La polarización se ha hecho un mecanismo al servicio de una hegemonía excluyente, bien en contrario a la inspiración gramsciana a la que dice arrimarse este régimen. Gratifica el empeño por destruir políticamente al que se queda fuera de un separatista "nosotros" armado ideológicamente.
Instala como reacción instantánea la reducción de la pluralidad a la rígida ubicación amigo/enemigo.
La polarización autoritaria, como la que vivimos, sustituye la política por la fuerza, destierra el diálogo y consagra divisiones artificiales. Usa al Estado como cabina de mando para controlar y someter a la sociedad. Actúa, criminalizando eldesacuerdo, para perpetuarse como mayoría.
Es una perversión del poder altamente tóxica para la democracia. Es decir, para la equidad y la solidaridad social.
En sus formas estables opera como un ventajismo de Estado que subordina al polo opuesto a buena parte de la agenda roja, le impone escenarios y busca provocar decisiones favorables al mantenimiento de la identidad y la integración deloficialismo. El punto es que los enchufaos botaron su eficacia de años y cuartearon su estabilidad.
Dos signos parecen indicar la alteración, debido al desfase entre esperanzas populares y fracasos de gestión, de lapolarización autoritaria. El primero es que el polo dominante entró en declinación. El segundo es que la agresividadpolarizadora se está disolviendo en los sectores populares.
Si la polarización favorece a quien tiene la hegemonía, ¿qué ocurre cuando se abre una disputa por cambiar su contenido? Es lo que está ocurriendo cuando las crisis rompen el largo encantamiento que la mayoría había comprado. A una apreciable porción de los sectores populares urbanos se le esfumó el espejismo del Robin Hood. Otra quiere salir del grillete socialistapopulista, pero teme perder lo que ha recibido y lo mucho que aspira recibir, aunque ahora dude si habrá maná y de dónde vendrá. En esas condiciones el ataque al gobierno en sus puntos más débiles y la impugnación al modelo que viene imponiendo a troche y moche deben cuidarse de no contribuir a que el oficialismo refaccione sus murallas resquebrajadas. El desafío consiste en atacar despolarizando, abriendo puentes al pueblo que observa desde la otra orilla.
La idea de plebiscitar las elecciones municipales es un filo de navaja.
Afortunadamente Capriles ha dejado claro que no es una medición hacia atrás, reviviendo temas, términos y contendores del 14 de abril.
Se refiere a cumplir un paraguas que proporcione vínculos en dos sentidos: activar los motivos para castigar las políticas antipopulares que están destruyendo al país y explicar las ventajas de un modelo alternativo de gestión local. La noción de plebiscito no repliega lo local. Más bien ayuda a potenciar al liderazgo colectivo que va a competir, a promover nueva ciudadanía en un modelo compartido de ciudad, a presentar soluciones a problemas concretos en cada municipio, a responder a las vocaciones, motivaciones y expectativas de la población local y a comunicar un discurso de innovación y pluralismo que prenda la emoción de futuro en un país democrático, socialmente avanzado y con una fuerte cultura cívica progresista.
La campaña es la gran oportunidad para vincular lo electoral al país real. El primer paso para recuperar a Venezuela desde ciudades de primera.
@garciasim
Como se trata de una votación que involucra a todo el padrón electoral, se la ve como un plebiscito pero no lo es.
ResponderBorrarEl Gobierno cree que plebiscitando la elección se va a beneficiar de su gestión de Gobierno, que no sé cuál. Y la oposición cree que evaluando una gestión que ha sido muy mala eso nos beneficia electoralmente, yo creo que sí, pero creo que también se van a evaluar gestiones locales.
ResponderBorrarLa polémica sobre si conviene o no llamar a, o convertir las elecciones del 8 de diciembre en, un plebiscito, parece estar fuera de la realidad política del momento, porque existen varios factores que lo hacen inevitable, estemos o no de acuerdo con su realización.
ResponderBorrarY aunque es cierto, por obvio, que los problemas locales deben tener prioridad en la agenda de los candidatos a las Alcaldías y a los Concejos Municipales, la mayoría sino la totalidad de esos problemas económicos y sociales tienen una raíz nacional.
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