martes, 15 de septiembre de 2015

Ofendidos nosotros - Xabier Coscojuela

Ayer vimos al presidente Nicolás Maduro indignadísimo por lo que había dicho su colega colombiano Juan Manuel Santos, lo cual nos extrañó bastante, pues del otro lado de la frontera no pierden la compostura fácilmente. Ellos son, por lo general, muy comedidos, por lo menos públicamente.

Dudamos, por supuesto, de lo dicho por el inquilino de Miraflores, a quien solo le pueden creer los que no lo conozcan, así que apelamos a Google para leer y escuchar con detenimiento lo dicho por el cachaco.

Vamos a aclarar que a nosotros no nos simpatiza Santos ni un poquito. Nunca lo consideramos nuestro "nuevo mejor amigo"... como otros por ahí -bueno, ya no por ahí. Le tenemos ojeriza desde que era ministro de Defensa de Uribe, otro personaje que tampoco es de nuestro agrado. Bien lejos con los dos.

Volviendo al tema, leímos y releímos, escuchamos y volvimos a escuchar lo que dijo Santos y en ninguna parte vimos ofensas, tal como dijo Maduro, "contra la historia de Venezuela, contra la revolución constitucional, legítima y popular bolivariana de Venezuela, contra el Presidente de Venezuela", según vociferaba el presidente del PSUV la noche del miércoles en cadena nacional de radio y televisión. Tal vez será que nuestros oídos están exageradamente escualizados pero no escuchamos tales ofensas.

Una consulta en la redacción coincidía con esta apreciación. Es cierto que aquí todos creemos en la democracia, en la tolerancia, en el respeto a las opiniones ajenas así no coincidan con las nuestras, en el progreso de Venezuela, es decir, que estamos muy distantes de las creencias y posturas del jefe del Estado endógeno, pero a la hora de oír, escuchamos a todos y no percibimos las palabras de Santos de la misma manera que las apreció Maduro.

Santos dijo que la "revolución" bolivariana se está autodestruyendo y nosotros coincidimos plenamente con eso. Lo malo no es que se esté autodestruyendo la revolución bolivariana, sino que están destruyendo el país con ellos, dejando sin futuro a millones de personas. Eso no es una ofensa, es una lamentable realidad.

Al Jefe de Estado colombiano se le ocurrió comparar la economía de ambos países. Ahí el gobierno de Maduro está tan raspado que ni números quiere dar. Dijo que la inflación allá era de un dígito y que en Venezuela andaba por 200%. Creemos que se quedó corto, lo decimos porque hacemos mercado. Afirmar eso no es una ofensa, en cambio sí lo es permitir que los precios suban como lo están haciendo en Venezuela. Esa es una afrenta para el bolsillo de los venezolanos, y el que ofende es el que manda desde Miraflores. Le recordó las expectativas de crecimiento económico y aunque muchas veces el crecimiento no se reparte como debe, sin que la economía crezca es imposible repartir. Y en Venezuela no crece. Decir eso tampoco es una ofensa.

TAMBIÉN SANTOS LE HIZO ALGUNAS PREGUNTAS A MADURO

Aquí van. "Que el Gobierno venezolano investigue, ¿quiénes son los que controlan el contrabando de allá para acá? ¿Quiénes son los que se lucran y cobran peaje? ¿Narcotráfico? Sí, somos el primer país productor de cocaína en el mundo, y estamos luchando y hemos luchado contra el narcotráfico y seguiremos luchando. Pero vayan y averigüen, ¿de dónde están saliendo los aviones cargados con droga?" Son preguntas a las que Maduro no respondió. Son respuestas que no solo espera Santos, sino la inmensa mayoría de los venezolanos que son ofendidos cuando ven que se llevan miles de toneladas de alimentos y otros productos para Colombia sin que nadie lo impida. O cuando salen 100 mil barriles diarios de gasolina -Rafael Ramírez dixit- sin que ningún uniformado se dé por enterado.

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