Vos sabéis que. La Aduana de Maracaibo tiene sus orígenes desde los tiempos de la Colonia, cuando La Compañía Guipuzcoana comenzó sus operaciones por estas riberas del Lago.
Esta empresa montó sus instalaciones en nuestro Malecón en el año 1739, precisamente cuando Maracaibo era víctima de la piratería y las actividades ilícitas, que hacía de la suyas en las embarcaciones que partía hacia España, cargada de productos de mercadería y toda clase de víveres.
Su misión era eliminar el contrabando y la evasión fiscal muy común en esos días. Desde principio existió una aduana terrestre y otra marítima. Esta aduana funcionó en el viejo local de la Factoría, en la esquina de la calle Comercio con Urdaneta. La compañía Guipuzcoana dio paso al moderno Consorcio Aduanero Breuer Molle y compañía.
La Aduana de Maracaibo sufrió una brutal agresión cuando Guzmán Blanco, en agosto de 1874, decretó su traslado a la Isla de San Carlos. Al año siguiente convirtió al puerto de Maracaibo, en Puerto de cabotaje, trasladando las operaciones mercantiles a la Aduana de Puerto Cabello. Estas medidas alzaron a los maracuchos, y con toda razón.
Maracaibo tenía relaciones más fluidas con Curazao, Ámsterdam, Nueva York y Hamburgo que con Caracas. Bajo el liderazgo de comerciantes alemanes el puerto de Maracaibo se convirtió en el centro de acopio y distribución de la rica producción cafetalera de los Andes venezolanos y colombianos.
En ese entonces, para ir desde Maracaibo hasta Caracas, a menudo había que hacer escala en Curazao e incluso sacar pasaporte. Esta pujante autonomía económica es el telón de fondo de los decretos de Guzmán Blanco.
Con el trasladó de la Aduana al Castillo de San Carlos, se arruinó a muchas familias zulianas que vivían del comercio. Para humillar más al Zulia, degradó el Puerto de Maracaibo a un simple Puerto de Cabotaje y trasladó las operaciones mercantiles a la Aduana de Puerto Cabello.
Esto obligó a los productores y comerciantes del occidente del país a realizar sus trámites en el centro, fortaleciendo a Caracas y debilitando a Maracaibo. Pa’ que vos sepáis.
Crónica tomada de mi Libro Pá que vos sepáis.

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