martes, 24 de septiembre de 2013

"El espacio público no puede estar sujeto a ningún tipo de control particular" /Johandry Hernández

Con el cierre de calles, la población no se percata que ella misma se está aislando de la ciudad. Foto: Archivo
Urge la suspensión de la ordenanza que permite el cierre de calles y urbanizaciones 

Abundan las urbanizaciones en Maracaibo que decidieron ponerle una reja a sus calles y convertir un espacio que antes era compartido, en una alcabala para supervisar quién entra y sale. Los vecinos de algunas zonas residenciales han decidido implementar controles de acceso a las calles como paliativo ante la inseguridad. Sin embargo, la ciudad se divide y fragmenta, lo que da la ilusión de que no existe una sola urbe ahora, sino muchas.

La Gaceta Municipal de Maracaibo aprobó, el 10 de junio de 2003, la ordenanza sobre los controles de acceso y vigilancia en los sectores de la ciudad. Siguiendo lo que dicta este cuerpo jurídico deben regirse todos los cierres de urbanizaciones en Maracaibo.

La visión académica de la ciudad confirma que no se pueden privatizar los espacios públicos ni impedir el acceso de personas: “A mí juicio, es completamente ilegal. El espacio público no puede estar sujeto a ningún tipo de control particular. Y si un espacio público se lo apoderan particulares y la Alcaldía lo permite, ese espacio debe estar bajo la administración de esa comunidad, ellos deben correr con los gastos de asfaltado, iluminación y recolección de basura”, puntualiza el director del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Arquitectura y Diseño de LUZ, Ramón Reyes. Aboga por una ciudad integradora, un espacio público democrático: de todos, para todos y donde se pueda hacer de todo.

La inseguridad no debe usarse como pretexto para la aplicación de la referida ordenanza, dice Reyes. “El gobierno local tiene que revertir el cierre o apropiación del espacio público, porque estas acciones muestran las fuertes presiones que proliferan en Maracaibo por adueñarse de espacios que deben ser de libre acceso para todos por igual. Estas manifestaciones de la ciudad se convierten en mecanismos de segregación y marginalidad”, advierte.

Quizás el asunto sea más complejo de lo pensado. La respuesta ciudadana ha sido amurallarse: desde los picos de botellas rotas en las cercas hasta las villas rodeadas por altos cercos eléctricos. Una consecuencia de la segmentación de Maracaibo puede verse en cualquiera de sus emblemáticas avenidas cerca de las horas pico. El congestionamiento vial aumenta a la par que se fragmenta más la ciudad. Esto, en una ciudad cuyo tejido ya es bastante desconectado, causa que se cierren todavía más las conexiones. Pero Reyes, quien también es doctor en Arquitectura, alerta que la población no se percata que ella misma se está aislando de la ciudad y terminan afectando al usuario incapaz de acceder a los espacios secuestrados.

Esta idea está tan arraigada en Maracaibo que hasta las conocidas “invasiones” se está levantando bajo el concepto de villa cerrada. “Me pregunto: hasta dónde esos patrones de ciudad formal se manejan inconscientemente para concebir la ciudad informal”.


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