones, “no han dejado huella en mi corazón”.

No he viajado mucho, yo diría que nada especialmente para alguien cuya mayor ambición es escribir y que ya con 60 años y pico no ha escrito una sola página en serio.

Qué cosas o con que cosas puede uno ordenar su vida, especialmente, sus recuerdos. No sé.

Aunque es bueno, aquí termino esta larga nota personalísima, decir que, sí, que tengo recuerdos que bien pudieron ordenar y constituirme como “alguien”: La separación de mi madre en dos ocasiones importantes, el nacimiento de mis hijas, mi divorcio, un acto rotundamente doloroso, porque me separaba de ellas, la aparición de Teresa, mi mujer. Si son recuerdos que me hablan de las miles de posibilidades vividas en una sola vida.

Pequeños recuerdos, no tienen nada que ver con el país, ni con Chávez, ni con Maduro, ni con la independencia del país, ni con la libertad ni la democracia, ni en la lucha contra la dictadura que nos mortifica, tampoco contra este paquete económico que no es económico y solo es un paquete, ni contra la vinculación del presidente con los hechos punibles cometidos en su relación con la Odebrecht, ni con los negocios denunciados por Ismael García de Diosdado Cabello, ni con la violación de los derechos humanos, ni con la quiebra de PDVSA, ni con la entrega del país a los chinos, rusos, iraníes y cubanos, tampoco contra la corrupción que se ha entronizado impunemente en los últimos 19 años. Gracias a todos los dioses del universo. Y sin embargo, este puto estado de ánimo que hoy me hace escribir esta nota tiene que ver con todo eso.

@RojasyArenas

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