Nadie
ha dicho que aquel jefe de campaña, que casi le arrebata el pírrico triunfo a
Nicolás Maduro, cuando se enfrentó a Henrique Capriles, ahora la tenga fácil.
No será cualquier conchita de ajo esta batalla que se definirá el domingo. Al
victorioso en dos elecciones a la Alcaldía de Barquisimeto y en dos comicios a
la Gobernación del Estado Lara, no le ha sido papayita tener que lidiar contra
un gobierno ventajista, y de paso, con un sector de la errática oposición, que
está jugando más a la derrota de Henri, que a la del propio Nicolás; tan solo
por el hecho de no dar su brazo a torcer, después de haber convertido el
endeble “Frente Amplio” en el simple Comando Mete la Pata.
Aquí nadie se está chupando el
deo. De sobra sabemos que, a Falcón, el Grupo de Lima, el Parlamento Europeo,
la OEA y el mismísimo Donald Trump, lo ven como gallina que mira sal. No podía
ser de otra manera, en cierta medida su candidatura le rompió el celofán, a
quienes en buena lid le estaban pidiendo una ayudaita para salir rapidito del gobierno,
eso sí, sin arriesgar un voto.
La candidatura de Falcón se
tornó irrevocable, no solo por las altas posibilidades de derrotar a su
principal contendor, sino porque Dios dijo “ayúdate que yo te ayudare”, y ese
es el punto. El problema con esta
dictadura es nuestro, y por eso habrá que explicarle al mundo hasta la saciedad,
que a Maduro no los dejan a nosotros, con votos llegó y con votos se va.
Lo de este domingo no será una
simple escaramuza, sino la madre de todas las batallas, y ellos lo saben. Por salir
de Maduro, desde la Asamblea Nacional, se le decretó un plazo de seis meses de
existencia, se apartaron de las elecciones de gobernadores, se solicitó
Revocatorio, se le declaró ausente y por no dejar, se volvió a la calle “sin
retorno” con el saldo conocido.
De manera que hemos llegados
al punto de las definiciones deseadas, con la paradoja más insólita en nuestra
historia política desde los inicios de la república. Quienes mas bregaron por
salir del déspota, de forma radical y extemporánea, llegado el día preciso,
alegando no tener un lecho de rosas para el combate, deciden no dar la pelea,
echarse a un lado y salir a confrontar a quienes nos hemos atrevido a asumir el
reto de sacarlo del poder.
De seguro Falcón terminará su campaña
en tierras de Guaros y Crepúsculos. Allí forjó su liderazgo y desde allí
sellará su compromiso de cambiar el país. Son mucho los retos emprendidos en
este breve y accidentado batallar. Este combate no se ha decidido todavía. Ahora
le toca a ese ejército de testigos electorales, vilipendiados, menospreciados y
disminuidos a priori, demostrar de que fibra estamos hechos los venezolanos.
Este domingo vamos cumplir con
nuestro compromiso, haciendo de cada centro de votación y cada mesa electoral
nuestra segura barricada. Vamos a cuidarle los votos a nuestro pueblo, que sabe
muy bien que esta será la única posibilidad en los próximos seis años de
cambiar el país, y hacer que los retos de Falcón se cumplan. Vamos todos a votar
y a defender nuestra victoria.
Este domingo vamos cumplir con nuestro compromiso, haciendo de cada centro de votación y cada mesa electoral nuestra segura barricada. Vamos a cuidarle los votos a nuestro pueblo, que sabe muy bien que esta será la única posibilidad en los próximos seis años de cambiar el país, y hacer que los retos de Falcón se cumplan. Vamos todos a votar y a defender nuestra victoria.
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