La crisis humanitaria en Venezuela se agudiza más y más al pasar los meses, y por supuesto, ni las cuantiosas sumas de dinero gastadas en campañas presidenciales ni las promesas del régimen “rojito” y los candidatos mejoran la realidad inhumana que están viviendo muchos venezolanos. Los aumentos de sueldo y la reconversión monetaria son acciones del régimen “madurista” a modos “de paños calientes” para tapar el gran problema inflacionario que vive el país, mientras que el venezolano se debate diariamente en los establecimientos de comida ¿qué voy a comprar hoy para comer?, ¿en cuánto está?, “no me alcanza el sueldo”, o se come o se lava la ropa”; en referencia a los productos que se deben comprar para el aseo e higiene personal.
De acuerdo a una entrevista realizada por el medio Infobae a Diosdada Pereira una viuda de 75 años, clase media, jubilada de la administración pública, la cual se encuentra en ese mencionado debate interno cada vez que va a el supermercado, al igual que muchos venezolanos, esta septuagenaria lucha día tras día por comprar alimentos que logren cubrir por lo menos dos comidas diarias; ante la situación producto de la inflación galopante consecuencia de la crisis económica.
Diosdada aseguró ante el medio con preocupación que: “El dinero no me alcanza para muchas cosas. La carne es incomparable, el pollo ya está en algunas partes en un millón 300 mil bolívares el kilo (el equivalente a $1.52 dólares a tasa de mercado negro). Todo está caro, el jabón ni se diga. La semana pasada estaba en dos millones cincuenta mil bolívares, casi que me da una crisis (soponcio) cuando lo vi en ese precio. Había cobrado la pensión y tuve que llamar a mi hijo para que me completara para poder comprarlo”.
“Por la pensión de mi esposo, como sobreviviente, me pagan cuatroscientos mil bolívares al mes ($0.47 dólares) y por la mía me dan quinientos mil ($0.58 dólares). Como te digo o, una cosa, compro pan o compro jabón para lavar. Las verduras son incomparables. Por un plátano te cobran doscientos mil, con ese poco de ceros estoy confundida”, agrega.
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Por si fuera poco la falta de ingresos la ha llevado a modificar su estilo de vida y alimentación. “Ya casi no puedo comprar queso, ahora compro a la semana 200 gramos y lo como de a poquito para que me rinda, ni siquiera puedo ponerle mantequilla porque es muy cara. En la mañana me tomo una avena o un café con pan tostado. A mediodía como, y como bien. Hago dos comidas buenas en el día para que no se me acabe tan rápido la comida”.
Aunque no es chavista, admite que observó que la situación comenzó a empeorar después de la muerte de Hugo Chávez. “Antes había medicinas, comida en los supermercados y uno compraba lo que quería. Aquel resolvía, este, Maduro, no resuelve nada lo que hace es empeorar todo cada día. La situación está tan grave en Venezuela que ya no podemos ni votar porque hasta los votos nos los roban. ¿Qué hacemos si ellos siempre van a ganar?”.
Diosdada, que vive en el este de Caracas, una zona que en el pasado era de alto poder adquisitivo sale del automercado que se encuentra surtido de mercancía, pero no la que conforma la dieta básica del venezolano, con tres productos en la mano, por los que pagó cuatro millones y medio de bolívares ($5.29 dólares) que además debe llevar sin bolsa porque por cada una le cobrar mil bolívares.
Cabe recordar que recientemente, el 30 de abril, Maduro anunció otro tortuoso aumento salarial, pasando a ganar mensualmente un salario mínimo integral de Bs. 2.555.500,00 bolívares, el equivalente a $3 de acuerdo a la tasa del mercado negro.
Sin embargo, pese al aumento, esto no genera ningún cambio en la adquisición de alimentos del venezolano que devenga un sueldo mínimo, ya que todos los productos de primera necesidad, por ejemplo, están por encima de los $4 (según dólar paralelo), es decir, que una persona que devenga un salario quincenal no podría comprarse jamás un kilo de queso, un cartón de huevos o, como muchos otros rubros primordiales, un kilo de carne; con la certeza de que al recibir a fin de mes el esperado bono de alimentación, la cantidad solo se reduce en la compra de alguno de los rubros mencionados. Pero esto no es todo, mensualmente, está entre una disyuntiva de “lavar o no la ropa”, la decisión puede disminuir la cantidad de rubros a comprar, así, una bolsa de cinco kilos de jabón para lavar ropa equivale a dos veces y media el salario mínimo de un venezolano.
Según la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional la inflación del mes de abril fue de 80,1%. La acumulada entre enero y abril de 2018 fue de 897% y la anualizada de abril de 2017 a abril de 2018 fue de 13.779%.
Para el economista Asdrúbal Oliveros el aumento de salario se diluye como sal en el agua sin medidas que frenen la hiperinflación. “El aumento de salario en Venezuela la gente lo necesita, es necesario. Sin embargo, sin medidas que ataquen el problema de la hiperinflación no se va a resolver nada y ese aumento, de alguna manera, se va a disolver y lo que va a generar es un incremento mucho más agresivo en los precios, por lo que las gente va a tener pérdida del poder adquisitivo. Porque los precios van a crecer mucho más rápido de lo que crecen sus sueldos”.
Con información de Infobae - Redacción Venezuela al Dia
Aunque no es chavista, admite que observó que la situación comenzó a empeorar después de la muerte de Hugo Chávez. “Antes había medicinas, comida en los supermercados y uno compraba lo que quería. Aquel resolvía, este, Maduro, no resuelve nada lo que hace es empeorar todo cada día. La situación está tan grave en Venezuela que ya no podemos ni votar porque hasta los votos nos los roban. ¿Qué hacemos si ellos siempre van a ganar?”.
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